A bordo de las sonoridades de su cuatro con la afinación al estilo Fredy Reyna (sol, do, mi, la), el músico caraqueño Roy Jelinek ofrecerá un recorrido por la música de Latinoamérica, el Caribe y Europa durante un espectáculo que tendrá lugar el sábado 5 de noviembre en los espacios del Museo de Arte Afroamericano ubicado en la localidad caraqueña de San Bernardino.
Texto: Correo del Orinoco (Luis Jesús González Cova)
En conversación con el Correo del Orinoco Jelinek adelantó que el itinerario de viaje comenzará con un recorrido por nuestro país con el célebre tema “Moliendo café” del insigne compositor Hugo Blanco, para luego volar hacia el pentagrama brasilero con “Manhã de Carnaval” una bossa nova de Luiz Bonfá que forma parte de la banda sonora de Orfeo negro, película del francés Albert Camus que contribuyó de manera significativa a difundir la música popular brasileña en el mundo.
De ahí el recorrido continuará hacia el sur con la danza paraguaya “Pájaro campana” de Carlos Talavera. La siguiente parada será en Argentina con el tango “Caminito”, pieza de Juan de Dios Filiberto que se hizo mundialmente famosa por la letra de Gabino Coria Peñaloza en la voz del legendario Carlos Gardel.
Un largo recorrido
Posteriormente las vibraciones de las cuerdas del cuatro de Jelinek intentarán llevar al público a las pampas chilenas con la danza “Yo vendo unos ojos negros” de Pablo Ara Lucena, popularizada en la voz de Lucho Gatica. El viaje sonoro seguirá hacia el Perú con “El cóndor pasa”, pieza popularizada por el estadounidense Paul Simon y compuesta originalmente por Daniel Alomía Robles, en 1913, especialmente para una zarzuela homónima.
Del altiplano peruano el músico guiará el vehículo cordófono hacia el norte con las notas de la balada rock “Adiós a Jamaica”, atribuida a la agrupación mexicana Los Hooligans. Para pasear por el Caribe sonará el bolero del puertorriqueño Noel Estrada “En mi viejo San Juan”.
La aventura musical tocará de nuevo en México con el pasodoble de Agustín Lara “Silverio Pérez”, para llegar a aguas internacionales con “My Way”, una creación que en palabras de Roy Jelinek es atribuida al canadiense Paul Anka, “quien en realidad hizo una adaptación popularizada por Frank Sinatra, aunque en realidad es una composición de origen francés. Por supuesto, en la voz de Sinatra se convirtió incluso en un emblema de Nueva York”, aclaró.
Antes de llegar al vejo continente el cuatro hará una parada en Estados Unidos con “Red Roses for a Blue Lady” de Sid Tepper y Roy C. Bennett. Luego de cruzar el Atlántico el cuatro venezolano en las manos de Roy Jelinek arribará a Europa por la magia de las notas ordenadas por el italiano Louis Ferrari en “Dominó”, pieza conocida en la voz de la inigualable Edith Piaf en los años 50 del siglo pasado.
Mozart en cuatro cuerdas
Aún en Europa, la versatilidad del cuatro se mostrará con “Bacarolle” una pieza del franco-alemán Jacques Offenbach contenida en la ópera Los cuentos de Hoffmann y luego nada menos que con Voi che sapete una creación surgida del ingenio de Mozart que forma parte de la ópera bufa Las bodas de Fígaro. Desde Francia, con la pieza “Concierto para una voz” de la francesa Danielle Licari, Roy Jelinek emprenderá el retorno a tierras venezolanas.
Para el aterrizaje el músico interpretará “Caballo viejo” en homenaje a Simón Díaz, “Balada para Alejandra”, una obra de su propia autoría dedicada a su hija y finalmente un arreglo que conjuga el pajarillo venezolano con las sonoridades del fandango español.
“Cuando escojo una pieza para tocarla me tiene que llenar y llegar adentro del alma. Pienso que la música trata de trasmitir un sentimiento y si tu no lo sientes como intérprete, no lo vas a trasmitir. Por eso este repertorio está lleno de piezas que me llegan y hago los arreglos para el cuatro en función de esos sentimientos. Creo que ese es el secreto de mi trabajo”, confesó el músico de formación principalmente autodidacta.
Un cuatro por el mundo
La intencionalidad de este concierto, apuntó Jelinek, es mostrar las amplias posibilidades que ofrece la versatilidad del cuatro solista, instrumento que, a su juicio, no solamente es útil para acompañar y enriquecer la música tradicional venezolana, sino que además permite interpretar cualquier tipo de música.
“El cuatro es un instrumento que da para todo. No es únicamente para tocar piezas tradicionales venezolanas. Con él puedes tocar desde lo más popular, de cualquier parte del mundo, hasta lo más académico, cualquier tipo de piezas. A los lugares del mundo donde me he presentado siempre he tocado una pieza local. Si toco en República Checa, toco un tema tradicional checo, si es en Francia toco una francesa, de Hungría una húngara”, completó el cuatrista venezolano de padre austríaco.
El artista comentó que tiene una “sana obsesión” de que se conozca el cuatro por todo el mundo y para satisfacer esa inquietud creo el proyecto Un cuatro por el mundo, una iniciativa que en algunas oportunidades ha tenido la fortuna de contar con el apoyo de las embajadas de nuestro país, pero en otras oportunidades lo ha desarrollado por cuenta propia, al estilo quijotesco. El tal vez tímido éxito que ha obtenido esta iniciativa le hace lamentar, hasta cierto punto, el hecho de ser más conocido fuera de nuestras fronteras que en su propio país, donde no ha contado con el apoyo para realizar una gira.
Un momento especial
En su opinión, en este momento el cuatro venezolano está viviendo un momento muy especial, no solamente por algunas iniciativas institucionales y apoyo a propuestas como La siembra del cuatro, desarrollada por Cheo Hurtado, sino además por el gran esfuerzo que realizan intérpretes y compositores interesados en el bienestar del intrumento nacional.
Gracias a Freddy Reyna
Roy Jelinek tiene cerca de 60 años tocando cuatro y su formación ha sido principalmente de carácter autodidacta. Desde los 11 años, cuando vio a Fredy Reyna en televisión, se quedó sorprendido por cómo este maestro mostraba la versatilidad de este instrumento con el que se puede hacer, de manera simultánea, la línea melódica y la estructura rítmica de acompañamiento.
“Siempre quise tomar clases con Fredy Reyna, pero nunca pude. De todas maneras cada vez que lo veía en televisión yo lo veía y así aprendía”, contó el cuatrista.
El recital Un cuatro para el mundo tendrá lugar el sábado 5 de noviembre a las 4:00 pm, en el Museo de Arte Afroamericano, ubicado en la en la avenida Occidente de San Bernardino, diagonal a la plaza Eloy Alfaro.