La vida de grandes personajes de la historia venezolana ha sido llevada a la gran pantalla como forma de brindarles un homenaje por su legado histórico. Así, Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Maisanta, Cipriano Castro y Ezequiel Zamora, entre otros, han sido revividos entre luces, cámaras y acción. La lista de personajes emblemáticos es larga, sin embargo la productora nacional Villa del Cine, especialista en filmes de época, se encuentra en una ardua labor con el fin de enaltecerlos. El último seleccionado fue el poeta cumanés José Antonio Ramos Sucre, considerado uno de los escritores e intelectuales más destacados de la literatura venezolana.
Texto: CiudadCCS (Alberto Cañas)
El material será un corto documental que se aproxima a su obra poética con metáforas visuales. Los encargados de la dirección son los hermanos Luis y Andrés Rodríguez, autores de obras como Hijos de la sal y Brecha en el silencio.
Durante tres semanas de trabajo, los directores, junto al equipo de producción y los actores, se instalaron en la ciudad de Cumaná y finalmente en la península de Araya para realizar las grabaciones en las diversas locaciones seleccionadas.
La iglesia Santa Inés, la capilla de Santa María de la Cabeza, la casa de Ramos Sucre, el Castillo de Cumaná y el río Manzanares fueron las locaciones de Cumaná; luego se movilizaron a la península para grabar en La Salina, el desierto y el castillo de Araya.
El trabajo de los hermanos Rodríguez destaca por una presentación del cine un poco más artesanal, enfocado en pequeños detalles, buscan expresar visualmente un buen discurso cinematográfico; Andrés y Luis conducen con gran mística la dirección y el manejo de la cámara, mientras uno dirige la escena y hace el trabajo con los actores, el otro manipula la cámara, luego se alternan al ir pasando escenas.
Andrés Rodríguez explicó: “Ramos Sucre nos parece uno de los poetas más importantes de Venezuela y con este corto queremos darle el peso que se merece su figura (…), es un personaje que está dentro de una especie de anonimato y merece un reconocimiento, pero de una manera muy libre, como lo estamos haciendo, no es un biopic, sencillamente nos sumergimos en el mundo visual de su poesía”.
Explicando la organización de trabajo que usan para la dirección, Luis Rodríguez agregó que “esencialmente el fundamento estético y lo que queremos lograr es el mismo, muy de fondo vamos en la misma sintonía y en la práctica estamos cambiando constantemente de roles, uno se concentra en el trabajo con el actor y la puesta en escena; y el otro está más vinculado con el trabajo de cámara.
Para este documental, producido por la Villa del Cine, los hermanos demostraron su mística en el campo, vigilando cada detalle de la escena y de los actores, documentado con una visión fotográfica que persigue metáforas referenciadas en los poemas de Ramos Sucre, logrando en ocasiones imágenes surrealistas y abiertas a diversas interpretaciones.
El actor que encarnó al poeta fue Juan Carlos Medina, demostró profesionalismo en la interpretación. Al momento de obtener el papel, se dedicó a estudiar a Ramos Sucre, tanto su obra como físicamente, adentrándose en las vivencias del personaje para transmitir con mayor esencia su papel: “entender a Ramos Sucre no fue fácil. Él escribió sobre sus vivencias y sentimientos, y como fue un hombre muy culto y global te obliga a investigar más a fondo para comprenderlo (…); este trabajo me llenó muchísimo, siento que me llevo una gran experiencia y agradezco a los directores y al equipo de producción por toda la colaboración”.
La actriz Virginia Penagos, quien desempeñó metafóricamente a la muerte, fue el segundo personaje, aparte de Ramos Sucre, con más participación en el filme. “Yo represente a la muerte, que es una creación dentro de la mente de Ramos Sucre (…) me voy muy contenta con la calidad de este proyecto, es bueno saber que en Venezuela se hace cine a esos niveles, era más de lo que esperaba” expresó Penagos.
Ramos Sucre y la parca se debaten en la huida y el reencuentro que se desenlaza en un beso de la muerte ambientado a la luz sepia de un atardecer a orillas del castillo de Araya.
La dirección de arte, encabezada por Gabriela Montilla, afinó la visión de los directores, encargándose de la estética visual del corto; el vestuario acorde a la fecha, el maquillaje y las puestas en escena.
Montilla, explicando las posibilidades de la dirección detalló que “la Fundación Villa del Cine, en sus casi 11 años ha producido en su mayoría películas de época, contamos con una importante colección de utilería mayor y menor, vestuarios y accesorios que ayudan a hacer posible estas producciones”.
Un equipo de producción bien consolidado, acompañado de una dirección de arte y la visión de los hermanos Rodríguez, culminaron exitosamente el rodaje del documental que aún no tiene nombre, pero que posiblemente sea bautizado con algunos de los poemas del homenajeado. El siguiente paso será la postproducción, donde afinarán detalles y una línea secuencial, aunque dejaron ver que será una obra menos predecible que permita diferentes campos de interpretación, con la cual aspiran premios en festivales internacionales de cine.