De cuando San Juan me dio la oportunidad de promoverlo

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Este es uno de los miles de testimonios de la energía que trasmite esta celebración. Cuando ejercí el cargo de Coordinación de Tradiciones en las Escuelas Municipales de Distrito Capital, conjuntamente con el equipo de docentes del área planificamos realizar las manifestaciones que se organizan en las parroquias caraqueñas por Distritos Escolares, correspondiéndole al Distrito 1 trabajar con San Juan en forma amplia (cada año una región).

Texto: Prensa FMC

La metodología era elegir por sorteo la zona y la escuela que por un año sería custodia del santo y organizador de la su fiesta. En consejo de directores se realizaba dicha rifa y por tres años consecutivos, San Juan se quedó en la Escuela Páez.

El primer año que llega a esta escuela, su Director profesaba el Evangelio, sin embargo, esto no fue impedimento para realizar la manifestación que, según la evaluación del equipo de trabajo, toda la producción y logística del evento fue excelente.

Para el segundo año, con un nuevo equipo directivo, al momento del sorteo la directora de turno expresó: “espero que no me toque” y para su sorpresa le correspondió seguir siendo custodia de San Juan. En esta ocasión, el equipo de docentes del área de manifestaciones contempló la ejecución de los talleres de devoción, elaboración del altar, canto, danza y percusión a toda la comunidad escolar.

Durante el taller de devoción pasamos por una experiencia inolvidable. Trabajábamos con niñas y niños de educación inicial y le realizamos la siguiente pregunta: ¿cómo les va con nuestro amigo San Juan? Una de las participantes nos respondió con carácter: “San Juan es más que nuestro amigo”, al momento de pedir que nos explicara el porqué de esa afirmación, la niña, con toda la inocencia de la edad, nos respondió: “desde que San Juan está con nosotros la escuela no la roban y nuestros maestros se ríen más”.

En ese momento nos enteramos que los niños tenían un orden diario para hablar con San Juan y que parte de su merienda diaria se la entregaban a la imagen del santo; le ponían caramelos, galletas, tortas, pan, flores, entre otras cosas. Nosotros pensábamos que eran los colegas docentes los que tenían esa delicadeza y resultó que eran los niños y niñas en agradecimiento.

Para el tercer año la Directora decide ser la última en tomar el papelito del sorteo y ¿qué tal? ¡Pum! le queda el que tiene el nombre de San Juan nuevamente, celebrando la manifestación con total éxito.

Al cumplir un nuevo año, le corresponde a la Escuela Simón Rodríguez. Júbilo en el personal directivo que en el acto empieza a llamar a su escuela para darles la buena nueva e iniciar las acciones para la celebración de la fiesta y el recibimiento del santo.

Cuando llega el día en que los niños y niñas de la Escuela Simón Rodríguez van a buscar a San Juan en la Escuela Páez, fue como el Encierre de San Juan que se lleva a cabo en Curiepe; los niños y niñas que salieron a despedirlo empezaron a llorar y nos contaron que casi en masa se fueron a la Dirección del plantel e interpelaron a la Directora diciéndole que porque había permitido que se llevaran al santo.

Desde ese momento quedó con la tarea de buscar un San Juan que reemplazara al que los niños extrañaban; de hecho, se encontró una imagen de San Juan Viejo, pero los niños la rechazaron diciéndole que ese no se parecía a ellos, porque la imagen que paseó por la escuela era la de San Juan niño.

Y qué decir de lo que pasó en la Escuela Simón Rodríguez, donde se quedó por dos años. La organización del personal de esta escuela recibió a San Juan con un pasacalle de banderas por corresponderles el de Santa Lucia, con la fortuna de contar con la presencia de la cofradía de la localidad trayendo consigo a El Caminero. Todos celebraron juntos tan maravillosa oportunidad de venerar al bienaventurado.

Estas son algunas de las experiencias más significativas por las que pude pasar durante mis años de trabajo, regalo invaluable de la vida que disfruto desde mi jubilación y las comparto, porque contar lo que sucede en las comunidades se convierte en un libro, sin fin, de anécdotas y reflexiones sobre la energía de nuestras manifestaciones tradicionales populares, de cómo ellas nos ayudan a construir patria, a generar sentido de pertenencia e identidad nacional.

Publicado por Angie Vélez
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Fundación Misión Cultura
Fundación Misión Cultura
4 años atrás

El texto es de la profesora Emma Pérez, investigadora cultural de la Fundación Misión Cultura.