El tamunangue es fiesta del pueblo

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El tamunangue es una manifestación de la religiosidad popular venezolana, declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2014. Misa, procesión, canto y baile hacen de esta creencia una mezcla, que expresa tanto la formalidad ritual de la Iglesia Católica como la manera de entender, desde el pueblo, la devoción. Por una parte, la liturgia, los sacramentos; por la otra, la fiesta popular, lo lúdico, lo pagano”, así define a esta tradición el cultor José Esteban Pérez.

Texto: TodosAdentro (Sergio Chapman Salcedo) 

-¿Por qué en principio se asentó en una zona en particular?

-Los viejos maestros de velorio relataban en sus cantos más o menos la siguiente historia: “San Antonio nació en Lisboa, predicó en Padua y África donde catequizó a los moros, vino después con la conquista, tambor en mano, llamando y convirtiendo a los indios”.

La creencia en San Antonio es universal. Lo particular en Lara es el tamunangue, que sin embargo se ha extendido a casi todo el país, incluso a Caracas.

Muchos estudiosos han intentado contestar esta pregunta. Hasta ahora solo hay deducciones con base a lo sabido: la llegada de los frailes durante la conquista, la conformación de cofradías dedicadas a símbolos religiosos -en El Tocuyo existía una cofradía dedicada a San Antonio de Padua-, la concesión que hizo la Iglesia para que tanto indígenas como africanos aportaran a las fiestas católicas su manera particular de celebrar.

Tambores, maracas, danzas indígenas y africanas se amalgaman unidas a instrumentos, cantos y formas poéticas de la cultura europea. Todo por la imposición de la creencia cristiana, aunque cada quien tenía en mente su particular dios.

Con el correr del tiempo la manifestación adquirió perfil propio, siendo la hibridez el común denominador. Ello dio pie para sugerir que de la Cofradía de San Antonio surgió el tamunangue, pero ¿por qué no en otros lugares, donde seguramente también había instituciones similares?

-¿Es válido celebrarlo en cualquier fecha?

-Hay dos momentos y formas para hacer el tamunangue. El primero, el 13 de junio, día del patrono y de la gran fiesta en cada localidad. El segundo es en cualquier época del año cuando las familias pagan promesas. Generalmente se realiza los fines de semana. Son fiestas más íntimas, reducidas primordialmente al entorno familiar y al vecindario.

-¿Cómo es el ritual?

-El día 12 por la noche inicia el velorio con salves –cantos de alabanza- para empezar y terminar, dirigidas por un maestro de canturía. Durante toda la madrugada, tonos y décimas relatan la historia del Santo. Al amanecer del día 13, luego de la misa solemne es llevado en procesión, con el canto de La Batalla, al lugar donde se bailarán los sones.

Durante el recorrido los batalleros realizan una especie de pelea con garrotes, todo delante del Santo. Los tamunangueros consideran este acto como un ritual de solicitud de permiso para dar inicio a la fiesta.

En el sitio del baile estará dispuesto un altar con el Santo y las varas para la danza, más delgadas y frágiles que un garrote, adornadas con flecos o flores de pabilo de varios colores. Se distinguen por el número de estas, cuatro para las damas y tres para los bailadores. En Sanare las mujeres no utilizan este accesorio y los hombres bailan con el mismo garrote que utilizan en La Batalla.

-¿Cuáles son los nombres y el orden de los bailes?

-Estos son el yiyivamos, la bella, la juruminga, la perrendenga, el poco a poco, el galerón y el seis figuriao. Para los curarigueños el primer son es la Bella.

Los instrumentos son los mismos en cada lugar; tambor tipo cumaco y cordófonos: Cuatro, cinco, medio cinco y requinto.

Hay variantes melódicas que distinguen a cada sitio y también el ritmo puede ser algo más acelerado, como en los casos de Barquisimeto y Sanare.

En la actualidad se baila tamunangue en casi todo el estado Lara, pero hay poblados que se han convertido en importante referencia como Curarigua, El Tocuyo, Sanare, Barquisimeto y Carora.

-¿Es modificable la vestimenta y coreografía?

-El tamunangue de hoy está muy influido por el turismo, el mundo del espectáculo y otros factores, al igual que la mayoría de las tradiciones. Esto ha hecho que se vaya transformando y resignificándose, lo que es muy natural en las culturas.

La estética ocupa un lugar preponderante. Para las generaciones que se relacionaron con él, desde comienzos de los años 70 en adelante, tiene una vestimenta, coreografía y música inmodificable. Aunque esta aparente rigurosidad es transgredida constantemente por sus mismos defensores, quienes se niegan a entender que una cultura varía constantemente.

El tamunangue es fiesta de pueblo. No es necesario uniforme o una vestimenta específica. Cada quien va a su manera. Debe ser sin restricciones. Hay algunas tradiciones, como la de los Diablos Danzantes, donde el traje es uno solo, pero en el caso del tamunangue no debe ser así. Sin embargo, los festivales folclóricos, las agrupaciones urbanas, los medios, han impuesto una nueva manera de vestir y de entenderlo. Ha surgido entonces el “traje tamunanguero” que consiste, generalmente, en un vestido largo de colores con alguna variación de diseños para las damas y en los hombres el liqui-liqui o el pantalón tipo kaki. También el bluyín con camisa blanca o a colores. Esto suma un elemento excluyente a la festividad. Si no tenemos la vestimenta pudiese ser que no nos permitiesen participar.

Trajes, coreografías únicas, grupos con nombres artísticos, el virtuosismo son reglas del espectáculo. Este y fiesta popular son dos conceptos antagónicos. En la comunidad de donde soy había un decir: “mientras más feo bailes, mejor”. Con esto expresaban la disposición a permitir la participación de todos, sin discriminación. No he sabido de otra filosofía tan incluyente como esa.

-¿Está en contra de los grupos tamunangueros?

-No estoy en desacuerdo con su existencia, al contrario, creo que cumplen una excelente labor de difusión. Contra lo que si me opongo es al traslado de las reglas del espectáculo a la celebración cuando estas restringen la práctica libre y espontánea de la gente de la comunidad.

-¿Qué lo motivó a ser cultor del tamunangue?

-Nací en una familia tamunanguera curarigueña. A comienzos de los años 1990 fueron parte de una migración masiva hacia Barquisimeto. Se instalaron en un caserío en los Valles del Turbio, en Titicare. Ahí cultivaron caña de azúcar, tradiciones y devoción. Mi padre escribía y cantaba velorios. Mi mamá fue bailadora de tamunangue y mis tíos y abuelos músicos tamunangueros.

El motivo es la tradición de familia.

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