En el marco de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), Luis Alberto Crespo atendió la invitación del grupo que realiza el tradicional martes de poesía que se celebra todas las semanas en la Biblioteca Pública Central (BPC) “Simón Rodríguez”, y les brindó la grata sorpresa de acudir con Pereira, su amigo y colega, con lo cual se desarrolló una tertulia muy especial.
Texto: Prensa IABNSB
“… La poesía no es sólo una referencia estética sino también una fuerza moral”
Gustavo Pereira
El tradicional martes de poesía que se celebra todas las semanas en la Biblioteca Pública Central (BPC) “Simón Rodríguez”, contó con la presencia de Luis Alberto Crespo, poeta homenajeado en la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) 2019, quien llegó en compañía de Gustavo Pereira, otro referente de la poesía venezolana, quienes compartieron con los asistentes sus pareceres y sentimientos sobre el oficio de escribir.
Este espacio íntimo que, de la mano del bibliotecario Alexis Rodríguez, se ha conformado en el lobby de la biblioteca caraqueña desde hace más de cuatro años, se ha convertido en una cita imperdible para los amantes de la poesía, quienes en ocasiones disfrutan de la presencia de laureados poetas o de invitados especiales, que llegan a compartir con el grupo su gusto por la poesía, único requisito para integrar el “Grupo Martes”.
Este martes 12 de noviembre no fue la excepción, y en el marco de la Filven, Luis Alberto Crespo atendió la invitación del grupo, que desde algunos martes atrás, habían venido deleitándose con sus libros y preparándose para el encuentro con el poeta, quien les brindó la grata sorpresa de acudir con Pereira, su amigo y colega, con lo cual se desarrolló una tertulia muy especial.
Ambos compartieron sus impresiones, sus conceptos personales acerca de lo qué es la poesía, de cómo, para qué y para quién se escribe. Al respecto, Crespo afirmó: “Cuando uno publica, muchas veces lo hace por vanidad, normalmente los grandes poetas han sido silenciosos o silenciados. Es el lector quien realmente escribe el poema, uno no sabe para quién escribe, pero el lector es el que le da el significado. La poesía estará siempre incompleta si no es leída, por eso es necesario que el lector complete el texto”.
Por su parte, Gustavo Pereira expresó: “La poesía es un servicio público que se hace en la intimidad, es un acto de amor. La poesía se puede disfrutar a cualquier edad. Yo vengo poco a Caracas, pero cada vez que lo hago recibo un baño de amor; hoy por ejemplo, es para mí un honor compartir esta invitación con Luis Alberto Crespo, y percatarme de que nuestros libros se leen y están presente en ustedes, en este espacio de lectura y poesía”.
Sobre la recurrencia del tema de la sequía, la aridez, las espinas y los caballos en sus poemas, Crespo comenzó a evocar su niñez y lo duro que fue la separación de su tierra natal (Carora, estado Lara). Recordó con profunda tristeza ese momento en el que estaba jugando y le dijeron: “Te vas con tío a estudiar a Caracas”.
“Los teóricos dicen que la poesía requiere de una carencia, de una herida, una lástima… Y yo les doy la razón, en mi caso tengo que aceptar que fue así, yo todavía tengo la ilusión de que sin moverme avanzo, pero la motivación inicial está inmóvil. Esa ruptura con mi tierra, una tierra ocre, desnuda, una espina, eso fue lo que vi antes de irme y ese momento me invita a tenerlo siempre presente”, reflexionó.
Con la calidez humana y la sensibilidad que le caracteriza, siempre con las emociones a “flor de piel”, Luis Alberto Crespo describió su tierra, estableció comparaciones entre la casa que estaba en sus recuerdos y como la veía años más tarde. Con la mayor generosidad compartió con los presentes sus añoranzas.
“A mí me ha tocado añorar una tierra flaca. Ya no es tan grande ese patio que me parecía inmenso. La poesía tiene un ojo distinto, porque es el ojo de la memoria, de los recuerdos… En mi lejana infancia recuerdo una cabra, una tuna y muchos blancos, tal vez la cal de las casas… Fue un lugar que se me interrumpió, yo todavía siento ese dolor, fue como un desgarramiento cuando me sacaron de Carora, veía hacía atrás la carretera, y en cada curva yo sentía que mis afectos se me perdían, se me alejaban cada vez más”, confesó el poeta.
Ese duelo permanente, ha sido sin duda, la fuente de inspiración de la extraordinaria producción escrita de Luis Alberto Crespo. “Todo lo que yo dejé cuando me iba, quedó plasmado con una gran nostalgia en mi primer libro (Si el verano es dilatado). Yo necesito siempre ver el ocre del yabo, al cují que le da la forma el viento. Puedo pasar infinitamente por esos lugares, pero siempre será la primera vez, y me digo: yo tengo una tierra y me siento seguro de tener un lugar. Y de allí llego a ‘Aquello puro’, como una forma de reencontrarme con mi pasado y de reconstruir lo que quedó fracturado”.
La tertulia contó además con la declamación de poemas de Luis Alberto Crespo, por parte de los integrantes asiduos del “Grupo Martes”, entre quienes destaca Juan Mijares, un ávido lector de 104 años, residente de El Cementerio. Y para finalizar la actividad, la directora de la biblioteca, Miriam Plaza, compartió con el poeta algunos textos escritos en marca libros, que los pequeños lectores, visitantes de la Simón Rodríguez, habían escrito para él.