Solo le pido a Dios, por Marco Sarmiento

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Una de las canciones más trascendentales que ha dado el repertorio latinoamericano es una plegaria hecha por un rockero. De la pluma de León Gieco, el tema “Solo le pido a Dios” reviste toda una amalgama de emociones que tocan la fibra humana. A pesar de que cuando la compuso le pareció “monótona y aburrida” por su ciclo armónico, el mensaje de la canción, la petición de León es un llamado a lo sublime, a no olvidar, a valorar y a trascender.

La primera estrofa habla del dolor. León parte de sí mismo y luego se increpa al plantear que la muerte no lo encuentre solo y vacío sin haber hecho lo suficiente. Luego, nos habla de la injusticia, que no debe parecernos ni sernos indiferente. Y seguidamente, trata acerca de la sumisión planteada por la tradición cristiana de “poner la otra mejilla” cuando una garra lo araña a ‘esta suerte’.

La canción, que no tiene coro ni estribillo, nos lleva rápidamente a otro concepto, el de la guerra. Y es allí donde refleja uno de los calificativos más sinceros de la composición: la monstruosidad de la guerra y la pobre inocencia de la gente. El cantautor argentino escribió esta canción en el año 1978 y apenas 4 años después, su país viviría al conflicto bélico conocido como la Guerra de las Malvinas.

La guerra “es un monstruo grande y pisa fuerte, toda la pobre inocencia de la gente”. Luego de la estrofa, repite esa oración como para reafirmar su mensaje. Una contundente verdad en tan pocas palabras. Con esa reiteración, la canción toma un receso lírico para envolvernos en su sonido musical, poderoso y sencillo.

Seguidamente, hay dos asuntos más para León: la traición y el futuro. Pide que el antivalor que se opone a la confianza no debe ser olvidado, porque si un traidor puede más que unos cuantos, esos cuantos no pueden olvidarlo fácilmente.

Y referente al futuro, pues, tampoco puede resultarnos indiferente. Lo que viene también es responsabilidad nuestra, del que está, de los que están, de los que estamos. Cierra su idea con el destierro, el exilio, la distancia de quien debe vivir y convivir una cultura diferente.

Sencilla y compleja. Bonita y melancólica. Clara y enigmática. Así es la plegaria de Gieco, que la escribió pensando en su rechazo a una serie de acciones y terminó siendo asumida como un himno colectivo para la esperanza y la dignidad de los pueblos latinoamericanos y del mundo.

La vigencia del Canto

La Canción no tiene fecha ni tiene caducidad. Y es allí donde el Movimiento de La Canción Necesaria, Urgente y Testimonial se diferencia de la producida por la industria del entretenimiento. En la Canción, así con mayúsculas, el hombre y la mujer va cantando su drama a lo largo del camino. Es la historia de la existencia humana. No obedece a modas ni a temporadas. Es un aliento vital de gran inspiración.

Canciones con mensajes del que contiene “Solo le pido a Dios”, tienen una correspondencia con lo que conmueve en todo momento. Fácilmente, la podemos usar como llamado a la conciencia por la pandemia que atraviesa el mundo. Este año 2020 debe dejarnos un profundo aprendizaje. La pandemia no nos puede resultar indiferente.

Este año que ya termina deja profundas huellas en nuestra historia. Ausencias, pérdidas físicas, seres conocidos, familiares, amigos que se quedan en el recuerdo ante un feroz enemigo que no podemos ver a simple vista, pero que está haciendo estragos de grandes proporciones. Y también, el reconocimiento a todos los que están luchando y arriesgando su vida para salvar la de todos. Eso tampoco nos debe resultar indiferente.

La Canción “Solo le pido a Dios” es una petición vigente porque nos invita a ser mejores seres humanos. Su verbo me hace evocar una frase de un tema de Silvio Rodríguez que dice “seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas”. Este momento nos requiere unidos, buscando todas las maneras de erradicar la pandemia. Ese debería ser nuestro principal objetivo global.

León Gieco, cuyo nombre de pila es Raúl Alberto Antonio Gieco, grabó en su cuarto disco de estudio una Canción para siempre. La obra está considerada entre las 10 mejores canciones del Rock argentino. Por eso, en mi último artículo de Canto de Patria Grande de este intenso año 2020, quiero parafrasear su canto y decir que: Solo le pido a Dios, que la pandemia no me sea indiferente, es un fuerte virus inclemente, que nos pide más conciencia de la gente…

En la ciudad de la cordialidad: San Cristóbal, estado Táchira

Diciembre 27 de 2020

@cantourgente

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Publicado por Luigino Bracci
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