El presidente de la República, Nicolás Maduro, tras su llegada a Moscú, Rusia, expresó que la conmemoración de los 70 años de la Gran Guerra Patria mantiene presente el compromiso por seguir luchando contra el neofascismo y el neocolonialismo que acecha a países como Venezuela y Rusia. “No es cualquier cosa la que venimos nosotros a celebrar y creo que estos 70 años de la Gran Guerra Patria deben servir para saber que el nazi-fascismo fue derrotado en su peor expresión, pero quedó vivo por ahí” y se manifestó e América Latina con el régimen de Augusto Pinochet en Chile y más recientemente con los planes desestabilizadores de la extrema derecha en Venezuela, fraguando golpes de Estado y guarimbas que causaron la muerte de 43 personas, manifestó el Mandatario Nacional.
Texto: AVN
En trasmisión de Venezolana de Televisión minutos después de su aterrizaje, acompañado por la primera combatiente Cilia Flores, el presidente venezolano agradeció a su homólogo de Rusia, Vladimir Putín, por la invitación a tan insigne celebración de la historia rusa.
Recalcó que la celebración de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi, el 9 de mayo de 1945, “es un compromiso para seguir luchado contra el neocolonialismo, el imperialismo y todas las formas de dominación”.
Apuntó que desde Venezuela -donde se registró el año pasado un rebrote neofascista apoyado por la derecha mundial- “estamos controlando el neofascismo con justicia, democracia, con el avance de la Revolución hacia nuevos objetivos. Con la moral del pueblo bolivariano y chavista decimos que en Venezuela y América Latina no va a resurgir la corriente neofascista que tanto daño le hizo al país”.
El jefe de Estado destacó la proeza del pueblo ruso hace 70 años, cuando el “pueblo soviético, en una histórica victoria dirigida por Joseph Stalin (…) dio toda su vida. Un pueblo heroico, 27 millones de hombres y mujeres de la Unión Soviética, 8,5 millones de soldados que perecieron”.
Recordó que Adolf Hitler, en su intento por dominar el territorio de Moscú, Leningrado y Stalingrado, “metió el 80% de su maquinaria de guerra, 5 millones de hombres, más de 4.400 tanques, más de 4.200 aviones de los más modernos para la época para conquistar lo que él consideraba el espacio vital para el crecimiento de su proyecto demoniaco, nazi-fascista, capitalista, de un imperio que según él iba a reinar mil años, y se encontró en las puertas de Moscú con 27 millones de habitantes del pueblo soviético”.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los campos de concentración en Alemania eran utilizados para apresar y luego asesinar a las personas que eran opositoras al gobierno nazi, a los artistas, comunistas, socialistas, homosexuales, así como los judíos, considerados en esa época como los enemigos de la nación. Se calcula, aproximadamente, el asesinato de más de seis millones de judíos.
La invasión nazi de la Unión Soviética, liderada por Adolf Hitler, ocurrió el 22 de junio de 1941 y culminó con la caída de Berlín el 3 de mayo de 1945 a manos del Ejército Rojo.
Luego, el 9 de Mayo de 1945, en Berlín, el jefe de los ejércitos del frente oriental de la Alemania nazi, Mariscal Wilhem Keitel, renunció ante el Mariscal ruso Georgi Zhúkov. Rusia ganaba así la Gran Guerra Patria, y terminaba para siempre, la peligrosa aventura del fascismo alemán.