José Alejandro Delgado cuenta en su blog “A pedal y bomba”, a propósito de la gira que músicos venezolanos realizan en Europa: “Recién acabamos de llegar a Chipre pero antes queremos contarles la experiencia en Serbia. Luego de prepararnos para una programación muy activa tuvimos que cambiar el ritmo ya que llegamos a una Belgrado en duelo por las decenas de fallecidos y miles de damnificados por las inundaciones que dejaron las lluvias a su paso por esta parte del mundo. Pensamos mucho en las lluvias del 2010 que dejaron miles de refugiados en Venezuela y sentimos que, como en nuestra tierra, podríamos ayudar de alguna manera. Así que nuestra función en esa ciudad se transformó llevándonos a la Facultad de Deportes de la Universidad de Belgrado, donde se encontraban 700 refugiados aproximadamente provenientes de la ciudad de Obrenovac, una de las más afectadas por las intensas lluvias de las últimas semanas. También tuvimos la oportunidad de compartir la Venezuela Sonora con un grupo de niños, jóvenes y adultos en el Centro de la Juventud – Music ART Project en el marco de una iniciativa que se llama “Art in the times of need” o El arte en los tiempos de necesidad”.”
Texto: José Alejandro Delgado en “A pedal y bomba“
La lengua es concebida como una barrera cuando uno no la domina, sin embargo, a veces nos preguntamos ¿Quién domina a quién? ¿nosotros a la lengua o ella a nosotros? Bien, haber estado en Belgrado y habernos encontrado con su lengua y su cultura nos ha dejado muchas preguntas. Hemos salido de nuestra zona cómoda donde conocemos los nombres de los sitios y más o menos podemos escuchar e irnos infiltrando en la realidad, dejándonos colar a través de la lengua. En este caso, la lengua como método de comunicación y sustrato de “representación” había desaparecido y qué bueno que fue así porque no nos quedó otra cosa que el gesto ante la contingencia y la realidad.
¿Qué palabras pueden sustituir la sonrisa de un niño en medio de un refugio? ¿Cómo podríamos trasladar a alguna lengua los latidos del corazón que sentimos cuando los refugiados compartían con nosotros su comida y su bebida mientras cantábamos? ¿cómo podríamos llevar eso a palabras? ¿Cómo te lo digo, cómo hago pa que suene justo lo que sale de mi corazón?
Hacemos el tonto esfuerzo aquí en esta bitácora de traducirles en palabras las cosas potentes que hemos vivido, pero estamos seguros que a falta de palabras, el gesto y la sonrisa nos han llenado de significado y propósito. Tal vez las canciones se acerquen más a lo que queremos decir.
Nos sentimos orgullosos de ser parte de una Venezuela que se mueve inmediatamente por solidaridad y no porque sea discurso o moda. Hacemos lo que hemos aprendido en un país en revolución y cumplimos nuestro objetivo sin más. Es nuestra tarea. Si la música no modula ante la adversidad, abriendo espacios de encuentro para la sanación, entonces no sirve de nada.
El encuentro
Por último, a propósito de la solidaridad, en un sitio que llaman “La playa de Belgrado” hemos tenido un encuentro conmovedor con una mujer que ha sido evacuada de Obrenovac mientras su esposo Sveto Dobrijevic se quedó en la termoeléctrica de la misma ciudad en contingencia por las inundaciones. Ella es Zorica Dobrijevic que, además de llenarnos de energía y risas, ha sido durante varios la encargada de la Asociación de Amistad Serbio-Cuba. Ella quiso conocernos, en parte, por formar parte del legado de aquel hombre que tanto quiso conocer, nuestro comandante Hugo Chávez.
Antes de partir, nos preguntó ¿Saben qué ha llamado mi atención de los venezolanos? Nosotros, por supuesto, no supimos responder y ella explicó “Ustedes tienen un brillo en los ojos que deja ver aquello que llevan dentro”.
Agradecemos a Darwin, Oscar, Marina, Nicola, Bojana, Bojan, Natasha y Andreu por su disposición y hospitalidad.