DiCaprio y González Iñárritu (Agencias)
Con mucha anticipación, la mayor parte de las personas sospechaban que Leonardo DiCaprio ganaría este domingo el Oscar a Mejor Actor por la película The Revenant, su quinta nominación como actor al premio que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos. La película también le valió el premio al mexicano Alejandro González Iñárritu como mejor director, por segundo año consecutivo. Pero poca difusión recibieron las palabras del actor, también conocido por ser ambientalista, quien destacó que uno de los principales problemas del rodaje de The Revenant ―la poca nieve en las locaciones de Canadá, consecuencia del calentamiento global― son un alerta que no podemos ignorar.
“The Revenant trata sobre la relación entre un hombre con el mundo natural, un mundo en el que 2015 fue el año más caliente de la historia. Un mundo con el que tenemos una responsabilidad. Tuvimos que movernos para buscar nieve”, dijo en torno a los problemas que sufrió la película, durante su filmación. Al quedarse sin nieve en las locaciones originales en Calgary, Canadá, se vieron obligados a desplazarse a la Patagonia argentina para finalizar la producción.
“El cambio climático es real y está ocurriendo ahora mismo; es la amenaza más urgente que afronta nuestra especie. Tenemos que trabajar de manera colectiva. No podemos seguir dejando las cosas para después. Debemos apoyar a los líderes de todo el mundo que no hablen en nombre de las grandes corporaciones ni los grandes contaminantes, sino por la Humanidad, los pueblos indígenas, por los millones y millones de personas más afectadas, por los hijos de nuestros hijos y por todas las personas que han visto sus voces acalladas por la codicia. No demos por sentado nuestro planeta. Yo todo esta noche, no la doy por sentado”, dijo tras recibir el Premio de la Academia.
Sus rivales eran Bryan Cranston (“Trumbo”), Matt Damon (“The Martian“), Eddie Redmayne (“The Danish Girl“) y Michael Fassbender (“Steve Jobs”).
Para The Revenant, el equipo pasó prácticamente un año de rodaje a caballo entre las montañas rocosas canadienses y en la Patagonia argentina que en ocasiones se convirtió, según testimonios de la producción, en un auténtico “infierno” por la dureza de las condiciones climatológicas en las que se llevó a cabo la filmación.
“Es aterrador lo del calentamiento global”, dijo González Iñárritu durante la filmación. “Lo otro es una locura, estoy editando y al mismo tiempo haciendo el final, pero no tengo otra opción, necesito nieve en el verano y solamente la encuentro hacia la Patagonia”.