Nadie en su sano juicio puede dudar del dominio que las tecnologías chinas tienen hoy en los mercados internacionales. Las comunicaciones digitales manufacturadas en el gigante asiático, orientan en buena medida el desarrollo de esta área a escala mundial, pero puertas adentro, los chinos tienen algo más de qué preocuparse: la igualdad tecnológica.
Autor: Randolph Borges
Es muy difícil que un país con 1.400 millones de personas camine con toda su población al mismo paso, pero hoy, 73% de los chinos tienen acceso a tecnologías de la comunicación digital como teléfonos móviles, formas de pago, de transporte o casi cualquier actividad que se realice en forma cotidiana. Pero hay un 27% que preocupa al gobierno del gigante asiático y quieren ir por él.
Es por ello que el gobierno chino ha puesto a disposición de sus ciudadanos, aprovechando la ayuda de las plataformas de nuevos medios de comunicación, un programa para que las personas con necesidades especiales puedan expresarse. Ello incluye a personas de la tercera edad, personas con alguna discapacidad o personas de las diferentes etnias del país.
Según Wang Shiyu, profesor de la Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín, los ancianos y los niños son la prioridad, ya que la inclusión de estos rangos etarios en los sistemas digitales, procura aportar datos más concretos sobre las necesidades reales de la población a la que se dirige el plan.
Por una parte, se quiere que los más pequeños ingresen sin problemas en las plataformas tecnológicas que no les serán desconocidas por ser nativos digitales, pero en el caso de los adultos mayores, la idea es que con un programa personalizado, logren comprender y utilizar las nuevas herramientas tecnológicas de las que ha dispuesto el Estado para mejorar la calidad de vida del chino.
Integrando a los abuelos
Como punta de lanza de la incorporación de los adultos mayores a la vida digital que hoy colma las principales ciudades de China, el gobierno ha lanzado un plan de alfabetización tecnológica en WeChat, la aplicación de mensajería instantánea más utilizada en el país, y que ya tiene usuarios en varias naciones del mundo.
Con WeChat se pueden enviar mensajes de texto, de voz, hacer videollamadas, subir y descargar documentos y chatear de forma individual o grupal: nada que no hagan las plataformas que ya conocemos en occidente. Pero en China, el WeChat sirve para pagarlo todo, para hacer transferencias a otras personas e incluso para escanear el código sanitario QR, necesario para ingresar en lugares públicos en el país.
WeChat tiene más de 1,1 millones de usuarios en todo el mundo, y en China es uno de los motores más fuertes de la vida tecnológica del ciudadano común. Sin embargo, muchos adultos mayores todavía no están muy duchos en su forma de usarlo, por lo que está en marcha un plan gubernamental de acompañamiento para este segmento de la población.
El profesor Wang Shiyu destaca que la red social Tik Tok ha lanzado un sistema especial para adultos mayores, con teclas más grandes y palabras más vistosas, también el motor de búsqueda chino Baidu ha lanzado un conjunto de aplicaciones especialmente diseñadas para adultos mayores. Entre las funciones de estas aplicaciones, está la de leer las noticias por los altavoces de los celulares, para quienes no puedan leerlas por cuenta propia.
Con el ojo puesto en el futuro
También para los más jóvenes la tecnología actúa como un elemento de comunicación, entretenimiento y educación. Fue una sorpresa para el gobierno chino la aceptación que varios contenidos de índole cultural han tenido entre la población joven, que a través de redes sociales ha multiplicado las reproducciones de piezas que rescatan la cultura ancestral china.
Los expertos locales se han convencido del buen funcionamiento entre la juventud del llamado “consumo por amor”, con lo que han demostrado que si una persona tiene un sentimiento muy profundo por algo con lo que se identifique, estará dispuesto a pagar por estos productos. Eso está pasando con cientos de contenidos culturales que hablan de las tradiciones chinas, y quienes más lo consumen son los jóvenes.
El atractivo visual de estas producciones asombra por su originalidad y belleza a la hora de ser planteados. Buena parte de la juventud que consume estos productos, se enamora de su cultura ancestral y la comparte en sus redes sociales.
Orgullosamente, el profesor Wang asegura que se está formando un “círculo de identidad”, basado en que un grupo de personas similares en sus pertenencias y orígenes se identifica con un elemento común. “Al tenerlo, tendrán orgullo de formar parte de él”, aseguró el catedrático.
Pero todo esto no está exento de preocupaciones ya que, al igual que sucede a escala global, en China muchos jóvenes están tan absortos en su mundo tecnológico, que a veces les cuesta diferenciar entre lo que es real y lo que no lo es. Pero de eso hablaremos en otra entrega de nuestro periplo por China, donde seguimos acompañando la grandeza de un pueblo que le cerró la puerta al fracaso.