Como parte del Plan Estratégico “Orgullo de ser venezolano” anunciado por el Gobierno Bolivariano para el rescate de nuestros valores, idiosincrasia y patrimonios culturales, más de 897 millones de bolívares fueron destinados para dar continuidad a la elaboración de nuevos expedientes sobre nuestras tradiciones populares, que serán presentados ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), con el objetivo de que sean reconocidas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Texto: Prensa MPPC
Este año Venezuela postulará en dicho organismo internacional los Cantos de Trabajo del Llano Colombo-venezolano, a través de un documento elaborado en conjunto con Colombia para rescatar esta manifestación de campo que se ha visto seriamente afectada por la industrialización.
La costumbre está clasificada en más de siete categorías de cantos o silbidos, que han ido desapareciendo con el pasar del tiempo, a medida que se pierden las antiguas rutas del traslado de ganado. No obstante, aún existen algunos viejos cantores de esta tradición en ambos países, lo que lleva a asumir el importante compromiso de revitalizar esta práctica cultural.
Asimismo, para el 2018 Colombia y Venezuela también tienen planteado elevar ante la Unesco otro expediente binacional para solicitar el ingreso del palabrero Wayúu a la lista representativa, a fin de que estos conocimientos ancestrales, que tienen un origen prehispánico y se han mantenido hasta la actualidad, también se conviertan en Patrimonio Cultural Inmaterial.
Con estas dos manifestaciones se elevarían a siete las costumbres populares venezolanas que han sido postuladas de manera consecutiva desde el año 2012. Hasta la fecha, nuestra nación ha conseguido el reconocimiento de un total de cinco tradiciones, consagrándose así como el primer país del continente en obtener de manera ininterrumpida desde hace cinco años el mayor número de declaratorias ante la instancia intergubernamental.
La primera festividad que abrió el camino a los reconocimientos fue los Diablos Danzantes de Corpus Christi en diciembre de 2012. Esta gran fiesta religiosa, que tiene su representación en 11 cofradías a lo largo del territorio nacional, reúne tanto a adultos como a jóvenes y niños en un homenaje al Santísimo Sacramento nueve jueves después del Jueves Santo.
En ella, un grupo de hombres vestidos de diablos dirigen una procesión por los pueblos hasta las puertas de las iglesias, donde se arrodillan ante la imagen del Señor, en representación del triunfo del bien sobre el mal. Se trata de una manifestación trasmitida de generación en generación, que se ha convertido en un espacio para la fe, la unión y el encuentro de las comunidades.
También en el mes de diciembre, pero del año 2013, Venezuela se llenó de júbilo por segunda vez con la declaratoria de la Parranda de San Pedro, celebrada en los pueblos de Guarenas y Guatire del estado Miranda.
Esta emblemática festividad religiosa se conmemora los 29 de junio de cada año, fecha en la cual los fieles, con banderas rojas y amarillas en sus manos, entonan cantos populares en honor al santo, que es paseado por las calles al son del cuatro, las maracas y los tambores.
Cuenta la leyenda que esta tradición nació como forma de cumplir la promesa que una esclava llamada María Ignacia le hiciera a San Pedro a cambio de que curara a su hija gravemente enferma. El milagro fue concedido y como muestra de agradecimiento todos los años la esclava le cantaba y bailaba al santo, hasta su lecho de muerte, cuando su esposo asume la deuda y decide vestirse de mujer con un traje de flores, trenzas en el cabello y labios coloridos, para pagar la promesa.
En 2014 fue el turno de la tradición oral del pueblo indígena Mapoyo, localizado en la población El Palomo del estado Bolívar, la cual ingresó en calidad de Patrimonio Cultural Inmaterial de Salvaguardia Urgente. Dicho reconocimiento es una distinción al significativo esfuerzo realizado por esta comunidad indígena por mantener vigente su cultura, lengua, costumbres y prácticas diarias, que reflejan la expresión viva de la herencia de nuestros pueblos originarios.
Un año más tarde, las técnicas artesanales para el cultivo y tejido de la Curagua hicieron lo propio ante el Comité Intergubernamental. En esta oportunidad, la Unesco reconoció las prácticas derivadas de esta planta autóctona del municipio Aguasay, en el estado Monagas, por su aporte en el fomento de la cooperación entre las familias y las comunidades y su contribución a trascender las barreras étnicas y socioculturales.
Finalmente, en 2016, el Carnaval de El Callao se consagró como la quinta declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, gracias a su carácter pluricultural, pues constituye una fiesta que unifica en una misma tradición la herencia cultural de cuatro continentes: América, Europa, África y Asia.
Dicha festividad tiene más de 150 años de antigüedad y constituye una de las manifestaciones populares de mayor reconocimiento en nuestro país, pues congrega, cada año, a cerca de 70 mil personas, entre venezolanos y turistas, quienes visitan la localidad para disfrutar, durante 5 días y 5 noches, de la música, los cantos, bailes y colores que ofrecen las madamas, mediopintos, diablos y mineros, principales protagonistas de esta fiesta carnestolenda.