Detrás de cámaras de El regreso, la película totalmente filmada en Zulia

Crédito: Fernando Bracho

Luego de pasar cuatro años desarrollando el guión, Ortega presentó tres veces el proyecto al Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (Cnac) hasta que fue aprobado. El rodaje se extendió por ocho semanas y los actores se prepararon dos meses antes en esta producción desarrollada totalmente en territorio zuliano.

El terror de una masacre, el miedo a lo desconocido, la xenofobia y el contraste cultural se condensan, de un minuto a otro, en la vida de una pequeña de 10 años y de la etnia wayuu, llamada Shuliwala (Daniela González). Después de que un grupo armado paramilitar llegó a Bahía Portete el 16 de abril de 2004, en la Alta Guajira colombiana, y desata una masacre, Shuliwala logra escapar y llega a un lugar desconocido: Maracaibo.

Entre esa jungla de concreto, el astío de los conductores impacientes en largas colas bajo un sol inclemente, alijunas (no indígenas), sonidos estridentes y el ajetreado transcurrir del día a día, Shuliwala se verá en la tarea de aprender a vivir por su cuenta, pero con un norte perfectamente delimitado. Ella no tiene dudas, quiere regresar a su hogar.

“Quise hacer una ficción que me diera la libertad de hablar sobre dos temas: la masacre de Portete y la experiencia de los desplazados. También para reflexionar sobre la xenofobia”, contó la directora de la película El regreso, la cineasta Patricia Ortega.  “El regreso” narra la historia en español y wayunaiki, y en la película participan actores profesionales y personas que nunca habían estudiado actuación. “Nuestro objetivo era otorgarle credibilidad al filme. Para lograrlo, lo más sensato era trabajar con las comunidades indígenas”, manifestó.

Comentó que fue como dar una clase de cine. “Debimos explicarles lo que era hacer una película para que supieran a lo que se iban a enfrentar. Las niñas fueron unos ángeles, asumieron que tenían un trabajo y se portaron bien, a pesar de lo duro que fue el proceso”. Luego de pasar cuatro años desarrollando el guión, Ortega presentó tres veces el proyecto al Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (Cnac) hasta que fue aprobado. El rodaje se extendió por ocho semanas y los actores se prepararon dos meses antes.

Las locaciones representaron un reto. Para el rodaje en la playa de Oribor, en Quisiro, debían viajar 45 minutos, instalar carpas militares para su resguardo y trabajar bajo temperaturas extremas. “Dimos en el clavo. Hay una magia, una cosa del destino que te lleva a encontrarte con las personas correctas”, finalizó Ortega.

Daniela González: “Fue una experiencia única”

Cuando llegaron al colegio Manuel Ángel Luzardo, del municipio Mara buscando a la protagonista de la película El regreso, a Daniela González le brillaron los ojitos. En esta tierra, lejana del bullicio de la ciudad, la única manera de llegar a ser parte de una producción de esta magnitud era que alguien los vaya a buscar.Las maestras organizaron a las niñas, según su apreciación de quiénes tenían potencial para actuar. Daniela no fue seleccionada, pero no se rindió. Igual fue al casting, pues si las maestras no estaban segura de su talento, ella no lo puso en duda y lo demostró en cada escena que vivió con el equipo de producción que la seleccionó para protagonizar la historia. “Fue una experiencia única, agradezco inmensamente por haber hecho mi sueño realidad. Esta historia me enseño el valor de la amistad”, expresa la niña que espera con ansias el estreno en las salas de cine.

“Aprendí mucho de Patricia Ortega. Ella me ayudó y estuvo muy contenta con mi trabajo. El día que terminamos de grabar, nos abrazamos y lloramos. Me dijo: ‘Sigue trabajando por tus sueños”.

Sofía Espinoza: “Mi personaje fue difícil”

La distancia no fue limitante para Sofía Espinoza, una niña oriunda de Mérida que se enteró de los castings que estaban haciendo para la película El regreso, por lo que grabó un video con su actuación y lo envió a la directora del filme, la cineasta Patricia Ortega.“Fui la última en hacer el casting para el papel. Vine a Maracaibo a hacer dos más y luego Patricia me dijo que había quedado y me emocioné mucho. Fue un honor y se lo agradezco. Fue una experiencia hermosa para mi vida”, contó Sofía, vía telefónica, a Facetas.

La merideña, de 12 años, había participado antes en un corto llamado Qué he hecho yo para merecer una joyita como tú”, con el que ganó un premio Manuel Trujillo Durán como mejor actriz. En “El regreso”, Espinoza interpreta a Bárbara, según ella describe, una niña de la calle, ruda y muy masculina. “Yo soy lo contrario a eso. Mi personaje fue muy difícil. Me metieron en Yu Yitsu (defensa personal) para aprender cosas rudas y que requieren fuerza”, expresó. Tuvo ayuda de su mamá para aprenderse los libretos.

Laureano Olivares: “Juan marcó mi carrera”

Para el protagonista del filme El regreso, Laureano Olivarez, existe un antes y un después en su profesión tras haber interpretado al despiadado y malévolo Juan, en la ópera prima de la cineasta zuliana Patricia Ortega. “Fue un trabajo arduo y satisfactorio el interpretar a un paramilitar fronterizo sin escrúpulos, criado en una zona colombo-venezolana —cuenta el inolvidable actor de “Sicario”, de 35 años—. Juan marcó mi carrera actoral. Es un personaje que tuvo una infancia dolorosa y traumática, con abusos físicos y verbales. De ahí surge su personalidad sin entrañas”.

Laureano Olivares

El actor de la telenovela Las Bandidas, considera un honor el haber trabajado con la directora Patricia Ortega.

“Desde que leí el guión de El regreso me atrapó —puntualiza—. Patricia es una directora con excelente formación académica y condición humana. Es aguerrida y relajada en su trabajo, acepta la propuesta del actor. Mi personaje fue tan fuerte que pasé casi dos semanas metido en él. La película enseña sobre valores y querencia por las raíces hispanas”.