El tesista de la Univeridad Central de Venezuela Kevin Ávila, respondió en su cuenta en la red social Twitter ante las acusaciones hechas por diferentes medios de comunicación sobre lo ocurrido en dicha casa de estudios el pasado jueves, cuando opositores violentos atacaron la escuela de Trabajo Social y golpearon brutalmente al joven William Muñoz, estudiante de Derecho, y a varias personas en Trabajo Social. “William Muñoz fue derribado de un tubazo, golpeado con saña y llevado ensangrentado lejos de nosotros. Nuestro compañero fue rociado con gasolina. ¡Amenazaron con empalarlo! Nos reunirnos para rescatarlo de lo que seguramente, sería su muerte”, señaló en su cuenta @kevinavilaucv en la red social Twitter.
Texto: Alba Ciudad (LBR)
“Voy saliendo de la Fiscalía de rendir testimonio sobre hechos violentos ayer en la UCV. ¡Hemos pedido que se investigue a fondo!”, señaló este viernes a las 8:24 pm en la red social. Luego relató los hechos ocurridos.
“Ayer (jueves) acudí a una reunión de tesis con el profesor Gustavo Bastardo a las 11 de la mañana. La oposición estaba marchando dentro de la Universidad. Un grupo se separó de la marcha y se dirigieron con violencia a la Escuela de Trabajo Social. Nos superaban ampliamente en número. Un grupo de 30 compañeros nos tuvimos que refugiar en FACES (Facultad de Ciencias Económicas y Sociales), incluyendo el profesor y algunos empleados.”
Explicó Ávila que, si bien ellos lograron refugiarse, “William Muñoz no lo logró. Observamos con impotencia como William Muñoz fue derribado de un tubazo, golpeado con saña y llevado ensangrentado lejos de nosotros. Nuestro compañero fue rociado con gasolina. ¡Amenazaron con empalarlo! Nos reunirnos para rescatarlo de lo que seguramente, sería su muerte”.
Muñoz sufrió una triple fractura en el tabique nasal, tres costillas rotas, desviación en la columna y contusiones craneales, según informó Alejandro Padrón, otro estudiante presente en los hechos del jueves.
En la escuela de Trabajo Social se vivieron circunstancias similares. La joven Wenderly Conde, estudiante de dicha escuela, cuenta cómo fue cobardemente golpeada. “Llegaron, arremetieron primero en el cafetín de la Escuela de Trabajo Social. Yo estaba sentada con unas compañeras y compañeros de clase. Empezó a discutir, uno de los carajos me cayó encima cuando intenté defender a una de mis compañeras que la trataron de agredir, le estaban faltando el respeto. Me empezó a golpear en la cara, me pegó en la costilla, me caí de la mesa. Como pudimos salimos corriendo, uno de los compañeros me pudieron rescatar y entramos a la Escuela. Allí nos dejaron secuestrados”.
“Esto es algo constante, es similar a lo que pasó en la Escuela en 2007, cuando duramos más de 5 horas secuestrados allí y la rectoría de la UCV no dijeron nada”, señaló la joven Conde.
Trabajo Social: Constantes asedios
En noviembre de 2007, la escuela de Trabajo Social, con decenas de estudiantes en su interior, fue asediada por más de 5 horas por manifestantes violentos opositores que intentaron quemar la escuela con más de 150 personas en su interior, considerada en aquel momento el principal bastión del chavismo dentro de dicha casa de estudios. En aquella ocasión, los rectores tampoco dieron permiso al ingreso de cuerpos policiales para restaurar el orden. Grupos revolucionarios ingresaron a la casa de estudios en motos, ahuyentaron a los opositores violentos y permitieron rescatar a los jóvenes secuestrados; sin embargo, las fotos que dieron la vuelta al mundo eran las de “chavistas armados”.
Esta semana se repitió la misma situación: las fotos que han dado la vuelta al mundo han sido las de un joven desnudado por un grupo de encapuchados, la de una corresponsal mexicana agredida por otro encapuchado, y la de un joven con un arma de fuego. Videos como los de la agresión a William Muñoz y la de Wenderly Conde, joven de Trabajo Social que también fue agredida y golpeada, han sido poco difundidos por los medios de comunicación privados y agencias internacionales.
“Desde anoche circulan por la red fotos nuestras, donde se nos enjuicia irresponsablemente. ¡Condenamos esta campaña de desinformación! Ningún medio ha revelado la gravedad de las heridas del compañero William Muñoz, que fue intervenido hoy (viernes) de sus lesiones”, señaló Kevin Avila en su Twitter.
Señaló además que “la magnitud de la campaña de odio que corre por las redes ha propiciado amenazas de muerte sobre las familias de nuestros compañeros”. Este viernes, José Guarapo, Consejero de FACES y militante revolucionario, denunció amenazas contra él y su hija hechas a través de cuentas anónimas en Twitter. “Tú y tu hija pagarán”, le dijeron
“Tenemos evidencias y videos de la violencia de estos grupos. ¡Las presentaremos ante los medios! Si tenemos que dar la cara ante la justicia por habernos reunido para rescatar a un compañero de la locura de un grupo violento, ¡lo haremos!“, señaló Avila en un último tuit.
La autonomía y la seguridad
La Universidad Central de Venezuela, al igual que otras universidades venezolanas, son proclamadas a nivel constitucional como autónomas. Esta autonomía, que en principio tiene como fin la no intervención del Estado ni del gobierno en los programas de estudio, se llevó también a niveles de seguridad y patrullaje, lo que impide que un cuerpo policial pueda ingresar a la UCV sin permiso expreso del rector o rectora de dicha casa de estudios.
Esta situación perjudica notablemente el campus de la UCV: un gigantesco espacio de 164 hectáreas, que en el siglo XIX era una hacienda de la familia Bolívar. El Libertador venezolano la donó a la entonces Universidad de Caracas en 1827, sentando principios vitales para su transformación en la Universidad Central junto a su entonces rector, José María Vargas. Luego, entre 1940 y 1960, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva construyó los edificios de las facultades y escuelas que hoy existen en el gran espacio, surcado por numerosas calles y avenidas.
Pero en todo este gran espacio no pueden ingresar cuerpos policiales. Esto ha causado constantes debates entre estudiantes, profesores y trabajadores de la Casa de Estudios, que desde hace muchos años se quejan de los gravísimos problemas de inseguridad y delincuencia, altos índices de ultrajes y violaciones sexuales y otras situaciones que viven los estudiantes de dicha casa de estudios. En la UCV, si bien existe personal de seguridad, el mismo está desarmado y se manifiesta incapaz de enfrentar al hampa. Las únicas personas a las que se les permite de forma oficial ingresar con armas a la UCV son el personal de seguridad de las agencias bancarias que existen en su interior.
Sólo el Consejo Universitario puede autorizar el ingreso de cuerpos policiales en la UCV. El debate sobre la seguridad en la UCV, lamentablemente, está muy contaminado con la polarización política: la oposición radical, a la que pertenecen figuras como la rectora Cecilia García Arocha, está en desacuerdo con la presencia de efectivos de la Policía Nacional Bolivariana en las calles y avenidas. Y, si bien las elecciones de nuevas autoridades rectorales debieron efectuarse hace 2 años, el juego está trancado: la aprobación de una nueva Ley de Educación determinó que el voto de estudiantes, profesores y trabajadores debe tener la misma ponderación, y una orden del Tribunal Supremo de Justicia ordenó modificar los reglamentos electorales para adaptarlos a la nueva ley. Esto no se ha hecho, y las elecciones siguen en mora.