Este jueves 22 de mayo, en las instalaciones del Cuartel San Carlos, ubicado en Caracas, la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, hizo entrega de los restos del revolucionario Alberto Rudas Mezones, a sus familiares. El joven de 16 años fue asesinado en 1961 víctima de la represión política que caracterizó el inicio de la llamada democracia representativa que arrancó con Rómulo Betancourt. Mientras lo estaban velando, una comisión de la Digepol secuestró el féretro que contenía sus restos para evitar protestas populares; por 51 años, no se tenía certe dónde había sido enterrado. “Me lo mataron y luego me lo quitan”, gritaba su madre, Carmen de Mezones.
Texto: AVN
Rudas Mezones fue asesinado por efectivos de la Dirección General de Policía (Digepol, cuerpo que antecedió a la Disip) en el centro de la ciudad capital. Participaba en una jornada de solidaridad con la Revolución cubana, valiente actitud recordada en 1967 por Fidel Castro en el marco de la celebración de la fundación del Partido Comunista de Cuba.
Mientras lo estaban velando, una comisión de la Digepol secuestró el féretro que contenía sus restos para evitar protestas populares; por 51 años, no se tenía certeza de dónde había sido enterrado -se le había informado a su hermano del lugar aproximado, pero no era posible realizar experticias para comprobarlo-. El proceso de exhumación se practicó en junio de 2013 en presencia de autoridades del Estado, la Fiscalía General de la República, la Medicatura Forense y miembros de la Comisión por la Justicia y la Verdad.
Nacido en San José de Rio Chico el 14 de Enero de 1945, cursaba tercer año de bachillerato en el Liceo Juan Vicente González, nombre nocturno del Liceo Andrés Bello. Víctima de la represión puntofijista, y contaba apenas 16 años de edad.
Julio César Belisario Rodríguez, colaborador de la página Aporrea.org, y el diputado Fernando Soto Rojas, lo conocieron de cerca. En 2008 y 2009, respectivamente, relataron parte de sus testimonios de militancia junto al camarada caído.
“El alma y la angustia me saltaron las lagrimas”
Belisario Rodríguez evoca que en abril de 1961, “…habíamos constituido ya una vorágine de jóvenes críticos a las puertas del liceo (…) Nuestro armamento defensivo constituido por cuadernos de estudiantes con apuntes de Física, de Química, de Biología, etc. Fue quedando regado en las calles de Caracas en poder del enemigo. Tú y yo, impotentes ante la necesidad de poner a salvo a nuestras compañeras y compañeros, nos evadimos buscando ansiosos y sofocados por los gases tóxicos de las bombas lacrimógenas y los cada vez más cercanos tiros, la avenida Urdaneta – corre Belisario, corre coño, no te pares, me gritabas a mi lado derecho contiguo – y el alma y la angustia me saltaron las lagrimas cuando como en suspenso, se presentó la tragedia, y te desplomaste a mi lado hacia la eternidad sin poder abrazarme a tu cadáver”.
Al final del texto, refiere a la figura del Comandante Hugo Chávez con un “Hasta la vista Rudas, no quiero concluir este In Memoriam, sin acotarte que no nos perdimos en nuestras utopías, en nuestros sueños. Hoy, un decente joven militar: Hugo Rafael Chávez Frías , consustanciado con el pensamiento de Bolívar, imbuido en la idea de que este mundo ya no es ancho y ajeno,- sino ancho y nuestro,- (…) y esto supongo que a la altura de tus sesenta y cuatro años de edad, y sesenta y cuatro años de edad de los míos, es motivo mas que suficiente para que nos regocijemos”
“Me lo mataron y luego me lo quitan”
De Rudas Mezones, dice Soto Rojas: “La imagen que conservo de él es la de un activista, que discutía, leía y hacía trabajo social y se perfilaba como un cuadro revolucionario juvenil. Joven, de color negro, delgado, ágil y de alegría ante la vida y por la vida. Su muerte trágica en la defensa de la Revolución Cubana lo ubica entre los primeros héroes de la resistencia armada de entonces y su nombre aparece en el primer destacamento urbano del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Caracas y luego en el Frente Guerrillero Ezequiel Zamora de el Bachiller”.
El texto del parlamentario alude a su vez al libro Víctimas de la Democracia Representativa en Venezuela, autoría del periodista Raúl Zurita Daza, quien asegura que “…violando los Derecho Humanos una comisión de la DIGEPOL entró a la casa, destrozó el catafalco donde reposaba el cadáver, lo secuestraron y fueron a enterrarlo sin la participación de la familia, en un lugar no conocido del Cementerio General del Sur, privando, ilegalmente, a la familia de Rudas Mezones del sagrado derecho a honrar a sus deudos, un atropello sin precedentes en la historia política y policial del Venezuela”, y agrega: “‘Su madre, Carmen de Mezones, exclamó a la puerta del cementerio ‘me lo mataron y luego me lo quitan’ “.
El Comandante Eterno, como ocurre con el relato de Julio César Belisario Rodríguez, aparece en la crónica de Soto Rojas sobre Rudas Mezones. En tal sentido expresa que “las circunstancias políticas de ayer y de hoy son diferentes en Venezuela, la Región y el Mundo. Aunque el enemigo sigue siendo el mismo y las banderas programáticas también, pero con la Revolución Bolivariana y el liderazgo del Comandante Chávez en el poder, que no es poca cosa”.