Claves fundamentales de las sanciones contra Venezuela

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orlandodolar Venezuela y sus recursos son parte del interés estratégico de Estados Unidos. Es una historia sabida que siendo el principal reservorio energético del planeta y que estando en las narices de Estados Unidos reviste particular importancia para la hegemonía imperial someter a Venezuela, ingobernable para el imperio del norte desde la llegada de Chávez a Miraflores en 1999.


Texto: Franco Vielma, Misión Verdad

Nuestra historia reciente está signada por una clara injerencia estadounidense, financiando y apoyando políticamente a la derecha, apoyando golpes de Estado, sabotajes petroleros, paros patronales, guarimbas e incursiones paramilitares, y ahora da otro giro con el abierto ataque institucional contra Venezuela por la vía de las sanciones. La situación ante la que hoy estamos es una situación anunciada y esperada.

Desde el año 2011 en la gestión de Barack Obama, y antes en la de George W. Bush, las sanciones contra Venezuela eran ya discutidas y su decisión dilatada. Es ahora cuando se producen todas las “condiciones” para dar luz verde contra Venezuela. Intentaremos identificar algunas claves medulares sobre este nuevo tipo de arremetidas de Estados Unidos, que serán continuas.

El “cambio de enfoque” en la Casa Blanca

Si bien desde la Casa Blanca se ha intentado casi desde cualquier vía derrocar a la Revolución Bolivariana, ellos han tenido claro que una lucha institucional abierta por la modalidad de sanciones contra nuestro país serviría para dar por sentado en el piso político interno de Venezuela que la injerencia imperialista existe, que es un hecho, y que tal intervención puede generar una matriz adversa a lo interno de Venezuela que podría terminar favoreciendo al chavismo.

Quienes se opusieron en el parlamento norteamericano a las sanciones durante estos años han sido precisamente los demócratas, y no lo hicieron por razones de respeto a nuestra soberanía, lo hicieron por razones de conveniencia política, a los fines de no contravenir los informes que han recibido desde Venezuela, de la mano de factores de la derecha venezolana que advierten que las sanciones son “un error político”.

Dichos factores internos en Venezuela no son precisamente Maria Corina Machado, Voluntad Popular y similares, quienes en 2014 participaron en la acción insurreccional guarimbera conocida como “La Salida”. El ala republicana en el parlamento de Estados Unidos, ahora más consolidada luego de las elecciones de noviembre pasado, es la que más alianzas tiene con la derecha transnacional en Venezuela, la que hace vida en Miami, la más radical, fascista y violenta, compuesta por banqueros prófugos, ex ejecutivos de la vieja PDVSA, autoexiliados y parte de la oligarquía expatriada que perdió privilegios en el ascenso de la Revolución Bolivariana. Al producirse este cambio en el parlamento, se produce la decisión política de sancionar a Venezuela.

Básicamente Obama y los demócratas, al perder gobernabilidad en el Senado y en la Cámara de Representantes, pierden la facultad de dirigir su propia agenda, su propia metodología para efectuar lo que en definitiva es una sola estrategia global estadounidense, que es la misma desde hace cien años, y que han implementado demócratas y republicanos, cada cual según su estilo: someter países con recursos. La decisión en el parlamento norteamericano se produce a sabiendas de que Obama dará el ejecútese a dichas sanciones.

El senador republicano Marco Rubio, de la mano de Ileana Ros Lethinen, ambos muy asociados al lobby anticubano en Miami, fervientes entusiastas de la política sionista israelí, han hecho las debidas presiones y han conjugado las variables fundamentales para llegar a esta decisión en favor de los grupos económicos que les respaldan.

Entiéndase que poderosos grupos económicos expatriados de Cuba y Venezuela son base de apoyo político y sobre todo económico de estos personajes en el estado de Florida y otras áreas de influencia.

Un conjunto de “condiciones favorables” a las sanciones

La guerra económica contra el Gobierno y la sociedad venezolana es un hecho que guarda variables transnacionales implicadas. Tiene actores venezolanos dentro y fuera de nuestro suelo actuando de manera rigurosa, desde el plano corporativo hasta en los contextos mafiosos como son los de las casas de cambio en Colombia.

El editor de DolarToday es Orlando Urdaneta, tristemente célebre por ofrecer por TV un millón de dólares para que un francotirador asesinara a Chávez. Siendo un hecho que las casas de cambio en Colombia son controladas por mafias narcoparamilitares que hacen su lavado de dólares en Miami, y que alrededor de Dolar Today no hay un sólo vestigio de racionalidad económica, la situación ha sido montada para hacer bullir la economía venezolana.

Ciertamente, este contexto adverso a lo interno de la economía facilita el consenso para crear, mediante sanciones, nuevos mecanismos de presión y asfixia para doblegar a la dirigencia venezolana. Así lo han previsto y así lo hacen ahora. Articulan los mecanismos de asfixia económica para crear condiciones políticas “favorables” para las sanciones.

Produciéndose la caída actual de los precios del crudo, la situación se conjuga en otros escenarios. Las calificadoras de riesgo, que también operan desde Estados Unidos, aumentan las cifras de “riesgo país”, colocando a Venezuela casi en el mismo nivel de un país del este africano en guerra civil.

La idea es bloquear cualquier acceso de crédito de Venezuela en el extranjero. Pero también enrarecer el valor de los bonos venezolanos, enrarecer ante los lobbys económicos financieros internacionales la situación de Venezuela como país solvente. La idea es posicionar a Venezuela como país a las puertas de un default, de un quiebre sistémico, de la bancarrota.

El juego mediático internacional, presenta el guión de Venezuela como un país regido por una “dictadura” que además es “fracasada” en lo económico. El retrato de un país “quebrado”, “endeudado”, “insolvente” y además con una población “brutalmente reprimida” a lo interno signa, por supuesto, un escenario “favorable” para que la intervención se haga posible mediante las sanciones: la consolidación de la tesis-matriz del Estado fallido.

Las variables se apuntaron para de repente convertir a Venezuela en una especie de sistema político retrógrado, una especie de vieja dictadura africana o caribeña, en la quiebra absoluta, aislada, sobre la cual hay que hacer presiones para terminar de hacer caer a la dirigencia de tan oprobioso régimen.

Cualquier medio internacional no sabe decir otra cosa sobre Venezuela. Incluso descontextualizando lo que en la economía venezolana sucede, en el extranjero no hablan del contrabando. De hecho, los medios afuera explican que es la crisis económica la causa de una “hambruna nacional” que trajo consigo la “respuesta violenta del pueblo” durante las guarimbas, y que nuestro Gobierno “masacró a estos venezolanos que sólo buscaban el pan”.

Nunca se dice que las guarimbas se concentraron en urbanizaciones de la clase media acomodada, y que no fue una crisis de hambre, sino un plan articulado de un sector político del fascismo venezolano y mayamero. La tramoya está claramente montada para justificar ante la opinión internacional que “el Tío Sam debe actuar”.

¿Qué sucederá ahora?

Las sanciones contra Venezuela van a recrudecer. Indudablemente. Van a recrudecer, se pronunciarán más todavía. Se extenderán, quizás hasta niveles todavía insospechados, según la dinámica a lo interno en nuestro país. Sin lugar a dudas, estas sanciones en el preámbulo del 2015, año electoral, son un tiro por elevación a las elecciones parlamentarias en nuestro país. Con ello se pretende crear condiciones de rechazo político a la dirigencia chavista –aunadas al escenario económico actual y previsto para 2015.

Las sanciones están dirigidas a funcionarios venezolanos, precisamente para hacer de nuestra dirigencia un foco de atención y rechazo político. Todavía no emplean sanciones económicas generalizadas para no debilitar la base de apoyo opositora interna, a la sombra de su pseudodirigencia que celebra hoy esas sanciones. Tienen el gatillo puesto en esa posibilidad. Un bloqueo oficializado es una opción posible en el corto, mediano plazo.

Desde Estados Unidos se espera que la derecha gane las parlamentarias venezolanas para así generar “una salida institucional” del Gobierno. Una especie de “golpe parlamentario”. En el caso de que los resultados no sean los esperados, las sanciones van a continuar. El propósito fundamental de las sanciones gringas ha sido siempre extorsionar la voluntad de los países para que sustituya su dirigencia por una afín a los intereses estadounidenses.

Las sanciones pasarán al plano económico una vez que ellos lo consideren necesario, es decir, cuando ocurra la inevitable victoria de las fuerzas del chavismo en las parlamentarias. Ya prevén que así será. Entre los senadores gringos ya se debatía hasta hace poco incorporar un paquete de sanciones económicas contra el país y no las que hoy promulgan, que son exclusivas contra funcionarios.

Tanto es así, que el pasado septiembre la senadora Mary Landrieu, de Luisiana, fue señalada por los senadores Marco Rubio y Bill Cassidy de boicotear las sanciones, pues ella manifestó sentirse “preocupada por las repercusiones que podrían tener en la refinería que tiene la petrolera Citgo, filial de Petróleos de Venezuela en Luisiana, si el Congreso aprobaba sanciones”, dejando entrever lo que es obvio: las sanciones gringas suelen ser progresivas; aunque se dirijan contra funcionarios no surten los efectos esperados si no pasan al plano económico y si no se intervienen los intereses medulares de los países sancionados.

Las sanciones contra Venezuela guardan similitud con el patrón de sanciones que Estados Unidos ha implementado en la era reciente contra países como Irán y Rusia. En el caso iraní, las sanciones por el programa nuclear desde 2007 fueron también contra funcionarios, sumadas a un embargo armamentístico. La resolución 1.747 (del 24 de marzo de 2007) amplía el campo de las sanciones y congela los haberes de otras 13 entidades relacionadas con el programa nuclear o con los Guardianes de la Revolución.

Se instaura un embargo sobre las compras iraníes de armas y restricciones financieras y comerciales, así como a los viajes de personalidades iraníes ligadas al programa nuclear. La resolución 1.803 (del 3 de marzo de 2008) impone nuevas medidas como la prohibición de viajar a los responsables del programa. Prohíbe además el suministro a Irán de materiales susceptibles de ser utilizados con fines militares.

Las sanciones evolucionaron hasta el embargo petrolero casi total, en el que se prohíbe la compra de crudo iraní en el extranjero. En 2011 la Unión Europea aprueba dos nuevos paquetes de sanciones: se congelan los haberes de más de 243 entidades iraníes y de unas 40 personas a las que impide la obtención de visa para ingresar en el bloque europeo, entre ellos funcionarios públicos y agentes de negocios en áreas ajenas a cualquier materia nuclear o militar.

En el caso de Rusia, las primeras sanciones fueron contra funcionarios del Gobierno ruso, así como de jefes de empresas aliadas al Gobierno ruso. En marzo de este año, cuando se iniciaron las sanciones se indicó que entre los funcionarios gubernamentales sancionados estaban “incluidos dos miembros del círculo más estrecho del presidente (Vladímir) Putin”. Las empresas sancionadas también estaban vinculadas al mandatario ruso. Barack Obama prohibió la entrada a EEUU a once políticos y embargó sus activos.

Entre los sancionados estaban, en particular, la presidenta del Senado, Valentina Matvienko, el viceprimer ministro Dmitri Rogozin, los asesores presidenciales Vladislav Surkov y Serguéi Gláziev, los diputados Elena Mizúlina y Leonid Slutski y el senador Andréi Klishas. El primer ministro de Crimea, Serguéi Aksiónov, y el presidente del Parlamento de la península, Vladímir Konstantínov, también se incluyeron en la lista. La Unión Europea se unió a la fiesta de sanciones, aplicando medidas contra 55 rusos funcionarios de Gobierno y dueños de empresas. Las medidas por parte de EEUU, Canadá, la UE y Australia han devenido en más funcionarios y empresas sancionadas hasta la fecha.

Las sanciones evolucionaron a lo económico de manera tal que bancos rusos han visto congelados sus activos depositados en Europa y EEUU, se implementa embargo de vender productos agrícolas a Rusia, armas, tecnología para empresas petroleras rusas y se bloquean las concesiones para proyectos de gas que ya estaban en desarrollo, como el afamado caso del “South Stream”, un gasoducto que los rusos construyeron desde su territorio, atravesando el Mar Negro y que al llegar a las puertas de Hungría es clausurado. El contrato ruso a Francia por los famosos portahelicópteros Mistral, pagadas sus dos terceras partes y que ya debían ser entregados por Francia, no han sido entregados debido a las sanciones.

En sólo estos dos ejemplos las sanciones guardan esa característica: fueron enunciadas como medidas contra funcionarios y luego terminaron siendo asfixiantes medidas de presión económica. Venezuela no será la excepción.

Tempestuoso 2015

Este año por iniciar promete situaciones inéditas en el devenir de la política nacional, lo que demanda a su vez una inédita cohesión nacional. Y esta debe venir de mano de los(as) patriotas, aquellos que dijera Chávez, citando a Augusto Mijares, “que sentimos a la patria hasta en las vísceras”.

Nuestra dirigencia revolucionaria debe explicar y advertir al país todas las variables detrás de lo que sucede ante nuestros ojos. No hay mejores condiciones políticas para interpretarlo como ahora. El presidente Maduro está llamado a ser el interlocutor visible que dé cuenta ante el país de esta embestida brutal contra nuestro pueblo. Ante la ausencia de un liderazgo opositor visible y un Gobierno gringo que les hace “el trabajito”, lo fundamental es seguir el ejemplo que Chávez dio, convirtiendo toda la adversidad política en victoria política.

Quienes quieren extorsionar la voluntad nacional vendrán por sus fueros, pues no pierden de vista su objetivo estratégico: devolverle el país a la oligarquía. El objetivo táctico a la vista son las elecciones parlamentarias. Estas sanciones son el preámbulo de lo que ha de venir en un contexto de agitación y movilización social a lo interno. La construcción de una gobernanza económica y política son fundamentales para la estabilidad necesaria. Este contexto adverso es, a su vez, de oportunidad. Al país hay que explicarle que estas sanciones contra funcionarios no se quedarán allí, y que tienen un móvil político inocultable.

Las alianzas internacionales de Venezuela son y serán fundamentales en el actual y futuro escenario. En este contexto subyace el aislamiento o la progresión a nuevos estadios de consenso internacional sobre la situación de Venezuela frente al injerencismo norteamericano.

La cohesión de las fuerzas sociales del chavismo es más necesaria que nunca. El clarín de la patria nos está llamando. Sin vacilaciones hay que acudir a tal llamado. “Vacilar es perdernos”.

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