Doña Bárbara lleva su historia de civilización y barbarie a lectores de Japón

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Foto: Cancillería

Una versión en japonés del clásico de la literatura venezolana Doña Bárbara, del novelista Rómulo Gallegos, ya está disponible para los lectores del país del sol naciente de la mano de la editorial Gendaikikakushitsu. Con esta publicación, las lectoras y los lectores de la nación nipona podrán adentrarse en el Arauca y conocer el conflicto entre civilización y barbarie protagonizado por la implacable terrateniente Doña Bárbara y el abogado Santos Luzardo.


Texto: AVN

La publicación se inscribe en la colección Los Clásicos de la mencionada casa editora y constituye una de las pocas obras del acervo literario nacional que ha sido traducido al idioma japonés.

El libro fue bautizado el pasado mes de febrero en el Instituto Cervantes de Tokio con la presencia de académicos y estudiosos de la literatura hispanoamericana; el embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Japón, Seiko Ishikawa; el profesor, Ryukichi Terao, traductor de la obra; el profesor venezolano Gregory Zambrano, impulsor del proyecto y principal colaborador; y el profesor Eizo Ogusu, acompañados por un grupo de diplomáticos de América Latina, estudiantes japoneses y amigos de Venezuela, reseñó una nota de prensa de la Cancillería.

El profesor Ryukichi Terao, traductor de la obra (centro); el profesor venezolano Gregory Zambrano, impulsor del proyecto y principal colaborador (izq.), y el profesor Eizo Ogusu acompañados por un grupo de Embajadores de América Latina. Foto: Cancillería

El trabajo de traducción de la obra fue todo un reto para el equipo editorial. El profesor Gregory Zambrano, académico venezolano residenciado en Japón, quien escribió para la obra un estudio introductorio y una cronología, dio detalles al respecto a través de sus redes sociales.

“En el caso del japonés es muy difícil, si no imposible, hacer lo que se llama traducción literal, porque el sentido del kanji (ideograma) es el de contener una idea, entonces el traductor debe buscar el significado más preciso que vierta no solamente la palabra sino la idea al japonés. De esta manera, el traductor debe hacer ciertas recreaciones o algunas elipsis que le permitan al lector comprender la idea lo más cercana posible a lo que el autor quiso decir. Y, además, tratar de conservar el ritmo poético que contiene obras literarias como la que nos ocupa. En este sentido, traducir también significa interpretar. Esto siempre es un reto para el traductor”, escribió Zabramo en su cuenta de la red Facebook.

“En el caso Doña Bárbara, no solamente es necesaria la transliteración de nombres extranjeros, en este caso los nombres propios o apodos, que deben traducirse en katakana (otro de los silabarios japoneses), sino también los apelativos que concentran en la palabra las características del personaje, por ejemplo, la ‘devoradora de hombres’, o el ‘brujeador’, cuya traducción debe dar la idea del papel que el personaje representa en la novela. De igual manera, el sentido que tendría en japonés algún refrán venezolano, el nombre de animales o ciertos árboles locales que no tienen equivalente en japonés, como el merecure”, refirió el académico.

Es así como esta obra, que tantos lectores hispanohablantes ha acumulado a lo largo de sus 89 años desde la primera vez que vio la luz, este año conquista un nuevo territorio.

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