El martes 18 de marzo, en los Espacios Cálidos de la Unearte, y como parte de la serie de actividades que se ha realizado en la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) 2015, se desarrolló el foro “Ronda editorial para niños, niñas y jóvenes”, como parte del ciclo “Bibliodiversidad, literatura e identidad”. En esta serie de foros se ha abordado desde distintas perspectivas el libro y su relación con la identidad, como vehículo no sólo de la literatura, sino de la cultura misma de los pueblos. Es por ello que se ha atendido la importancia del trabajo editorial independiente, de la producción de textos y, en este caso particular, de los contenidos dirigidos a niños, niñas y adolescentes.
Prensa MPPC (Texto: Javier Bastardo / Fotos: Milángela Galea)
En esta oportunidad, las panelistas fueron Henriette Arreaza, socióloga, escritora, editora, parte del equipo de Siembra Viva Ediciones e incansable cuidadora de los mitos; y Elvia Silvera, amante de la palabra, escritora de libros para niñas, niños y jóvenes.
En el trabajo de ambas juega una parte fundamental la tradición oral de los pueblos, y de una u otra manera ambas reproducen una cosmovisión que es propiamente nuestra, en versión infantil, pero cuyo sustento es un análisis y una investigación de los mitos y costumbres nacionales.
Al emplear la narrativa como un vehículo para acercarles nuestra propia cosmovisión a los más pequeños, ganamos la batalla por consolidar nuestro proceso de transformación, pues si no lo hacemos nosotros, el capitalismo y su hegemonía cultural lo harán.
La idea es poder apropiarnos de los contenidos que se ofrecen a nuestros niños para evitar la enajenación de la que son objeto, por medio de las estructuras a través de las que funcionamos, pero que nos son ajenas, impuestas.
Además, no se trata solamente de producir contenidos propios, sino que lleguen, que alcancen a los lectores y los atrapen. El libro como vehículo de una cosmovisión que se vuelva cotidiana a los niños, que jueguen con ella, que la actualicen. Es por ello que el libro que se destina a la lectura para niños debe ser cuidado con la mayor minuciosidad y el máximo esmero, pues constituye el primer paso en la sensibilización de los jóvenes del mañana.
Y tras comprender los requerimientos de la edición destinada a niños, se planteó la necesidad de mantener y defender la pluralidad en este trabajo, permitiendo establecer diferentes enlaces para lograr influir positivamente en los más jóvenes.
Finalmente, resultó esencial demostrar que si ponemos las herramientas y las experiencias de los pequeños editores, de los escritores comprometidos y de quienes se dedican a la labor de deconstruir la hegemonía cultural del capitalismo produciendo contenidos infantiles autónomos, se allana el camino hacia la posibilidad de una sociedad más justa, “tenemos muchas cosas buenas para dar”, aseguró Silvera.