Este 27 de octubre, el Festival Latinoamericano de Música (FLM) cerró su XXII edición, celebrando los 70 años de aquella primera presentación realizada en 1954 en la recién inaugurada Concha Acústica de Bello Monte. Para este montaje musical conmemorativo, que también celebra los 75 años de su director artístico, el maestro Alfredo Rugeles, estuvo presente la Orquesta Filarmónica Nacional de Venezuela (OFN) en la sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño, culminando así este ciclo que inició el pasado 19 de octubre.
Texto: Alexander Vivas / Fotos: Solimar Herrera/Alexander Vivas
Las palabras iniciales correspondieron al maestro Alfredo Rugeles, quien agradeció a las orquestas participantes por su contribución a la música y al festival, también explicó rápidamente un poco sobre la historia del festival y sus anécdotas. El FLM es una vitrina para las nuevas generaciones de compositores, especialmente venezolanos, reservando siempre un espacio para las obras de talentos emergentes en el contexto internacional, apoyado en los intérpretes venezolanos e internacionales, y en las orquestas y grupos de cámara más sólidos del ámbito musical de nuestros días.
Cuatro obras latinoamericanas fueron estrenadas durante la jornada y una, la pieza final, representó un reestreno que se escuchó por vez primera en la edición número 1 del festival. La primera muestra fue la del venezolano David Núñez, “Ángulo de Rumbo”, maestro que compuso esta obra fascinado por la lectura de unos autores específicos de matemáticas, artes plásticas y música de Bach, con un elemento y una sola sección, en constante transformación y movimiento. “Es un término de navegación, en constante cambio, como un viaje que nos lleva a descubrir elementos enriquecedores”, mencionó el autor a través de un video.
La siguiente muestra fue escrita por el maestro peruano Rafael Junchaya: “Sincronismos II para Orquesta de Cámara”, de la que comentó que fue escrita junto a Sincronismos I pero que entre ambas no guardan relación. “Sincronismos II está emparentada con un cuarteto para cuerdas muy anterior, aquí hay un deseo de explorar una sonata en el que los movimientos están intercalados y se incluye material folclórico peruano”, concluyó Junchaya.
“Veraguas” fue la siguiente pieza, escrita por Samuel Robles (Panamá), quien nos comentó a través del elemento audiovisual, que ese nombre proviene de la única provincia de Panamá que se llama así, “es una obra que tiene muchos elementos de la música local panameña y está dedicada a la memoria de Héctor Gallego quien fue un gran luchador social”, es una pieza sobre la parte oscura de la condición humana pero que deja un buen mensaje tanto global como personal, acotó Robles.
Luego del descanso, el diputado Alí Alejandro Primera, presidente de la Fundación Compañía Nacional de Música, agradeció a las y los organizadores por la invitación a participar en este festival, a la Orquesta Simón Bolívar, al Sistema de Orquestas, “hablar de Alfredo Rugeles, hablar de Juan Carlos Núñez es reconocernos en la dinámica de la música contemporánea, que no elude su discurso y se atreve a pasear con su sonoridad, cuyo sincretismo viene de los barcos europeos, de nuestros indígenas, de la africanidad, que ayudaron en esta construcción del discurso musical que disfrutamos hoy en este lado del planeta”.
También felicitó al gobernador de Mérida, Jehyson José Guzmán, por gestionar la presencia de un virtuoso equipo de músicos que tuvieron el placer de ejecutar sus instrumentos con la OFN en este magno festival, todos bajo la batuta del maestro Rubén Capriles.
Tocó el turno para la obra de Jim Andoine, quien desde Honduras comentó que su pieza “Fuego” representa al elemento, no solamente como parte de la naturaleza, sino el fuego de la vida, de la pasión y toda la existencia, el fuego de la creación y en todas sus manifestaciones, como parte de la vida. Agradeció la invitación al festival y luego de culminar su participación a través del video inició la obra.
Finalizó esta velada sinfónica moderna la pieza del venezolano Gonzalo Castellanos-Yumar: “Antelación e Imitación Fugaz”, estrenada en el primer Festival Latinoamericano de Música el 25 de noviembre de 1954, montaje que fue dedicado íntegramente a los compositores venezolanos, en el que se interpretaron 5 obras para la época.
La estructura de esta obra es formal y representa un manejo extraordinario de las proporciones, lo que revela la calidad de la elaboración y el impecable oficio del compositor, que nos legó una de las obras más representativas del repertorio sinfónico nacionalista venezolano, titulada así por el maestro Vicente Emilio Sojo.
Este prestigioso festival se enfoca en la difusión de la música venezolana y latinoamericana de nuestros días, estructurado en conciertos de alta calidad técnica e interpretativa para dar a conocer al público venezolano e internacional la obra reciente de los compositores más relevantes del ámbito latinoamericano. Para este capítulo se presentaron once conciertos con obras de compositores latinoamericanos de 20 países, 21 estrenos mundiales y veintiocho estrenos en Venezuela.
Cuatro conciertos sinfónicos inéditos, interpretados por prestigiosas orquestas de Caracas (Sinfónica Juan José Landaeta, Sinfónica Municipal de Caracas, Orquesta Filarmónica Nacional de Venezuela y Orquesta de Cámara Simón Bolívar), que fueron conducidas por los reconocidos directores venezolanos: Alfredo Rugeles, Régulo Stabilito, Rubén Capriles y Rodolfo Barráez, acompañados de destacados solistas, en las mejores salas de concierto de la ciudad: José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño y Simón Bolívar del Centro de Acción Social por la Música del 19 al 27 de octubre de 2024.