La conmoción que ha causado en Europa el anuncio de la suspensión de las ayudas comunitarias que por 40 años mantuvieron activa la Joven Orquesta de la Unión Europea; el recorte de cerca de 50% de la inversión cultural en países como España, Grecia y Portugal, o el despido masivo de trabajadores del sector cultural en Argentina y Brasil, son realidades ajenas a Venezuela, a pesar de la caída de los ingresos petroleros en más de 70 por ciento. “La cultura para la Revolución siempre ha sido una inversión social y no se considera un gasto, es una inversión que redunda en el alma del pueblo y puede ser potencialmente una dinámica económica con impacto positivo”, afirmó el ministro Freddy Ñáñez durante una entrevista reciente.
Texto: Prensa MPPC
Uno de los bastiones de la política revolucionaria que arrancó con el triunfo del comandante Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de 1998, ha sido la cultura, punto en el que el presidente Nicolás Maduro ha insistido de manera incansable como apuesta fuerte del proceso bolivariano. “La Revolución, o es un hecho profundamente cultural, o no es. Es una tarea de todos y todas, de todo el pueblo”, dijo el propio Chávez el 1 de agosto en 2011 durante la juramentación de los ministros de la Cultura y de la Juventud, Pedro Calzadilla y María Pilar Hernández, desde el palacio de Miraflores, como lo reportó esa vez la Agencia Venezolana de Noticias (AVN).
El afianzamiento del Ministerio del Poder Popular para la Cultura con el pasar de los años y la profundización en los procesos de rescate de la cultura nacional y sus valores, ratifican que siempre tuvo razón.
El mundo entero reconoce los esfuerzos que en esta materia ha hecho la Revolución Bolivariana. De ahí que instituciones como el Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela, sea conocido y respetado a nivel internacional; y manifestaciones culturales como la Diablada de Corpus Christi, la Parranda de San Pedro, o el tejido de la Curagua, son hoy Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad avalados por la Unesco, desde 2012, 2013 y 2015 respectivamente
Por ello, la conmoción que ha causado en Europa el anuncio de la suspensión de las ayudas comunitarias que por 40 años mantuvieron activa la Joven Orquesta de la Unión Europea, reseñado por el diario Ciudad Caracas el 23 de mayo del presente año, el recorte de cerca de 50% de la inversión cultural en países como España, Grecia y Portugal, o el despido masivo de trabajadores del sector cultural en países como Argentina y Brasil, son realidades ajenas a Venezuela, nación que en medio del asedio nacional e internacional se mantiene con dignidad como una esperanza para todos los que luchan por lograr un mundo más humano.
“La cultura para la Revolución siempre ha sido una inversión social y no se considera un gasto, es una inversión que redunda en el alma del pueblo y puede ser potencialmente una dinámica económica con impacto positivo”, afirmó el ministro Freddy Ñáñez durante una entrevista concedida al Correo del Orinoco el ocho enero de este año, apenas dos días luego de haber asumido la cartera.
Muestra de que esto es así, más de 4 mil 600 millones de bolívares se destinaron al sector en 2016, tal cual lo informó la viceministra de Cultura, Giordana García durante la presentación de la Memoria y Cuenta del Ministerio, el 5 de noviembre de 2015.
Destaca, no obstante, que no se trata únicamente de un tema de recursos, pues el incalculable valor que tuvo el rescate de la cultura vernácula, iniciado por el comandante Chávez como gran valedor del folclor y color de los llanos venezolanos, el establecimiento y fortalecimiento de lazos de cooperación internacional en la materia así como la apuesta en la construcción de plataformas de intercambios culturales para nuestros artistas, también evidencian el fortalecimiento y la preeminencia que otorgada a la cultura como baza de la transformación del país.
“El odio hay que dejarlo atrás y promover entre nosotros y en nuestros niños los principios del amor, tener una sonrisa, estrechar la mano, y el mejor vehículo para lograr eso es la cultura”, expresó el presidente Nicolás Maduro durante el acto de instalación del Movimiento Infantil y Juvenil César Rengifo, en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño el 16 de septiembre del 2013.
En 2016 se mantiene en la misma línea: impulsando el ascenso definitivo de la cultura como fundamento del avance del país. “Vamos a promover los valores hermosos de la cultura del trabajo, a levantar la fuerza espiritual y moral de Venezuela, que clama un solo grito. ‘Sí se puede’, dice Venezuela desde su alma bolivariana”, exclamó el Mandatario durante el I Encuentro Productivo de Agricultura Urbana, en Caracas, el 30 de enero de 2016.
Continuidad, trabajo y cultura para todos
Atrás quedó el tiempo de la farándula y el espectáculo como únicos bienes para el pueblo. De la mano del proceso de transformación política, ha venido uno de conquista de espacios y privilegios antes negados. Este empoderamiento se ha mantenido de gestión en gestión porque se trata de un proyecto político común.
La clave en las políticas públicas impulsadas por la Revolución, radica en “la producción cultural del pueblo organizado para su emancipación, como la más sublime y poderosa de las armas para defender la soberanía”, como expresó el músico y exministro del despacho, Fidel Barbarito el 5 de noviembre de 2015.
Las cientos de salas de teatro y cine que reciben de manera continua la visita de espectadores ávidos de arte, los múltiples proyectos editoriales que han repotenciado la cualidad lectora de venezolanas y venezolanos, como la Editorial el Perro y la Rana o el relanzamiento de la Fundación Monteávila Editores Latinoamericana; así como el impulso y acompañamiento que han tenido por parte de las instituciones del Estado los cultores y cultoras del país -a través de figuras como la Misión Cultura Corazón Adentro, por ejemplo- ilustran la intención clara de hacer de la cultura un hecho popular y no de élites.
Asimismo, en medio del acentuado declive en el ingreso petrolero que llevó el barril del crudo a poco más de 20 dólares luego de haber estado en 100 dólares, la decisión del gobierno de invertir 42% del presupuesto total de la nación en el área social se ha mantenido sin cambios, y lejos de los recortes que empiezan a asomarse en los países del “primer mundo”, Venezuela reafirma la importancia de la cultura para el proyecto político-social de transformación y empoderamiento definitivo del pueblo.
Y aunque son muchas las dificultades, también hay un sinfín de oportunidades, y tal como señaló el ministro Ñáñez, en la entrevista concedida al Correo del Orinoco, “este es el momento ideal para superar el modelo rentista, y tiene que tener su expresión en la cultura y la subjetividad del trabajo, en cambiar nuestro modelo de consumo, por la facilidad que daba la renta petrolera”.
La economía cultural como horizonte
“No terminamos de producir la otra cultura, no terminamos de hacer la revolución cultural porque nos falta esa pata, cojeamos cuando se trata de economía cultural”, avisó el 4 de marzo de 2015, durante un acto preparativo para arrancar el Sistema de Estímulo a la Economía Cultural en el Museo de Arte Contemporáneo, el entonces ministro para la Cultura, Reinaldo Iturriza, predecesor de la gestión actual.
Tanto Ñáñez como han intentado activar un concepto definitivo para la transformación del área, su relación con la economía y la superación del modelo rentista, y a través de foros, charlas, bases de intercambio y otro buen número de actividades, poco a poco han ido posicionando la economía cultural, como tema de discusión y debate entre cultores.
“Lo que hay que romper y crear definitivamente es un modelo autónomo, un modelo que nos de verdadera soberanía, pero la economía cultural es muy amplia, como amplio es el término cultura, aquí entra hasta el conuco como el diseñador industrial”, Ñáñez en un acto con constructores de instrumentos en Lara el 24 de febrero del presente año.
La economía cultural es una idea de la gestión del ministerio, y busca generar políticas incluyentes de mano de los propios creadores. Así, Ñáñez se ha reunido con representantes de la música, la danza, el teatro, el libro, la artesanía, la fotografía, la cinematografía, entre otros, a fin de conocer de primera mano la situación de cada uno de estos ámbitos de la creación para impulsar el tejido orgánico de una economía cultural definitiva.
Y, como señaló la viceministra García, este año de los 72 los planes del Ministerio, 34 corresponden a consolidar la hegemonía cultural, de profunda raigambre popular, democrática y revolucionaria; mientras que 16 fueron estructurados para desarrollar la economía cultural como concepto clave de la inserción de la actividad cultural en el quehacer productivo del país.