Devotos a José Gregorio Hernández podrán contar sobre sus milagros en tertulia organizada por Museo Arturo Michelena

Para la gran mayoría de las y los venezolanos, la figura de José Gregorio Hernández forma parte de la identidad del país. Él está presente en la vida cotidiana de esta nación, en sus plegarias y peticiones, en sus oraciones y agradecimientos. Así es el fervor que inspira al hijo de Isnotú, el médico de los pobres.

Texto: Prensa FMN

Como parte de su programación cultural y de reafirmación del acervo nacional, el Museo Arturo Michelena (MAM) de la Fundación Museos Nacionales llevará a cabo la tertulia “Cuéntanos cómo el Doctor José Gregorio Hernández te concedió un milagro. ¿Cómo le pagaste tu exvoto?” a realizarse este 23 de enero, a las 2:00 p. m, en la Sala de Extensión. La actividad estará a cargo de Víctor Zambrano y Esther Sánchez y es totalmente gratuita.

La invitación es para todos aquellos, interesados en compartir sus experiencias divinas e intercambiar impresiones sobre la fe y los favores recibidos por el Venerable José Gregorio Hernández, momentos en los que su proceso de canonización ha tomado un nuevo impulso ante las instancias de El Vaticano.

Su vida

Nacido el 26 de octubre de 1845 en Isnotú, estado Trujillo, José Gregorio Hernández Cisneros fue el primero de seis hermanos del matrimonio de Benigno María Hernández Manzaneda (de origen colombiano) y Josefa Antonia Cisneros Mansilla (con antepasados canarios).

Vivió toda su infancia en su pueblo natal. A los trece años informó a sus padres  sus intensiones de estudiar derecho, sin embargo su progenitor lo convenció de cursar medicina.

En 1878 llega a Caracas e inicia estudios de bachillerato en el Colegio Villegas, uno de los centros más prestigiosos de la época. De acuerdo con el doctor Guillermo Tell Villegas, director del centro, el joven prefería pasar su tiempo con los libros y era poco dado a jugar con sus compañeros de clases.

Fue tan buen estudiante que obtuvo las mejores notas. En varias ocasiones fue premiado por su constancia, así como por buena conducta. Tal fue su adelanto que llegó incluso a ejercer como profesor de aritmética para alumnos del primer curso. Al egresar obtuvo el título de bachiller en Filosofía.

Con 17 años fue admitido en la Universidad Central de Venezuela, en la carrera de medicina. Durante los seis años de carrera, en donde se evaluaban aspectos como aplicación, aprovechamiento, buena conducta y asistencia, obtuvo calificaciones sobresalientes.

Alcanzó el grado de médico en 1888, para ese momento ya hablaba inglés, francés, portugués, alemán e italiano y dominaba el latín, además tenía conocimientos de hebreo, era filósofo, músico y tenía profundos conocimientos de teología.

Con su título en mano, Hernández regresó a Isnotú en 1889. A partir de ese momento ejerció la medicina en la región. Recorrió los estados Táchira, Mérida y Trujillo a fin de atender a la población local. Fue en ese momento cuando recibió de una recomendación del presidente Dr. Juan Pablo Rojas Paúl para ir a París (Francia) a ampliar sus estudios, conocer de cerca  ciertas materias experimentales y así contribuir a la modernización de la medicina venezolana.

En la capital gala realizó estudios en los laboratorios de Charles Robert Richet (Premio Nobel de Medicina 1913) profesor de Fisiología Experimental en la Escuela de Medicina de esa urbe. En el laboratorio de Mathias Duval profundiza en las aéreas de Microbiología, Histología Normal, Patología, Bacteriología, Embriología y Fisiología experimental. También estudió en Berlín (Alemania) Histología y Anatomía Patológica, a su vez que inicia un nuevo curso de Bacteriología.

Culminados sus estudios, el doctor Hernández regresa a Venezuela a fin de ejercer como profesor en la Universidad Central de Venezuela; además, trae desde Europa valiosos equipos médicos al Hospital Vargas. A él se le debe la introducción del microscopio en el país.

Es considerado el impulsor y pionero de la verdadera docencia científica y pedagógica en Venezuela, basada en lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, prácticas de vivisección y pruebas de laboratorio.

José Gregorio Hernández muere en Caracas el 29 de junio de 1919, por una fractura de cráneo, consecuencia del golpe que recibió luego de haber sido atropellado por un auto Essex, conducido por Fernando Bustamante. El hecho ocurrió en la esquina de Amadores, muy cerca de donde está ubicado el Museo Arturo Michelena.

Al conmemorarse los 100 años de su nacimiento, la FMN celebró la ocasión con el montaje de la muestra “José Gregorio Hernández. 100 años de devoción”. Esta exposición estuvo desde junio hasta septiembre de 2019 en el Museo de Bellas Artes (MBA) y ahora se exhibe en la Sala Experimental del MAM. Allí un total de 25 obras pertenecientes a la colección de la FMN, así como tallas de madera de diferentes artistas nacionales e internacionales, se conjugaron para mostrar al público visitante una visión artística y desmitificada del “Siervo de Dios”.

La FMN, a través del MAM, le invita a compartir tu experiencia con el “Siervo de Dios” y conocer de cerca la vida y obra de este insigne hombre de la medicina y de la religiosidad venezolana. La cita es este jueves 23 de enero a las 2:00 p. m.  en este espacio cultural ubicado en la esquina de Urapal, Parroquia La Pastora. Para mayor información, pueden comunicarse a los números 0212-8604802 u 0212-8623957 o por el correo educación.mam@gmail.com. Fanpage de Facebook Arturo Michelena Educación Mam.

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