Estados Unidos acompañó a Hosni Mubarak en su travesía como dictador en Egipto. Lo respaldó y consideró un aliado estratégico, Mubarak servía fielmente a los intereses de Washington y a los de Israel. Ahora, luego de su derrocamiento, Wahington hace borrón y cuenta nueva y lo tachó de su lista de amigos. Comienzan a crear cuentas en Twitter para enviar mensajes en el idioma farsí, para intentar desestabilizar.
Texto: Patria Grande y AVN
Cuando el Medio Oriente es sacudido y las grandes agencias informan sobre manifestaciones en Irán contra un gobierno al que EEUU considera un enemigo, la Secretaria de Estado, Hillary Clinton afirma: “Queremos para la oposición y el pueblo heroico en las calles de las ciudades de todo Irán las mismas oportunidades que alcanzaron sus homólogos egipcios la semana pasada”. El pueblo egipcio derrocó a un Mubarak que no era más que un títere de Washington, su situación nada tiene que ver con la de Irán.
Clinton llamó a Irán a “abrir” su sistema político, mientras sus mandos militares se reúnen con el rey de Jordania, una monarquía aliada, para la que no hay reclamos de apertura democrática.
EEUU lanza mensajes de twitter en farsí para desestabilizar gobierno iraní
Simultáneamente, el gobierno de Estados Unidos abrió este lunes una cuenta en la red social Twitter para enviar mensajes en idioma persa (farsí), el más hablando por la población de Irán, y “lanzarse a la caza” del mandatario persa, Mahmoud Ahmadineyad, reportó AP.
La nueva estrategia de injerencia del departamento de Estado norteamericano en Irán será enviar mensajes de Twitter en persa “con la esperanza de llegar a los usuarios de socialización de la República Islámica”. El primer mensaje que envió la cuenta @USAdarFarsi fue: “queremos unirnos a su conversación”, informó el diario The New York Times.
Los textos siguientes que envió el Departamento de Estado a través de la red social acusaban al gobierno iraní de “convertir en delito” el disentir mientras que elogiaba a manifestantes egipcios.
No obstante, fue el Gobierno norteamericano el que sostuvo durante tres décadas a Mubarak en el poder con apoyo bélico y financiero; razón por la cual Teherán consideró que la caída del dictador egipcio era “una prueba del fracaso de Estados Unidos y del sionismo en la región”. El vínculo entre El Cairo y Washington era tan fuerte que el propio presidente Barack Obama visitó a Mubarak a mediados de 2009 y desde la Universidad de El Cairo proclamó el “inicio de una nueva etapa de relaciones con el Medio Oriente”.
En contraste al trato preferencial que tuvo Estados Unidos hacia el Egipto de Mubarak hasta hace menos de un mes, Washington ha sido el principal promotor de sanciones a Irán, nación islámica que se ha declarado en contra del imperialismo norteamericano. Tal es el rechazo del gobierno persa a la injerencia norteamericana que, tras felicitar la revuelta popular egipcia que logró la caída de Mubarak, el presidente del parlamento iraní, Alí Larijani, denunció que Estados Unidos intentaba confiscar la revolución en el país africano.
“Los dirigentes de este país (Estados Unidos) quieren confiscar la revolución del pueblo egipcio para esterilizarla”, declaró Larijani, en referencia a la transferencia del poder al ejército egipcio, apoyado por Washington.