Con motivo de haberse cumplido este 5 de marzo de 2023 diez años de la partida física del comandante Hugo Chávez, el departamento de prensa de Alba Ciudad 96.3 FM entrevistó a Alexander Torres Iriarte, historiador, magíster en Historia de Venezuela, Doctor en Cultura Latinoamericana y presidente del Centro Nacional de Historia.
Entrevista por Oriana Chirinos. Texto: Luigino Bracci Roa
Escuche la entrevista completa:
Torres Iriarte abordó en la entrevista el contexto social y político que permitió la llegada del comandante Chávez a la presidencia, los graves problemas que enfrentaba el pueblo venezolano en aquel entonces a consecuencia de la crisis del puntofijismo, la insurrección cívico-militar y su carrera al poder. “Chávez es expresión de la crisis de un modelo putrefacto que ya estaba buscando salida y que encontró, tras el 27 de febrero de 1989, un líder que cubría sus expectativas, que empeñaba su palabra y que cumplía”.
El destacado historiador venezolano describió características importantes de Chávez, como su carisma, su sincronización con la gente, su horizontalidad discursiva y su registro afectivo. “Lo dicen propios y extraños: nos quedamos abrumados con su personalidad”. También fue abundante en detallar su gobierno, sus logros en lo social, en lo cultural y el rescate del pensamiento bolivariano.
Describió varias etapas en Chávez. “Ese primer Chávez que va de 1998 hasta abril de 2002, a mi entender, es un Chávez que anda como buscando el camino. A Chávez se van a nuclear personeros del puntofijismo. Se me vienen a la mente Napoleón Bravo, Carmen Ramia, Paciano Padrón, por poner ejemplos de los más conservadores, pero también gente de izquierda que se le nucleó, que se valió de su figura, que Chávez confió en ellos y terminó siendo traicionado”.
Indica que su primer punto de inflexión fue a partir de 2001, cuando Chávez asume una postura más frontal contra los factores de poder expresados en el empresariado venezolano, en la iglesia y los dueños de los medios de comunicación. “Recordemos que en 2001 Chávez aprueba una ley habilitante con 43 leyes, entre las que estaba la ley de tierras, la ley de pesca, la ley de hidrocarburos. Inmediatamente la jauría lo ataca y Chávez toma una decisión muy valiente, a pesar de no tener la musculatura para enfrentarla, que es deponer la ‘meritocracia’ de Pdvsa”, lo que deviene en el golpe de Estado de 2002, que fracasa por un sector importante de la Fuerza Armada que se le opone, así como el apoyo internacional y la movilización popular a su favor. También recuerda el paro petrolero de diciembre de 2002.
“Después viene otro punto de inflexión cuando Chávez habla de socialismo, y cuando declara la revolución bolivariana como una revolución antiimperialista. Es un Chávez que va creciendo, se va consolidando como líder, que tiene una personalidad propia, que se expresa en una sintonía con su pueblo distinta al primer Chávez que todavía estaba tratando de buscar una salida a la crisis que heredó del puntofijismo”.
Explica que el primer Chávez, en la etapa 1998-2002, fue acercado a la discusión postmoderna por una parte de la intelectualidad venezolana liderada, en su opinión, por Juan Barreto. “Es un Chávez que está leyendo a Toni Negri, a Michael Hardt, que todavía cree en la tercera vía de Tony Blair, es un Chávez que cree en un capitalismo con rostro humano. Todavía es un Chávez que está macerando un proceso propio”.
“Pero después Chávez empieza a tener una relación mucho más profunda con la experiencia cubana, y empieza a hablar de bolivarianismo, de un sistema político propio, buscando nuestros ancestros indígenas y nuestro legado de los Padres Libertadoras, pasando por las luchas campesinas del siglo XIX, con una figura tan estelar como la de Ezequiel Zamora, con algunas posturas nacionalistas como las de Cipriano Castro, y parte del legado de la lucha armada de los años sesenta”.
El historiador continúa explicando que, luego de eso, “Chávez comienza a atisbar la idea de que hay que buscar una fórmula propia, y se acerca a pensadores como Heinz Dieterich, que es el primero que empieza a hablar del socialismo del siglo XXI. Un Dieterich que después marca distancia de Chávez, y Chávez de él, porque está en la confabulación con Baduel posteriormente, en contra de su gobierno”.
Indicó Torres que “Chávez es un aprendiz de primera, un estudiante muy despierto, que supo adoptar y adaptar ideas diversas y ponerlas en funcionamiento en clave propositiva, con valentía y audacia”, explicó. “Chávez pudo haber leído a Augusto Mijares, pero también a J.R. Núñez Tenorio”. Citó también a Pedro Duno y otras personas con quienes Chávez tuvo cercanía. “La figura de Ezequiel Zamora tuvo un relieve vital, sobre todo por el famoso libro de Federico Brito Figueroa“. También señala la cercanía de Chávez con ideas de izquierda por intermedio de su hermano Adán Chávez, su cercanía a grupos como OR (Organización de Revolucionarios, Liga Socialista), el cambio curricular en la Academia Militar, la influencia de Jacinto Pérez Arcay con su visión de la historia. En Chávez hay una efervescencia de ideas revolucionarias a tono con lo más avanzado del pensamiento de la época”.
“Chávez iba de menos a más. Un Chávez que todavía estaba timorato, confundido, creyendo en un capitalismo de rostro humano, es un Chávez que después termina teniendo una postura antiimperialista contra Estados Unidos, en un acto de valentía, cuando dice: ‘¡Bastante historia hay aquí!’, y manda a los gringos pa’l cipote”.
Recuerda también las lecturas de Chávez con István Mészáros, sus debates con Enrique Dussel, Álvaro García Linera y otros intelectuales latinoamericanos. “Chávez es una síntesis de muchas corrientes, que es lo más avanzado del pensamiento revolucionario del Siglo XXI”.
Destacó la Constitución de 1999, el Libro Azul, el Plan de la Patria, el Proyecto Simón Bolívar, “uno se da cuenta de que hay una línea de pensamiento y una coherencia política en Chávez”. Él entendió que con las estructuras tradicionales no se puede generar cambios. “Si el analfabetismo no hubiese existido cuando llegó Chávez, si la salud hubiese funcionado cuando llega Chávez, él no se hubiera visto obligado a crear las misiones educativas ‘Yo sí puedo’ o las misiones Barrio Adentro”.
“Yo soy optimista en el sentido de que digo que Chávez es un muerto que goza de muy buena salud. Es un señero del destino que todavía debemos construir, del mañana que debemos elegir. Obviamente, como ser humano tuvo sus fallas y errores. No está exento. No me encuentro entre los deificadores, que creen que es un dechado de perfección, pero Chávez fue consecuente en todo momento con su pueblo”. Resaltó que Chávez nunca traicionó a su gente ni le fue infiel a las mayorías. “Rompió el maleficio histórico de las traición de clases. No se avergonzó de sus raíces, no negó su pasado, y todo lo que hizo, a pesar de alcanzar la magnitud internacional que tuvo, nunca dejó solo a su pueblo”.
A los jóvenes
Sobre sus recomendaciones para los jóvenes, Torres Iriarte los llamó a ser irreductibles en el amor a la Patria. “Podemos tener la postura política que queramos, la preferencia electoral que queramos, pero primero el país, primero la Patria. Y luego, sobre eso construir. No en sentido contrario”. Les pidió tener criterio propio, cabeza propia, “no se dejen seducir por 40 caracteres de un meme o por un mensaje por los potentes medios de comunicación, que son una dictadura mediática contra Venezuela”.
“No les estoy diciendo que sean chavistas o que abracen la revolución bolivariana; les estoy diciendo: tengan criterio propio y busquen más allá de lo que dicen los medios de comunicación. Mi exhortación es a ser críticos, a no ser carne de cañón, a no prestarse para la manipulación. Si bien es legítimo soñar con algo distinto, busquen referencias del pasado, para darse cuenta de que antes de la revolución bolivariana en este país se vivía peor. Y si hoy en día estamos pasando las de Caín, es porque la revolución bolivariana ha triunfado pero después de la muerte de Chávez se aceleraron todas las agendas para acabar con el proyecto revolucionario”.
“Hago un llamado a ser críticos, ser sensibles con lo que está pasando y no quedarse con la opinión que digan los medios de comunicación. Hay que investigar y hay que leer”.