Entrevista a Ernesto Villegas Poljak, periodista revolucionario venezolano, exministro de Poder Popular para la Comunicación e Información del presidente Chávez y el presidente Nicolás Maduro y actual ministro del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, dialogó con Correo del Alba a finales de febrero sobre la actual coyuntura política venezolana
Texto: Correo del Alba (María Fernanda Barreto)
Desde su opinión de militante revolucionario, ¿Qué sucedió el pasado 23 de febrero en la frontera venezolana con Colombia?
Simplemente fracasó un capítulo del guión golpista puesto a andar por el señor Trump y la partida de fanáticos ultraconservadores que hoy dominan la política exterior estadounidense.
¿Y lo percibe como una victoria muy importante, definitiva o sólo es el triunfo en una batalla?
Es una combinación de todo eso, una batalla muy importante.
¿A qué cree que se debieron las caras de decepción de Almagro, Guaidó, Duque y Piñera que circularon por las redes sociales los días siguientes?
Bueno, ellos esperaban que los militares venezolanos se comportaran como una mercancía y que atendieran su llamado a incumplir su juramento de respeto a la Constitución y no lo lograron.
Como actual ministro de Cultura, ¿a qué atribuye el hecho de que, a pesar de toda la inversión que ha hecho el Pentágono para entender la cultura venezolana y desarrollar operaciones psicológicas en contra de la Revolución bolivariana, no han logrado fracturar la cultura venezolana y subordinar realmente al pueblo a sus intereses?
Creo que cuando acá en Venezuela usamos la consigna “Chávez vive, la lucha sigue”, estamos también describiendo un cuadro cultural del país. Chávez despertó la consciencia de millones de seres y no lo hizo desde la nada. Venezuela se distingue porque aquí no solamente nació Simón Bolívar, sino que aquí floreció el movimiento independentista que estremeció los cimientos del Imperio español, y siendo además una muy modesta Capitanía General, salió de sus fronteras para completar lo que otros patriotas desde sus respectivos territorios no podían hacer solos. Esa herencia libertadora, antiimperialista yguerrera es traída al presente por Chávez cuando evoca al pensamiento bolivariano.
Personalmente, como periodista cuestionaba mucho en su tiempo a Chávez por tener alocuciones públicas muy extensas. Si hubiera sido su asesor, quizás erradamente le habría sugerido no sobreexponerse, pero vistos los resultados me he convencido de que Chávez no tenía alocuciones típicas de un político, sino que era una prédica descolonizadora, pedagógica.
Él estaba realmente conversando con su pueblo, no estaba haciendo un programa de televisión. Si cualquiera hubiera diseñado un programa de televisión con una persona hablando ocho horas frente a una cámara, se habría propuesto que ese programa fuera mucho más corto y de otras características. Pero Chávez no estaba haciendo un programa de televisión, estaba visitando los hogares venezolanos y le hablaba a los invisibles, a las invisibles; por ejemplo, a las mujeres cabeza de hogar. Chávez se convirtió en el marido de muchas mujeres, en el padre de muchos niños y jóvenes, Chávez se convirtió en el guía espiritual, el líder político, el jefe militar, en el gran concientizador y la prédica de Chávez está aún viva en la calle, con la gente, incluso en una porción de aquellos que hoy se oponen al Gobierno del presidente Maduro hay una fuerte influencia del discurso chavista.
Hay esfuerzos explícitos de la derecha por mimetizarse y apropiarse de los símbolos del chavismo, algunas de las ideas-fuerza que ahora utilizan provienen de esas ideas provenientes de la propuesta revolucionaria chavista.
Chávez logró unir además –y no en forma circunstancial, sino programática– a la izquierda tradicional con el estamento militar, rompiendo con ese mito de la separación irreconciliable entre militares y fuerzas de izquierda.Unió a los creyentes de distintos credos religiosos rompiendo con dogmas tradicionales, es decir, logró construir un bloque histórico que hoy está vivo, por eso los planes del imperialismo suelen chocar con una muralla demasiado firme.
Por supuesto, eso no quiere decir que no han hecho mella. Uno ve con preocupación ciertos signos culturales en Venezuela que preocupan, tales como la reivindicación de algunos símbolos del capitalismo, sus superhéroes, la bandera norteamericana, la inclinación de algunos compatriotas por la intervención militar extranjera, una violencia criminal y política que no era típica de Venezuela, el bachaquerismo, la búsqueda de la ganancia fácil y exorbitante con base en la necesidad ajena, esas son regresiones. Hemos visto el florecimiento de las más nobles conductas al lado de las más aborrecibles, lo que es un fenómeno lamentable, pero que es inevitable cuando se hacen revoluciones verdaderas.
¿Y ahora qué cree que viene para Venezuela? ¿Se acaba la amenaza o continúa?
Seguramente la amenaza recrudecerá y adquirirá otras formas. El imperialismo nunca se detiene. Trump se ha enamorado de Venezuela. Quién sabe si en eso hay algún resabio de su relación con Alicia Machado.
Estamos ante un nuevo intento de reconfiguración continental. Una mezcla de Doctrina Monroe de “América para los americanos”–que ellos explícitamente reivindican–, con esta nueva confrontación con las grandes potencias, China y Rusia, y están tratando de consolidar a todo el hemisferio bajo la égida estadounidense. Es decir, es posible que haya una mezcla de causas para que el señor Trump se haya enamorado de nuestro país.
Cuando menciono a Alicia Machado lo hago deliberadamente, porque es probable que el señor Trump, que proviene de esta industria del espectáculo, tenga una idea muy equivocada de la humanidad toda, del valor del ser humano en general, pero también del pueblo venezolano en particular.
Este pueblo no es una partida de individuos que aspiran la fama y la gloria trivial de un concurso de belleza, este pueblo tiene dignidad, y esa simple palabra, muchos como Trump, no la conocen.
Recientemente, en la Asamblea Internacional de los Pueblos que se desarrolló en Caracas, y en distintas actividades que se han desarrollado los últimos días en el mundo ha podido verse como parte importante de la opinión pública mundial comienza a cerrar filas con Venezuela. ¿Qué opina de esto?
Bueno, te confieso que estoy sorprendido. A Venezuela la han colocado en el centro del interés mundial. Si este experimento revolucionario venezolano fuera tan débil y fracasado como dicen, ¿qué necesidad tendría el imperialismo norteamericano de meterse aquí sin ningún recato? No le basta con financiar a los partidos políticos de la oposición, ni con bloquearnos económicamente sino que incluso están colocando sobre la mesa la opción de una intervención militar extranjera. ¿Qué será lo que nos hace tan peligrosos? ¿Por qué nos dedican tanta atención? Alguna cosa estaremos haciendo, alguna cosa significa Venezuela para los pueblos del mundo que a estos actores les resulta tan apremiante ponerle fin a este “mal ejemplo” que estamos protagonizando.
Creo que con estas agresiones ellos también reflejan una gran debilidad interna. Lo que está sucediendo en distintos países de Europa con algunos movimientos antisistema que tienen una expresión en un populismo de derecha, lo que pasa en Estados Unidos con el propio Trump, que gana al ponerse al frente de un movimiento de opinión en cierto sentido anti político y es posible que él mismo sea expresión de unas fuerzas subterráneas que se mueven en Estados Unidos, que ponen en cuestión el modelo norteamericano actual. Y eso de que el propio Trump diga, “los Estados Unidos nunca serán socialistas” pues lo hacen a uno dudar. ¿Por qué lo dice? ¿Quién se lo está preguntando?
¿Tendrá que ver con Bernie Sanders?
Quién sabe, ya Sanders hizo unas declaraciones infelices sobre Venezuela y el caballo de Troya pseudo humanitario. Puede que se refiera a otro factor aún más antisistema. Pudiera darse en Estados Unidos un estremecimiento, como viene sucediendo en el mundo entero, porque el sistema capitalista tal como está funcionando hoy no es viable.
¿Cree que el pueblo y el Gobierno venezolano están en capacidad de continuar resistiendo a la arremetida imperialista?
Es que no hay otra opción que resistir. Como decía José Félix Ribas, “no podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer”, entonces no podemos optar entre “resistir o no resistir”, porque lo otro es morir o vivir indignamente, que no es vivir.
Hay una frase que le he escuchado decir en varias ocasiones cuando se dirige a la comunidad internacional que visita Venezuela: “Si no nos comprenden, por lo menos no dejen de querernos” ¿Qué significa exactamente esta frase?
Digo que no dejen de querernos porque querernos es una manera de quererse a sí mismos. Cuando las fuerzas progresistas, revolucionarias o de izquierda caen en la trampa del aparataje mediático transnacional, comienzan a fijar posturas de distancia con la Revolución Bolivariana y empiezan a llevarle agua al molino de la operación imperialista contra Venezuela, se empiezan a desdibujar a sí mismas y se empiezan a negar a sí mismas la posibilidad de plantearse una transformación verdaderamente revolucionaria, progresista yhumanista en sus respectivas sociedades, porque esos centímetros de distancia que comienzan a tomar, terminan por convertirse en kilómetros a la vuelta del camino y después es muy difícil salir de allí. Miro a Colombia y veo algunos ejemplos de esto. Bienvenidas las rectificaciones, pero sería mejor que no fueran necesarias, sino que hubiera coherencia. Vemos la coherencia de López Obrador que no tiene afinidad ideológica con la Revolución Bolivariana, no se declara socialista ni revolucionario, pero tiene una característica consustancial a las mejores tradiciones del pueblo mexicano, que es la dignidad.
Es muy triste que para poder hacer política en otros países uno de los requisitos sea atacar a Venezuela. Es más o menos lo que en algún tiempo pasó con la Cuba de Fidel, que errores habrá cometido, pero atacarla era hacerle juego al imperialismo norteamericano, que además hoy ya claramente dice que luego de atacar a Venezuela iría por Cuba y Nicaragua.
Para finalizar, nuestra revista Correo del Alba se edita en Bolivia y Venezuela, pero también se dirige a los países del Caribe que han jugado un papel muy importante en la defensa de Venezuela en el escenario internacional. ¿Qué mensaje final podría dirigirles?
Bueno, le doy las gracias al pueblo y al Gobierno de Bolivia y a los pueblos y gobiernos del Caribe que han sido ejemplos de dignidad ante las presiones más abyectas de parte del imperialismo norteamericano, por esa actitud valiente que han tenido de solidaridad, en defensa del derecho internacional público, del multilateralismo, de los principios básicos de la convivencia internacional como son la no injerencia en los principios internos de los países y el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Eso nos llena de mucha fuerza. Muy valioso es que estos países hermanos hayan tomado esta postura a todo riesgo.
El proyecto bolivariano que el comandante Chávez impulsó inspirado por el Libertador Simón Bolívar incluye a los países del Caribe. No los ve como unas islas para vacacionar, para extraer de ellas un tiempo de placer y luego lanzarlas al olvido, sino que los reconoce como naciones dignas que merecen el respeto del mundo entero. Por eso la importancia de esa actitud valiente y la lección que están dando.
Para despedirse, ¿cabría decirle a la izquierda del mundo y particularmente a los pueblos de nuestra América “que si no nos comprenden…”?
Si no nos terminan de comprender, que al menos no nos dejen de querer. A veces es difícil interpretar los asuntos tan complejos que suceden en el mundo actual, sobretodo en estos tiempos en que se pretende que los pueblos se hagan una opinión en apenas fragmentos de segundo sobre la base de realidades virtuales o digitales que pretenden una simplificación extrema de los asuntos complejos que atañen a la humanidad.
Lo que debe distinguir a las organizaciones, académicos, líderes y activistas políticos que pretenden una situación distinta para sus pueblos es no comportarse igual que los políticos del marketing, no comportarse igual que las organizaciones políticas de bolsillo, que las franquicias que el capital impulsa en distintos países. Si son genuinamente revolucionarios, progresistas o humanistas no deben caer en esa trampa, porque hoy es Venezuela, pero mañana pueden ser ustedes y nosotros seremos solidarios con ustedes aunque no los comprendamos, porque los queremos, los queremos irremediablemente.