Artículo de opinión

Simón: el gran varón y el terrorista, por Alí Rojas Olaya

Imagen de la película “Simón”, por Diego Vicentini

La semiótica es la ciencia que estudia los diferentes sistemas de signos que permiten la comunicación entre individuos, sus modos de producción, de funcionamiento y de recepción. ¿Qué Norma Jeane Mortenson o Norma Jeane Baker sea conocida como Marilyn Monroe, como la doctrina estadounidense, será casual? ¿Qué el mafioso de Chicago Walt Disney le haya puesto a la mascota del Pato Donald el nombre de Bolívar será casual?

Autor: Alí Ramón Rojas Olaya

El gran varón

El 16 de enero de 2013, el salsero neoyorkino Willie Colón escribió en su cuenta de Twitter: “Dios bendiga a Venezuela que tiene ahora dos presidentes… uno maduro y otro podrido”. En esa fecha, el comandante Hugo Chávez se encontraba recibiendo tratamiento anticanceroso en La Habana, razón por la cual, Nicolás Maduro asumía constitucionalmente la presidencia. El 31 de enero de 1831, cuando no se conocía de la muerte del Libertador Simón Bolívar, la Gaceta de Venezuela publicó una nota donde “informaba” que Bolívar estaba “gravemente enfermo de un chancro en el ano”.

En 1989, el mismo año del Caracazo, Willie Colón graba la canción El gran varón, compuesta por el compositor panameño Omar Alfanno en 1986 y arreglada por el puertorriqueño Isidro Infante. La pieza está incluida en Top Secrets, su último álbum grabado con el sello Fania. La canción fue todo un éxito: alcanzó el primer puesto en las listas musical de diez países y ganó disco de oro y platino. Se encuentra en el puesto 23 en la lista Billboard de las 50 mejores canciones latinas de todos los tiempos.

La canción cuenta la vida de Simón, un muchacho que fue “criado como los demás, con mano dura, con severidad, nunca opinó”. Su papá Andrés le decía: “cuando crezcas vas a estudiar la misma vaina que tu papá, óyelo bien, tendrás que ser un gran varón”. Cierto día, “al extranjero se fue Simón, lejos de casa, se le olvidó aquel sermón, cambio la forma de caminar, usaba falda, lápiz labial, y un carterón”. Un día su papá fue a visitarlo sin avisar y se encontró con una mujer que le dijo: “¿No me conoces? Yo soy Simón, Simón, tu hijo, el gran varón”. Su padre lo repudia. Años más tarde Simón muere de SIDA con solamente 30 años.

La película Simón

En el año 2017, el cineasta venezolano Diego Vicentini filmó el cortometraje Simón sobre las acciones terroristas de calle en Venezuela de 2017, llamadas guarimbas, como parte de su tesis de grado de la maestría de cine que cursaba en Los Ángeles Film Academy. La producción fue estrenada en 2018 en ocho países. Ante el inusitado éxito del corto, Vicentini decidió convertirlo en un largometraje. Escogió el nombre de «Simón» para «atribuirle la mitología de Bolívar a todos estos jóvenes que son anónimos».

La película trata sobre un joven terrorista venezolano, Simón, quien después de ser detenido y supuestamente torturado durante las acciones fascistas en Venezuela planificadas desde Washington, huye de Venezuela y solicita asilo en Miami, donde debe decidir si quedarse en la ciudad o si regresar a Venezuela para liberarla de una supuesta tiranía. El film omite la quema y linchamiento al joven chavista Orlando Figuera y los pagos recibidos por líderes de la oposición.

Para Humberto Sánchez Amaya, “el largometraje de Diego Vicentini se basa en un venezolano que se va al exilio para enfrentarse a los demonios de la hostilidad. Se trata de un thriller psicológico centrado en quien vive el vendaval del trauma, del dolor inmenso de quien perdió todo y sigue vivo”.  Según este crítico de cine, “Simón es de esas obras que toma un hecho histórico reciente para escarbar en reflexiones pertinentes de la venezolanidad, esa que también se nutre del conflicto generado por la búsqueda de tiempos mejores”.

Juventud, divino tesoro

La película va dirigida a la juventud. Sánchez Amaya lo explica: “Vale acotar que es una película de jóvenes. Es decir, durante la trama no hay personas mayores del lado de los que huyen o se enfrentan. No. Es como si el autor subrayara en la necesidad de exponer a esa juventud que apostó por enmendar el agua derramada por sus antecesores. Salvo Franklin Vírgüez como el despiadado coronel Lugo, es un grupo estudiantil liderado por Simón el que lleva el pulso. En la historia, no hay liderazgo que se salve”.

Todos aquellos venezolanos que recuerdan aquellas acciones terroristas de calle, temían a esa juventud terrorista, indolente, apertrechada con costosísimas armas, con disfraces de superhéroes. Sobre los jóvenes dijo Adolf Hitler (1889-1945) en 1933: “Mi programa para educar a la juventud es difícil. La debilidad debe ser combatida. En mis castillos de la Orden Teutónica una juventud crecerá y frente a ella el mundo temblará. Quiero una juventud fuerte, dominante, intrépida, cruel. La juventud debe ser todo esto. Deben aguantar el dolor. No debe haber nada débil y suave acerca de ellos. La libre y espléndida bestia de la presa debe brillar nuevamente desde sus ojos… Así es como erradicaré miles de años de la domesticación humana… Así es como crearé el Nuevo Orden”.

En 1924 la juventud italiana comenzó a cantar: “¡Juventud, juventud, primavera de belleza, en la aspereza de la vida tu canto retumba y se va!”. Se trata de la Giovinezza, himno del partido fascista de Benito Mussolini (1883-1945) entonado en la República de Saló, amargamente retratada por Pier Paolo Pasolini (1922-1975) en Saló: los 120 días de Sodoma (1975) en la que la cúpula del poder fascista tomó jóvenes para convertirlos en coprófagos y experimentar en ellos violaciones, desollamientos y demás atrocidades.

En Estados Unidos, aplaudieron Simón a rabiar. El estreno del film fue el 15 de abril de 2023 en el Festival de Cine de Florida, en Orlando, donde la nominaron al Gran Premio del Jurado a la Mejor Película de Narrativa. Obtuvo el premio al mejor largometraje de ficción del Festival International de Cine de Dallas. ¿Y en Venezuela? En el Festival del Cine Venezolano de Mérida, 2023, la película recibió los premios a la «Mejor Película», «Mejor Director», «Mejor Actor de Reparto» (para Franklin Virgüez), «Mejor Fotografía», «Mejor Edición» y «Mejor Guión». ¡Esta dictadura da para todo!

Bolívar o Monroe, he ahí el dilema

William Tudor fue el primer cónsul de Estados Unidos que James Monroe envió a Perú (1824-1828). Llamaba a Bolívar “el loco de Colombia”. Cuando sabía que Bolívar no lograría la unidad latinoamericana y caribeña, dijo: “La esperanza de que los proyectos de Bolívar están ahora efectivamente destruidos, es una de las más consoladoras. Esto es no solo motivo de felicitación en lo relativo a la América del Sur, liberada de un despotismo militar y de proyectos de insaciable ambición que habrían consumido todos sus recursos, sino que también los Estados Unidos se ven aliviados de un enemigo peligroso en el futuro… si Bolívar hubiera triunfado estoy persuadido de que habríamos sufrido su animosidad”.

Es importante que los simpatizantes de William Tudor y James Monroe, es decir, Willie Colón, Omar Alfanno, Diego Vicentini y los tres miembros del jurado del Festival de Cine Venezolano de Mérida que votaron por Simón a la mejor película, conozcan esta máxima de Simón Rodríguez: “El hombre de la América del Sur es Bolívar. Se empeñan sus enemigos en hacerlo odioso o despreciable, y arrastran la opinión de los que no lo conocen. Si se les permite desacreditar el modelo, no habrá quien quiera imitarlo; y si los Directores de las nuevas Repúblicas no imitan a Bolívar, la causa de la libertad es perdida”.

Nuestra semiótica, nos dice Fernando Buen Abad, debe estar al servicio del “sentido emancipador, de sus medios y de sus modos, para poder desmontar los comunes denominadores ideológicos (falsa consciencia) de las máquinas hegemónicas de producción de sentido”, entre éstas: la música y el cine.

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