“Electroteatro” de Corpoelec llevó risas y conciencia a trabajadores de la Casa del Artista

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Casa-del-Artista1En la mañana del miércoles 6 de abril llegaron a la sede de la Casa del Artista un grupo de trabajadores de Coropoelec, pertenecientes a la Unidad de Uso Racional y Eficiente de la Energía (UREE) de la región capital, con la intención de compartir con las trabajadoras y los trabajadores de la Fundación y enseñarles a hacer un uso eficiente de los equipos electrónicos de uso diario en la oficina.

Texto:  Prensa FCA (María Alejandra Hernández H)

Poco imaginaban los asistentes a esta actividad lo mucho que aprenderían en medio de risas, canciones y baile. Y es que esta no fue una charla tradicional de ahorro energético, sino una divertida y didáctica representación teatral en la que se mostraron algunos de los vicios más comunes en las oficinas y de qué forma debían ser modificados.

Liliana Aranguren, coordinadora de Electroteatro y Electromóvil, junto a Carmen Torres, Gerardo Narváez, Romny Bejarano y María Montaña se encargaron de realizar el montaje titulado Electroficina. Allí los asistentes conocieron a Liliana y Carmen, dos empleadas bastante particulares que en medio de su trabajo compartían historias personales, realizaban ejercicios que contrarrestaran las horas sentadas ante la computadora, intercambiaban regalos y hasta bailaban un poco.

Y es precisamente en medio de esa mirada curiosa a un día de trabajo de estas dos mujeres que los presentes observaron cómo se hacía un uso inadecuado de elementos como la cafetera y el microondas, el despilfarro de papel en impresiones innecesarias y el gasto de energía por dejar los monitores de las computadoras encendidas en períodos de descanso, por solo mencionar algunas actitudes de las mostradas en la representación. Al finalizar, las carcajadas y los aplausos retumbaron por toda la Sala Doris Wells. Algunos integrantes del equipo de la Casa del Artista admitieron entre risas que se reconocían o identificaban a alguien con actitudes y respuestas como las de las empleadas de la obra.

Creando conciencia en niños y adultos
Luego de la puesta en escena, Liliana Aranguren explicó que desde el 2009 se dedican a ir a los centros educativos con Electroteatro, para crear consciencia de una manera divertida y a la vez educativa.

“Llevamos a los colegios el personaje de doña Derrochadora junto a sus electrodomésticos, a los que ella utiliza de manera no adecuada. La obra es tan participativa que los electrodomésticos son los niños de las escuelas. Gerardo y María son el medidor, yo puedo ser un artefacto eléctrico pero son 8 en total. Disfrazamos a los niños, cada uno es un electrodoméstico. Nosotros les hacemos una breve introducción de qué es lo que van a hacer, porque en la obra no hablan, es puro gesto. Ellos salen corriendo, se tiran en el piso, empiezan a llorar y ella los utiliza. Los deja prendidos, abre la nevera mil veces, la deja abierta, la lavadora la usa para lavar una sola prenda… es un desastre”, afirma entre risas. Finalmente, los niños terminan aconsejando al personaje de cuál debe ser el uso correcto de los artefactos.

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Foto: María Fernanda González

Esto también se traduce en un efecto multiplicador, pues “los niños van a su casa con lo aprendido y muchas veces llegan los representantes al colegio preguntando qué pasó, porque los niños parecen unos guardianes”. Y es que como indica Aranguren, la obra les permite tomar conciencia y corregir hábitos de comportamiento, así como colaborar para que los mismos sean modificados en su entorno.

En cuento a la iniciativa de la Electroficina, explicó que ha sufrido modificaciones desde su versión original, pues anteriormente era tipo parrandón. “Nosotros éramos más, pero algunos se han ido, otros se han cambiado de unidad. Íbamos cantando piso por piso una pieza de Gualberto Ibarreto, María Antonia, pero Gerardo y Carmen la adaptaron y decía ‘Doña, doña, tú estás loca, déjate de esa manía, anda enciende la tv y ve el ahorro de energía’. Y le dábamos los consejos cantando a la gente”.

A raíz de la disminución de los participantes, se replantearon la estrategia y crearon la obra de teatro, ambientada en una oficina, lo que les permite tener una conexión con los asistentes. “De verdad, hemos tenido muy buena receptividad de las personas y se generan cambios. Cuando van a sus oficinas apagan las computadoras y están pendientes de desconectar los equipos que no usan”.

De esta forma, la Casa del Artista, conjuntamente con el apoyo de Corpoelec, reafirma su compromiso de continuar haciendo un uso racional y eficiente de la energía eléctrica, así como de convertir a cada uno de sus trabajadoras y trabajadores en multiplicadores de esta vital información.

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