“No me vayan a dejar solo” le pidió nuevamente el Presidente Nicolás Maduro al pueblo este viernes. “Esta lucha es por la paz”, destacó
Texto: CiudadCCS (Marlon Zambrano / Fotos: Jesús Vargas)
Cuando el candidato a la reelección y presidente Nicolás Maduro, empezó a hablar, a la 1:30 de la tarde en El Vigía, estado Mérida, ya se habían desmayado 63 personas, en su mayoría mujeres y sobre todo adolescentes que enseguida eran atendidas por funcionarios bomberiles en un centro de auxilio improvisado, a un costado de la tarima.
No es un dato al azar: el calor es célebre en esa población del occidente del país, a 55 kilómetros de la capital merideña, donde el viernes la temperatura rondaba los 33 grados centígrados y la humedad era del 73%, generando en su conjunto un baño sauna al aire libre.
Horas antes, a las 4:40 de la mañana, se registró un sismo de 4.7 grados con epicentro en Morón y con impacto sobre Valencia, Maracay y Caracas; y cinco días antes, tembló hacia el norte merideño sin víctimas ni daños materiales de importancia.
Eso no le impidió a Maduro hacer su entrada por la avenida Bolívar, en pleno centro de la ciudad, luego de haber inaugurado el hospital central Hugo Chávez de El Vigía, con recursos provenientes de las inversiones en Petros, un dato poderoso en medio de la despiadada guerra económica.
A la fecha, según anunció en la continuación de la agenda electoral que arrancó el lunes pasado en el estado Bolívar, se han captado 3.300 millones de dólares en un mes por ese concepto.
El dato lo blandió con fuerza como un espadachín, contrastándolo con la oferta de su contrincante, Henry “Faltrum” como lo llamó insistentemente, quien propone en su programa electoral dolarizar la economía.
Acompañado
“No me vayan a dejar solo” le pidió nuevamente el Presidente al pueblo. “Esta lucha es por la paz”.
“No lo vamos a dejar solo” respondió con anticipación Olga Oviedo, una activista feminista del Frente Francisco de Miranda que enarbolaba desde temprano junto a Helena González, una llamativa pancarta que no dejó indiferente ni a Darío Vivas desde el estrado, mientras anunciaba el inminente arribo del candidato con su acerada voz de trueno. “Cuando una mujer avanza, no hay hombre que retroceda” decía el cartel escrito a mano.
“Nosotras lo apoyamos, pero queremos su apoyo también para la comunidad de Río Perdido Centro y Bajo, municipio Obispo Ramos de Lora; no que nos dé todo pero sí que nos dé un avance para nosotras trabajar en proyectos de comunidad, ¿cómo? En costura, tejido, muñequería, repostería, nosotras como mujeres queremos seguir adelante, de la mano con él”.
Mientras personal de seguridad lanzaba como misiles de plástico botellitas de agua para aplacar la sed, los habitantes de El Vigía, Cruz de Mora, San Juan, La Azulita, etc., alzaban la mano para seguirle el ritmo a la canción que se ha impuesto como eslogan desenfadado en medio del momento crítico de la economía que vive el país: “Sube la mano panita, baila al son de nuestra pista, porque vamos a ganar”.
En defensa del proyecto revolucionario, el primer mandatario nacional exhibió desde el podio el Plan de la Patria 2025, la propuesta surgida a partir de las distintas expresiones de organización popular para encausar al país, y que sólo será posible, según consideró, si se alcanzan al menos 10 millones de votos en los comicios del domingo 20 de mayo.
“Ay señor, súbame allá arriba con usté. Diga que soy su esposa y que estaba perdida” me suplicó una muchacha que presumía que constituía un privilegio estar montado sobre la tarima de prensa, abarrotada de fablistanes buscando los mejores ángulos para las cámaras, a rin pelado y debajo de ese chichón de sol.
Coro abrumador
Aunque uno esperaba un hervidero (si en Mérida hacía calor, en Falcón nos derretiremos), la brisa fresca de la Sierra nos permitió tomar oxígeno, mientras el presidente Maduro le ofreció al gobernador Víctor Clark 500 millones de dólares en Petros para reactivar la Zona Económica Especial de Paraguaná.
En la calle 4 de Cruz Verde, en Coro, el mandatario reveló algo que no sabíamos: su abuelo por parte de padre era de origen holandés y arribó desde Aruba y Curazao a Venezuela a través de Falcón. Los Maduro llegaron en el siglo XIX, y eran de origen judío.
Impactado por la imponente imagen de la avenida abarrotada de gente, sobre todo jóvenes en una colorida multitud que se desplazaba al azar como movida por una mano invisible, Maduro ofreció que así como prometió la paz con la Constituyente y cumplió, si resulta vencedor el 20 de mayo, traerá al país la prosperidad económica.
Hizo hincapié en las diversas amenazas de Henry Falcón que giran en torno a eliminar el Carnet de la Patria, entregar el país al Fondo Monetario Internacional y eliminar la Gran Misión Vivienda Venezuela, y seguidamente ofreció para la entidad completar 100 mil viviendas rumbo a la meta de los 5 millones de hogares en todo el país.
Antes de dejar la tarima con la guachafita que arma el bandón integrado por Hany Kauam, Los Cadillacs, Oscarcito, El Potro Álvarez, Omar Enrique y hasta Winston Vallenilla, el candidato del Frente Amplio de la Patria entonó, con autorización de la familia de Alí Primera presente en la tarima, el tema José Leonardo que parafraseó: “José Leonardo fue, sudor de negro y cacao, cuando batía el melao, para echar al español, que después se volvió gringo, y de aquí lo echamos hoy”.
De salida de aquella doble jornada que continuará mañana en Anzoátegui y Lara, y con la voz más molida que nunca, Vallenilla estableció una verdad inobjetable: “coño, el sonido de verdad siempre es una mierda… quedé afónico”.