Algo más de año y medio ha tardado en llegar a España el montaje ‘Amor en Libertad’, la obra que el bailaor y coreógrafo David Morales estrenó en diciembre de 2017 en el Teatro Carreño, de Caracas (Venezuela), y que articuló en torno a ‘Las más hermosas cartas de amor de Manuela a Simón’, un libro que revela una pasión de amor desenfrenado entre estos dos protagonistas de la historia de América, Manuela Sáenz y el libertador Simón Bolívar.
Texto: ElMundo.es
David Morales ha tenido que hacer, previamente, un arduo trabajo de campo sobre el sentimiento que inspira al mundo, el amor, porque como ya hiciera con ‘Lorca muerto de amor’ (2014), el último amor de Federico con el crítico de arte arquitectónico Juan Ramírez de Lucas y que inspiró al poeta granadino el ‘Soneto del amor oscuro’, donde por cierto descifró algunos enigmas que despertaron el interés del público, ahora recrea la pasión vivida entre el Libertador de América y la Coronela, en la que ambos amantes hablan con total libertad de sus deseos, pasiones y describen con detalle los momentos que pasan juntos.
Y a partir de ahí, Morales se desafía a sí mismo a fin de superar esquemas, tópicos y, sobre todo, prejuicios, lo que una compañía sólo lo logra desde el equilibrio entre la armonía del movimiento grupal y la libertad expresiva de cada uno de los protagonistas, que reviven el conflicto armado librado entre los años 1810 y 1823 por las fuerzas republicanas de Venezuela contra el dominio español para obtener la independencia del país, sus incidencias desde el epistolario, a más de las conspiraciones, las traiciones y la victoria final del amor a través de las músicas flamenca y americana, con cantes y bailes flamencos para relatar la vida de ambos libertadores.
El protagonismo recae sobre Morales y la bailarina de contemporáneo Skarlet, a quienes se unen un cuerpo de baile bien trabajado y conformado por siete bailarinas venezolanas de danza clásica y contemporánea; el personaje de la Libertad que recita y baila encarnado por la bailarina venezolana y actriz del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, Marcela Lunar, y la vivacidad de una música, la del algecireño Salvador Andrades, que, con instrumentistas de gran nivel y el magistral cante de Morenito de Íllora y Morenito Hijo, no olvida el idioma universal pero concebida desde la óptica flamenca.
El flamenco es, pues, el hilo conductor de esta obra en la que David Morales, ceñido al epistolario que lo inspiró y superando algunas disfunciones luminotécnicas, propone los tanguillos gaditanos, la soleá por bulería, la farruca, el martinete, la bulería en un sorprendente paso a dos con Horacio Rodas y las alegrías, todo en armonía virtuosa y reflexiva con el baile del tambor venezolano, la jura en el Monte Sacro cantada por el propio Morales, el sugeridor vals criollo y el joropo venezolano como el género musical y la danza tradicional de Venezuela, algo así como la base de su fandango.
El montaje muestra, en consecuencia, una verdadera complicidad de lenguajes (flamenco con danza clásica, contemporánea y autóctona) tanto en planteamiento como en la interpretación, donde David Morales conjuga además el calado poético de Pablo Neruda con la precisión técnica, a partes iguales, ubicando al personaje con proyecciones y haciéndonos ver cómo desde el epistolario de los amantes de la libertad, Simón y Manuela, se puede profundizar sobre el poder de amar a través del lenguaje que va más allá de las palabras, es decir, el flamenco.
La muy aplaudida obra con un público entusiasmado que la acogió con incesantes palmas por bulerías, encontró la clausura con una versión buleaera de la ‘Canción con todos’ (1969), que popularizó Mercedes Sosa en la década de los setenta y que llegó a convertirse poco menos que en el ‘himno latinoamericano’, después de haber evocado en la apertura el insinuante poema ‘Los Libertadores’, de Neruda a ritmo de soleá por bulerías y los sones por tanguillos con fandangos de Huelva en honor a que tanto Simón Bolívar como José de Sanmartín, el otro libertador de América, tuvieron formación militar en Cádiz antes del comienzo de la autodeterminación de una gran parte de la América española.
El montaje que propone Morales ha sido, sin duda, una prueba de muchas cosas: de sus convicciones y prioridades, de su certeza y su fidelidad al flamenco, de su paciencia y su capacidad de trabajo para revelarnos inestimables datos sobre el libertador de América y la libertadora feminista que impulsó la acción a favor de la igualdad de género, de ahí que fuera silenciada durante los siglos XIX y XX, pero también una prueba más de sus deseos como bailaor sin mácula y sin fronteras. En definitiva, un ejercicio de ‘Amor en Libertad’.
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— Ernesto Villegas Poljak (@VillegasPoljak) August 3, 2019