Al sur del río Bravo hay un mural para la paz

Oscar ArriaObserva la pared, camina de un lado a otro y vuelve a mirar. Se preocupa por un momento porque la superficie no está fondeada, pero después se tranquiliza, quizá porque se percata de que es un problema menor. No es la primera vez que Luis Miere pinta un mural en un barrio caraqueño. Es una de las labores principales a las que se ha dedicado desde hace cuatro años, cuando se integró a la brigada muralista del colectivo Bravo Sur. Su serenidad también se debe a que desde que llegamos las personas de la comunidad nos recibieron con una actitud de respeto y entusiasmo, presta a la colaboración. Como de quienes ven llegar algo que estaban esperando. Efectivamente, los habitantes del barrio Los Sin Techo, ubicado en El Cementerio, guardan expectativas y están dispuestos a trabajar por los cambios que desean ver desarrollados en su comunidad, especialmente en lo que se refiere a la lucha contra la delincuencia.

Prensa MPPC (09/06/2015)

“La comunidad nos pidió que hiciéramos un mural que represente la paz, porque en el sector se está trabajando para combatir la criminalidad”, explica Luis Miere. Para complacer la petición se pintará la cara de una niña sobre una mándala. Uno de los muchachos que nos recibe avisa que en un momento traerán los materiales de trabajo, mientras que nos ofrece agua y se queda para conversar. La sombra en la que nos refugiamos nos protege del sol de mediodía.

Oscar ArriaEl colectivo político Bravo Sur apuesta por la organización popular en cualquiera de sus formas, y llevada a cabo en cualquier contexto. Es por ello que sus acciones son diversas y han tenido lugar en distintos espacios. La organización surgió en el año 2010 a través de la asociación de un grupo de estudiantes de la Universidad de Carabobo, y desde entonces su presencia se ha extendido al estado Aragua y al Distrito Capital.

Se trata de un gran colectivo en el que cada uno de sus miembros realiza diferentes actividades destinadas al fortalecimiento de Poder Popular y la formación revolucionaria. Cada región posee dinámicas propias de trabajo. En los estados Carabobo y Aragua, además de las actividades estudiantiles, se desarrollan labores obreras y campesinas. Mientras que en el Distrito Capital, las acciones se llevan a cabo en el ámbito estudiantil y comunitario.

Charlas, debates y foros son algunas de las actividades mediante las que el colectivo fomenta la organización popular. Es el caso de la Unidad Educativa Nacional Bolivariana Gran Colombia, en donde cada semana se realizan charlas con los estudiantes de bachillerato a fin de impulsarlos a organizarse para resolver sus problemas, ejecutar proyectos y desarrollarse en el ámbito académico de la mejor manera a través del trabajo colectivo.

 

Sin embargo, la principal herramienta de trabajo con la que la organización logra entrar cualquier espacio son los murales. Las comunidades que visitan siempre están interesadas en que se recupere algún espacio del sector con la pinta de un mural. Además, se trata de una actividad de integración, puesto que los habitantes de la comunidad se suman al trabajo y aportan a la creación de la pieza.

Oscar Arria

Los murales son el inicio de una relación que permite el desarrollo de otras actividades, como talleres de esténcil, muralismo y serigrafía, cuya finalidad es promover la organización comunitaria y la creación en colectivo, como mecanismo de autodesarrollo para la independencia económica, la mejora en la convivencia social y la participación de los miembros de la comunidad en los asuntos públicos que le atañen. Además, estas acciones tienen el objetivo de alejar a los jóvenes del ocio y orientarlos a cumplir un papel de participación y utilidad en su entorno mediante el aprovechamiento de sus talentos y capacidades.

El campamento “Actívate y lucha”, realizado en el mes de agosto durante los últimos dos años, persigue, precisamente, afianzar las nociones de identidad, creación y participación en la conciencia de quienes en el futuro tomarán las riendas de la Patria.

En el campamento participan jóvenes de varias comunidades, quienes durante una semana tienen la oportunidad de generar y participar en discusiones políticas, y de recibir formación a través de los talleres de baile, esténcil, muralismo, poesía, serigrafía y origami que se imparten.

La meta es fortalecer la consolidación del Poder Popular y la toma de conciencia por parte del pueblo acerca del papel protagónico que debe cumplir en la construcción de su historia.

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Avanza el reloj y ni la sombra ni la brisa tenue que nos golpea impiden que el calor se imponga. La espera por los demás muralistas se hace menos tediosa, porque surge una conversación con Alexis Somaza, joven de 19 años nacido y criado en el barrio Los Sin Techo. Comenta que lleva un año trabajando en el Plan Jóvenes del Barrio Antonio Cermeño, organizando y participando en actividades deportivas y recreativas dirigidas principalmente a niñas, niños y jóvenes del sector.

También cuenta que el principal problema del barrio es la delincuencia, la cual busca combatir a través del trabajo social. Tanto él como sus compañeros de trabajo de la comunidad tienen claro que la violencia criminal debe atacarse desde el origen.

El sistema capitalista impone una lógica de competencia permanente en la que debe vencer el más fuerte, sin importar a quien deba atropellar para alcanzar su propósito. En los barrios, sectores habitados por quienes han sido históricamente desplazados por ese mismo sistema, es lógico que la violencia surja, para algunos, como medio para hacer frente a la exclusión mediante la imposición sobre los otros a fuerza de miedo y sangre.

Oscar ArriaExisten, por supuesto, otras alternativas y en ellas Somaza le encuentra sentido a su trabajo. “El deporte permite despejar la mente, es una salida de todo lo malo y rescata a los jóvenes del ocio”, afirma. Entiende que para enfrentar y vencer la delincuencia es necesaria la asociación y trabajo conjunto de la gente del barrio, que mejor que nadie comprende su realidad, puesto que la vive a diario. Sería pertinente que, desde el exterior, las acciones destinadas a combatir la criminalidad también fueran efectivas. Sin embargo, el panorama es totalmente opuesto y se traduce en otro problema con el que los habitantes del sector han debido lidiar desde siempre: la represión de los cuerpos policiales.
Tiene sentido hacer un mural que represente la paz en el barrio Los Sin Techo. Vladimir Parra, integrante del Plan Jóvenes del Barrio, da con la clave al ver la pared que será pintada y percatarse de un detalle que no había notado: las letras que quedarán cubiertas por el mural. “No, vale, eso de ‘En honor a los caídos’ no cuadra. Hay que poner un mensaje positivo. No podemos volver al pasado, sino ir al futuro”, comenta. No es una afirmación irresponsable. No se trata de olvidar a quienes cayeron ni de suprimir la conciencia histórica, sino de centrar la atención en lo mucho que queda por construir.

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En tiempos de revolución, librar la batalla comunicacional es una tarea de suma importancia en el combate político. En una sociedad de información en la que los medios de comunicación, respondiendo a los intereses del capital, nos venden una cultura y unos modos de vida ajenos, es importante resistir y responder con expresiones contraculturales que reivindiquen nuestros saberes, costumbres y creaciones originarias, y que a su vez reconozcan y hagan visible el aporte que el pueblo realiza día a día al país con su fuerza productiva.

Desde este plano, Bravo Sur responde con La Herramienta, periódico de circulación mensual en Aragua, Carabobo y Distrito Capital, que respalda los intereses de la clase obrera y trabajadora venezolana. De igual forma, actúan desde la radio a través del programa Guevareando, transmitido desde hace un año en la emisora comunitaria Radio Tiuna (102. 9 FM), los días miércoles de 4:00 a 5:00 p.m. La transmisión se escucha en toda la parroquia Santa Rosalía y trata temas del acontecer político nacional. “Nuestro objetivo es interpretar los hechos políticos que suceden semana a semana en el país y debatir con ideas, proponer acciones al Gobierno y hacer criticas si es necesario. Todo desde el punto de vista de la organización comunitaria, debido a que esta emisora está en las faldas del barrio”, explica Andrés Rodríguez, conductor del programa.

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En el área de la comunicación, el fuerte de este colectivo sigue siendo el trabajo de calle. En este sentido, los murales también son relevantes, puesto que no sólo suponen un punto de partida para las actividades comunitarias, sino que además constituyen el rostro visible de Bravo Sur en las paredes de la ciudad. Los muralistas saben la importancia comunicacional de sus creaciones: su presencia permanente en las calles, su duración en el tiempo y el atractivo visual que poseen.

La línea temática que las define es la representación del pueblo, del hombre y la mujer afrodescendientes, de obreras y obreros, artistas populares, estudiantes, deportistas, de todos los rostros que desde el anonimato trabajan por el desarrollo de la nación. La muestra más reciente de ello es el mural Trabajo y Patria, realizado en el marco del Festival Caracas a Gran Escala, en un edificio de la Gran Misión Vivienda Venezuela, ubicado en San Bernardino. Fue una de las obras ganadoras del evento.

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Los miembros de la brigada muralista lucen franelas alusivas al Festival y comentan que consideran que éste ha sido uno de sus trabajos más importantes, tanto por el esfuerzo que demandó como por el impacto que ha causado en la gente.
El origen etimológico de “Bravo Sur” es, por un lado, de carácter geográfico. Quienes lo escogieron se ubicaron en el mapa, específicamente en el río Bravo, frontera natural de Estados Unidos y México. Por otra parte, responde a un criterio de apoyo e identificación con el territorio y la gente que se encuentra al sur del torrente divisor. Con el carácter bravío de los pueblos latinoamericanos que, a pesar de tener diferencias políticas, económicas, sociales y culturales entre sí, comparten la misma historia de resistencia y rebeldía ante la política imperial europea y, posteriormente, norteamericana.

La labor de este colectivo es netamente militante y comprometida con la causa revolucionaria. La autosustentatibildad de su economía se debe al aporte de cada uno de sus miembros, quienes colaboran, en la medida de sus posibilidades, con el financiamiento de la organización.

Después de dos horas llegan los demás muralistas, se dan un saludo de puño y seleccionan los materiales a utilizarse para la pinta. Las miradas de sus compañeros le indican a Kevin que debe ser el primero en enfrentarse al sol pintando el fondo de la pared. Se dedica a la tarea de inmediato. A pesar de que las dos de la tarde es una hora de descanso para quienes están en sus casas, las personas de la comunidad comienzan a integrarse y a mostrar interés en la actividad. No sólo los jóvenes del sector que se dedican a la labor social aprecian su importancia. A través del mural, los demás habitantes de Los Sin Techo también ven un reflejo tangible de su lucha por construir un futuro de paz, trabajando sobre la base de aprendizaje que produjeron las desavenencias del pasado. También lo percibe Luis Miere, quien pinta en ese momento, y procura ser cuidadoso al trazar las líneas que comienzan a darle forma a un rostro infantil.

Oscar Arria

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