Parece una noticia obtenida de la ciencia ficción. Este jueves se anunció que el municipio de la ciudad de Detroit se declaró oficialmente en quiebra, tras no poder asumir los más de 20.000 millones de dólares en deudas con sus acreedores. Se trata del centro urbano más grande en la historia de Estados Unidos en declararse en quiebra, pasando ahora su administración financiera a manos de su jefe del comité de emergencia financiera, Kevyn Orr, y de un juez de bancarrotas, informó el periódico local Detroit News. Casualmente la película Robocop, de 1987, y su secuela Robocop 2, de 1990, tratan el tema de una Detroit en quiebra siendo adquirida por una gran corporación: la OCP.
Texto: BioBioChile, RT y Alba Ciudad
Se trata de la caída más dramática de una ciudad en el país del norte, que en el transcurso de un siglo pasó de ser un ícono del desarrollo y la producción -sobre todo de automóviles- a una urbe en decadencia, con pérdida de población, altos niveles de desempleo, y una base de problemas financieros cada vez más difíciles de manejar.
La decisión sigue a casi un mes de negociaciones, en que Orr sólo pudo lograr acuerdos con dos de sus acreedores: el Banco de América y la sociedad bancaria UBS, quienes aceptaron recibir 75 centavos por dólar sobre una deuda de 340 millones de dólares.
Una serie de factores han contribuido a que Detroit caiga en la insolvencia. La capital automotriz de EE.UU. perdió un cuarto de millón de habitantes entre 2000 y 2010. Su población, que en 1950 llegó a 1,8 millones, pugna por no bajar de 700.000. Gran parte de la clase media y decenas de empresas también han huido de Detroit, llevándose consigo el dinero de sus impuestos.
En los últimos meses, la ciudad ha contado con dinero procedente de los bonos respaldados por el Estado para cumplir con la nómina de sus aproximadamente 10.000 empleados. Ahora, el permiso de declarase en quiebra de Detroit tiene que ser aprobado por el juez. Los expertos de Fitch y S&P indican que la quiebra final de Detroit es casi inevitable.
RoboCop
La situación recordó la trama de la también icónica película de 1987 dirigida por Paul Verhoeven, “RoboCop”, donde una Detroit futurista, atestada de problemas financieros, de desempleo y criminalidad, se vende a la gran corporación ficticia OCP (Omni Consumer Products). Según su trama, la policía es privatizada y dicha empresa, tras fracasar en su intento de controlar el orden público usando robots, decide darle vida al mítico policía mitad humano, mitad androide.
Luego, en RoboCop 2 (estrenada en 1990 y dirigida por Irvin Kershner), la policía entra en huelga tras ser privatizada. Una nueva droga invade las calles de Detroit con complicidad y apoyo de la corporación, que también se aprovecha del impago de deudas en Detroit para privatizar el ayuntamiento de la ciudad y poder comenzar con la construcción de Delta City, una ciudad absolutamente privada donde “cada ciudadano tendrá una acción”.
La película RoboCop caló de tal forma en los habitantes de Detroit, que un comité ciudadano reunió más de 67.000 dólares para construir una estatua de bronce del héroe de ficción, luego de que el Municipio se negara a financiarla precisamente por sus problemas económicos.
¿Veremos a robots y cyborgs propiedad de una empresa privada patrullando las calles de Detroit en el futuro cercano? Seguramente no. Pero habrán corporaciones muy interesadas en la compra de activos de Detroit a precios de liquidación para dejar a miles de trabajadores públicos sin empleo, como dicta la receta neoliberal con el fin de hacer que el Estado sea lo más pequeño posible.