Wuhan: desde la ciudad del paciente cero

Antes de diciembre de 2019, muy pocos en el mundo occidental reparaban en la existencia de una ciudad llamada Wuhan. La localidad china muy pronto de ganó la fama de ser la cuna de un virus muy contagioso, y que pronto comenzó a ser mortal: el SARS COV-2, que provoca la enfermedad conocida como Coronavirus o Covid-19. Para el momento, nadie sospechaba que en esa ciudad central del gigante asiático, nacería una pandemia que paralizaría al mundo por casi dos años. Despojados de prejuicios, estuvimos diez días en Wuhan, primera parada en nuestro viaje a China.

Por Randolph Borges

El miedo extendido en todo el mundo por la letalidad del virus, colgó sobre Wuhan un estigma que, a más de dos años de pandemia, todavía tiene un gran peso de solo mencionar su nombre. Es muy difícil mencionar el nombre de la ciudad, sin relacionarlo con el mito de la publicitada sopa de murciélago contaminada con el virus, que supuestamente dio origen al brote de la enfermedad, o la gente que moría ante la impotencia de los médicos.

Seguramente pasará mucho tiempo más antes de que podamos separar a Wuhan de aquella marca mortal, pero dos años después de la pandemia, la pujante ciudad capital de la provincia de Hubei es un símbolo de resistencia, memoria y apego a la vida.

Wuhan es una ciudad de más de 12 millones de habitantes, considerada el centro político, económico, financiero, comercial, cultural y educativo de China central, de hecho, es la ciudad más poblada de esta parte del país. Surcada por el enorme río Yangtsé, sobre el cual hay puentes formidables, la ciudad es una referencia industrial, arquitectónica y vegetal para el mundo entero. La combinación perfecta y armónica entre el progreso y la convivencia con la naturaleza. Estar hoy en la ciudad del paciente cero de covid-19, ya no da miedo, sino unas ganas irrefrenables de rendirse a su grandeza.

El milagro económico de Wuhan

El golpe del covid-19 en Wuhan todavía puede sentirse. Las estrictas medidas de bioseguridad implementadas por el gobierno chino en todo su territorio, son mucho más delicadas en la ciudad del paciente cero. Mucho personal equipado con trajes especiales, toman muestras interdiarias a la población, que debe estar al día con los tests para poder tener acceso a lugares públicos.

No obstante, la ciudad no se detiene en su avance. Como decíamos, Wuhan es la ciudad más importante para la economía china en el centro del país, con amplio desarrollo de la industria automotriz, metalúrgico y tecnológico y una asombrosa capacidad operativa del sector de la construcción. Cientos de edificios nuevos se levantan en esta ciudad gigantesca que antes se dividía en tres ciudades diferentes, Wuchang, Hankou y Hanyang, y desde 1927 fueron unificadas con el nombre de Wuhan.

La región ocupa el tercer puesto en el desarrollo económico de China y gracias a sus avances en el área de farmacia, fue posible crear, con el apoyo del Instituto de Virología de Wuhan, una de las vacunas más conocidas a nivel mundial para luchar contra el Covid-19: la Sinopharm, que se desarrolló conjuntamente con estos laboratorios.

En Wuhan se encuentran cinco zonas especiales de desarrollo, cada una enfocada en especialidades distintas. Hay una zona empresarial, otra dedicada al desarrollo de software, otra se especializa solo en biotecnología, farmacéutica, química y procesamiento de alimentos y bebidas. Una zona más está especializada en óptica electrónica, telecomunicaciones y fabricación de equipos y la última es una zona de exportaciones.

Con todo este andamiaje puesto en marcha tras la flexibilización de la pandemia, Wuhan sigue siendo uno de los motores que empuja la maquinaria de la economía China, que hoy se erige como una de las más sólidas del mundo, en medio de las debilidades de las economías occidentales.

Resistencia a la infamia

El desafío más duro para Wuhan, ha sido vences la propaganda que de esa ciudad se sigue haciendo por ser el lugar donde comenzó la pandemia. A pesar de que los niveles de contagio en la ciudad son inferiores a otras grandes ciudades en China, sobre la región pesa el haber sido el sitio de “el origen”.

No obstante, los habitantes de Wuhan se mantienen firmes, sus lugares de trabajo están ocupados en sus diferentes turnos y las autopistas están llenas de vehículos con el tráfico natural de las grandes ciudades.

Hoy, en pleno verano, la ciudad es una de las más calurosas de China, con temperaturas que pueden oscilar entre los 29 y 38 grados centígrados, aunque la sensación térmica puede ser mayor. Esto no detiene a una urbe que vive llena de aires acondicionados en todas partes y se mueve al ritmo de amplias autopistas y un lujoso sistema de ferrocarriles.

Pasar unos días en Wuhan, y comprobar que no hay nada que temer y mucho que aprender de esa ciudad, es una de las experiencias más nutritivas que se pueden tener en esta época post pandemia. Wuhan está de pie, y con ella, su valiosa gente que nos recibió como iguales.

 

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