El actual ministro del Poder Popular para la Cultura de Venezuela es un hombre bastante joven para todo lo que su currículo abarca y para lo que mediáticamente ha logrado. Ello, tomando en cuenta su trayectoria como periodista y la lucha social que lo ha caracterizado desde siempre, gracias a su influencia familiar.
Texto: AVN
Ernesto Emilio Villegas Poljak nació el 29 de abril de 1970 en la Maternidad Concepción Palacios de Caracas. 49 años después, su vida transcurre entre el ser padre, ejercer el periodismo y no detener el trabajo político-social, desde la cartera cultural del Gobierno Bolivariano. Quería ser ingeniero electrónico, pero, un “viejo periodista ya fallecido”, lo convenció de que él tenía dotes de periodista y debía estudiar la carrera. Eso fue lo que hizo.
-¿Dónde y cómo transcurrió tu infancia?
-En la parroquia Coche, donde me crié y estudié primaria y bachillerato. Soy el último de ocho hermanos del hogar formado por Maja Poljak y Cruz Villegas. Mis dos hermanos y cinco hermanas son bastante mayores que yo, de modo que fui un niño que vivió su infancia entre gente grande. Además, tengo otros dos hermanos varones, por vía paterna, fuera del matrimonio.
-¿Eras un niño tímido, alegre, juguetón? ¿Cómo eras?
-Tendría que preguntarle a mis hermanos, pero creo que era más bien tímido, aunque sin perder la alegría y el goce lúdico propio de los niños. Sin duda fui el consentido de la casa, posición de la que desplacé a mi hermano Vladimir, quien la ocupó por nueve años, hasta que llegué yo.
-¿Quién te mimaba cuando pequeño? ¿A quién recuerdas dándote mucho cariño?
-Mi mamá, lógicamente. Y también mis hermanas. Unas más que otras.
-¿A qué le tenías miedo y qué te hacía sentir protegido?
-A ciertas películas de terror. ¿Protegido? Mis padres.
-¿Soñabas con ser periodista, maestro, doctor, artista? ¿Qué quería ser Ernesto al crecer?
-De niño quise ser veterinario. Luego ingeniero electrónico. Y terminé siendo periodista, como mi mamá y mis hermanos.
-¿De tu juventud, qué es lo que más recuerdas?
-Las largas tertulias de sobremesa con mi papá rodeado de sus hijos, cautivados por sus relatos sobre la historia y la política.
-¿Eras un muchacho tranquilo o hacías travesuras de muchacho grande, como tomar a escondidas, escaparte del liceo?
-Fui un chamo aplicado en mis estudios, pero también me escapaba de vez en cuando con otros compañeros. Desde los 11 hasta los 16 aproximadamente fui miembro de la Brigada Infantil y Juvenil de Bomberos, a la que asistía todos los sábados en Plaza Venezuela. Y fui además dirigente estudiantil en la Escuela Técnica Industrial Gregorio Mac Gregor, de Coche.
-¿Tuviste muchas novias o eras, más bien, tímido?
-En sueños tuve muchas más que las que la realidad y la timidez me permitieron.
-¿Qué anécdota puedes contar que nadie, ni remotamente pueda asociar contigo?
-Cuando adolescente me tocó bailar en una cuadrilla de 15 años, que quedó tan bien, que fuimos invitados a presentarnos en un acto del antiguo INAM, en el Teatro Municipal, al que debía asistir el entonces Gobernador del Distrito Federal, Carmelo Lauría, de AD. Algo pasó que mientras hacíamos la “cadeneta”, que era una parte del baile, perdimos el control sobre la coreografía y terminamos desastrosamente con las manos en la cabeza.
-¿Te casaste? ¿Cuántos hijos tienes?
Dos veces. Y tres hermosos hijos.
-¿En qué momento te picó el “gusanito” de la lucha social? ¿Qué, quién o quiénes te inspiraron a preocuparte por la problemática del pueblo, por la igualdad, la lucha de clases?
El gusanito viene del hogar, pues mi madre era periodista, al igual que mis hermanos mayores. Pero precisamente por eso, siendo adolescente, no quería estudiar periodismo, pues quería labrarme mi propio camino. Yo era, además, diestro con la electrónica, área en la que estudié y me gradué como técnico medio en la Escuela Técnica Industrial de Coche. Estaba encaminado a estudiar ingeniería electrónica hasta que Héctor Landaeta, viejo periodista ya fallecido, me convenció de que a mí sí me gustaba el periodismo y debía estudiarlo. Sobre el gusanillo político y social sin duda que viene también del hogar.
-¿Perteneciste a movimientos estudiantiles? ¿Cómo canalizaste en tu juventud, ese ímpetu de lucha?
-Refundé, junto a otros compañeros, el Centro de Estudiantes de la ETI Mac Gregor y participamos de las protestas estudiantiles contra el aumento del pasaje, en tiempos de Jaime Lusinchi.
¿Hacías teatro? ¿Foros? ¿Qué hacías en pro de tu lucha?
-Teatro no. Escribía en un periódico estudiantil que yo mismo diseñaba, redactaba, imprimía y distribuía.
-Tomando en cuenta el tiempo en el que se te podía ver moderando algún programa de televisión o haciendo periodismo; y después que se te empezó a ver más en persona, en la calle, escuché por allí esta frase: “Ernesto me gustaba más cuando no se había metido a político”. ¿Qué puedes decir al respecto?
-Es lógico. El rol del periodista -y uno nunca deja de serlo- suele ser más potable para un espectro más amplio de la sociedad, que el rol del político, quien debe tomar partido por una causa y defenderla sin calcular cuánta antipatía puede esto granjearle en la sociedad. Yo me siento feliz de tener un oficio como el periodismo, que puede ser muy ingrato en algunos sentidos, pero, que me ha llenado de muchísimas satisfacciones.
-Cada vez que ofreces declaraciones, ya los periodistas sabemos que vas a lanzar una frase “bomba” con la que podremos titular; sobre todo cuando se trata de defender a Venezuela de cualquier amenaza, interna o externa. ¿Qué te inspira a “revolcar” o por el contrario, a “enaltecer” verbalmente a alguien o a algún sector?
-Me inspiran nuestra historia y nuestras raíces. Nuestra rica diversidad cultural.
-Mucha gente cree que los presidentes, los ministros o los políticos, en general, sólo por el cargo que tienen, dejan de ser personas comunes y corrientes. Te pregunto: ¿Duermes lo suficiente como para soñar?
-Sí, claro. Los sueños no dependen de la cantidad de horas que duermas.
– ¿Tienes tanta energía que no necesitas descanso?
-Sí lo necesito. Pero a veces escasea.
-¿Eres tan feliz que jamás has llorado de tristeza?
El ser feliz no impide que en algún momento alguna tristeza te arranque una o varias lágrimas.
-¿Si tuvieras un botón que te permitiera cambiar una sola cosa en el mundo, lo que tú quisieras, qué sería?
-Desactivaría el bloqueo de EEUU a Venezuela.
-¿Cómo ves a Venezuela dentro de 10 años, tomando en cuenta la presión que se ha ejercido contra ella desde afuera?
-La veo liberada del bloqueo de EEUU y en lucha por alcanzar cada vez mayores estadios de justicia social.
-¿Qué le sugieres al ciudadano de a pie para que sea capaz de defender su cultura?
-Sentirse siempre orgulloso de ser venezolano. No caer jamás en la trampa de renegar de su país o de su nacionalidad .
-¿Ernesto Villegas es ministro o periodista?
-Lo de ministro se quita. Lo de periodista no.