Falleció el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal

El poeta y sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal falleció el domingo en Managua debido a complicaciones de salud, informaron allegados. Tenía 95 años. Cardenal murió a las 3:10 de la tarde hora de Nicaragua, señaló Luz Marina Acosta, su asistente personal. “Nuestro amado poeta ha emprendido su proceso de integración al Universo, con la mayor intimidad con Dios”, afirmó.

Texto: Alba Ciudad (Con información de Página/12, BBC y Agencias)

Bosco Centeno, amigo cercano de Cardenal y miembro de la comunidad de la isla de Solentiname, en el sur del país, declaró que el sacerdote fue internado hace un par de días en un hospital capitalino por un problema cardíaco.

El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, transmitió, en nombre del pueblo venezolano, sus condolencias a familiares y allegados del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal por su partida física este domingo 1 de marzo. En su cuenta en la red social Twitter, el Jefe de Estado expresó: “En nombre del pueblo venezolano envío profundas condolencias al comandante Daniel, a Rosario y a todos los nicaragüenses, por la partida del gran poeta Ernesto Cardenal. Su invaluable legado literario, cultural y religioso es orgullo para los latinoamericanos. ¡Vuela alto maestro!”.

“Al trasladar sus condolencias a familiares y seres queridos del poeta de la Teología de la Liberación, Venezuela destaca los aportes culturales y literarios de Ernesto Cardenal, que le valieron la admiración de los pueblos humildes, así como numerosos premios y reconocimientos de gobiernos y organismos culturales mundiales y regionales”, señaló el Presidente en un comunicado difundido por la Cancillería. “Su legado poético e intelectual representa un verdadero orgullo para el pueblo nicaragüense, tierra de poetas excepcionales y valientes militantes de la vida, así como para toda Nuestra América Latina y Caribeña”.

Asimismo, en la red social, el ministro para la Cultura, Ernesto Villegas, dedicó unas palabras para enaltecer la obra y apego revolucionario del poeta: “Eligió sacerdocio y la poesía lo eligió a él. La Revolución Sandinista lo tuvo de ministro de Cultura 1979-87. Teólogo de la Liberación, pasó 35 años castigado por Roma, hasta que Francisco revocó veto de Juan Pablo II. Fue solidario con la Revolución Bolivariana. Murió hoy 1 de marzo a los 95 años”.

Su vida

La escritora Silvira Friera recuerda, en un artículo en el medio argentino Página/12, algunos de sus más destacados versos, que “mezclan las poéticas de los antiguos latinos, la de los indígenas precolombinos, los chinos y japoneses -además del hondo sentimiento bíblico de los Salmos y el Cantar de los cantares-“, para comunicar más y mejor.

“¿Qué hay en una estrella? Nosotros mismos. Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta estuvieron en las entrañas de una estrella. Somos polvo de estrellas (…) De las estrellas somos y volveremos a ellas”, dice citando la Cantiga 4, titulada “Expansión” de Cantico cósmico.

Cardenal, por cuyo fallecimiento el Gobierno de Nicaragua decretó tres días de duelo nacional, nació en la ciudad colonial de Granada el 20 de enero de 1920. Fue ganador de múltiples premios literarios, así como otros reconocimientos de gobiernos y organismos culturales internacionales.

Ordenado como sacerdote en 1965, se destacó como teólogo, escritor, traductor, escultor y político. En el ámbito político fue protagonista de la Revolución Popular Sandinista en 1979.

Cardenal fue ministro de Cultura de la revolución sandinista y una destacada voz de la teología de la liberación, que será recordado por creer en la revolución, el marxismo y el cristianismo contra viento y marea, una especie de suprema “herejía” acaso ratificada por la amonestación en público que recibió del papa Juan Pablo II, señaló Friera.

“La poesía ha sido mi vida. Soy poeta, sacerdote y revolucionario, pero la primera vocación con la que nací fue con la poesía. Si algún impacto tiene mi obra es por razones extraliterarias. Yo no soy grande como escritor, pero es grande la causa que inspira mi poesía: la causa de los pobres y de la liberación”, resumió Cardenal el sentido de su existencia que comenzó en la ciudad de Granada (Nicaragua), el 20 de enero de 1925.

A fines de la década del 40 viajó por París, España e Italia hasta que en 1950 regresó a Nicaragua y empezó a escribir sus poemas, esos que por su tono pausado inauguró lo que la crítica denominó “tendencia neorromántica”. Su maestro, el poeta nicaragüense José Coronel Urtecho (1906-1994), le enseñó “las técnicas de una poesía de periodista, escrita con imágenes no con metáforas, directa y concreta de cosas reales y la vida ordinaria”, según confesó Cardenal.

En 1954 participó del movimiento conocido como la “Rebelión de Abril”, que intentó acabar con la dictadura de Anastasio Somoza. Pero el intento fracasó y terminó con la muerte de muchos de sus compañeros y amigos. El poeta decidió ingresar a la abadía trapense de Nuestra Señora de Getsemaní (Kentucky, Estados Unidos) en 1957, donde Thomas Merton fue su maestro de novicios y mentor espiritual, aunque por problemas de salud, Cardenal se fue del monasterio y continuó sus estudios religiosos en el Monasterio Benedictino de Cuernavaca (México).

Foto: AFP

Influido inicialmente por Rubén Darío, Pablo Neruda, Rafael Alberti y Federico García Lorca, pasó del poeta lírico y subjetivista, en sus comienzos, al poeta solar, diáfano y de tono épico que impera en buena parte del conjunto de su obra. A partir de que fue ordenado sacerdote en Managua, en 1965, enlazó e integró escritura y militancia religiosa-política. En 1966, junto a Merton, fundó una pequeña comunidad contemplativa en una isla del archipiélago de Solentiname, donde se fomentó el desarrollo de cooperativas, se creó una escuela de pintura primitiva y un movimiento poético entre los campesinos, además del trabajo de concientización sobre la base del Evangelio interpretado revolucionariamente.

Luchador infatigable contra la dictadura de Somoza, colaboró estrechamente con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). El 19 de julio de 1979, el día de la victoria de la Revolución Nicaragüense, fue nombrado ministro de Cultura del nuevo gobierno del FSLN, cargo que ocupó hasta 1987, año en el que se cerró el ministerio por razones económicas.

En 1983, cuando Juan Pablo II visitó oficialmente Nicaragua, el pontífice –frente a las cámaras de televisión que transmitían a todo el mundo– amonestó e increpó severamente al poeta y sacerdote, arrodillado ante él en la misma pista del aeropuerto. El papa, con gesto adusto y un dedo acusador, lo amonestó públicamente frente a sus colegas del gobierno de Nicaragua, congregados ese 4 de marzo de 1983 en el aeropuerto de Managua para recibir al pontífice. “Usted debe regularizar su situación”, fue el regaño público de Juan Pablo II durante su primera visita a tierras centroamericanas.

“Como no contesté nada, volvió a repetir la brusca admonición. Mientras, enfocaban todas las cámaras del mundo”, contaría luego el poeta y sacerdote en su autobiografía.

Foto: La Prensa (Nicaragua)

Pocos meses después, el papa polaco ordenaría la suspensión ad divinis (prohibición de administrar los sacramentos) de Cardenal, lo que le impidió el ejercicio del sacerdocio por casi 35 años.

La noticia de esa revocación le llegó mientras convalecía en un hospital de Managua. Cardenal recibió la noticia tal como había vivido: con la serenidad de haberse mantenido fiel a los valores que lo llevaron a renunciar a los privilegios que le garantizaba su cuna para abrazar el sacerdocio, la causa revolucionaria y la poesía.

“Hemos hecho en Nicaragua algo que nunca se había hecho en el mundo: que obreros, indios, campesinos, empleadas domésticas, soldados, policías hicieran poesía y buena poesía moderna”, presumía Cardenal en 1983, el mismo año que Juan Pablo II le prohibió a los sacerdotes nicaragüenses -incluyendo a su hermano Fernando, sacerdote jesuita y ministro de Educación- ejercer cargos de gobierno. Pero ninguno de los hermanos Cardenal obedeció la orden papal. El poeta siguió al frente del ministerio de Cultura hasta 1987 y su hermano Fernando estuvo a cargo de Educación hasta 1990. Murió en Managua en 2016.

El poeta fue rehabilitado por el papa Francisco en febrero de 2019, cuando le informó del levantamiento de la suspensión ad divinis que Karol Wojtyla le había impuesto en 1984. “Me siento identificado con este nuevo Papa. Es mejor de cómo podríamos haberlo soñado”, reconoció Cardenal.

El poeta pasó más de tres décadas sin poder ejercer labores sacerdotales, hasta que fue perdonando por el Vaticano en febrero de 2019. Foto: AFP

Fue ahí que el 17 de febrero de 2019, ya plenamente readmitido al sacerdocio, finalmente volvió a impartir misa, asistido por el nuncio papal en Nicaragua que le comunicó el perdón del Vaticano. Un perdón que le permitió morir como lo que él siempre quiso ser: poeta, sacerdote, y revolucionario.

Por otro lado, Cardenal rompió con el FSLN en 1994, en protesta contra lo que consideraba “la dirección autoritaria” de Daniel Ortega. Posteriormente, manifestó su apoyo moral al MRS (Movimiento Renovador Sandinista), fundado por el escritor Sergio Ramírez. Continuó adversando al presidente nicaragüense hasta su muerte.

Sin embargo, una nota emitida este domingo, firmada por el presidente Ortega y su esposa, la vicemandataria Rosario Murillo señala: “Al conocer el fallecimiento de Cardenal reconocemos su aporte a la lucha del pueblo nicaragüense. Reconocemos igualmente todos sus méritos culturales, artísticos, literarios y su extraordinaria poesía en la que siempre supo alabar a Dios, en el cielo, en la tierra, y en todo lugar”.

Cardenal también incursionó en la escultura. Y esta silueta de Sandino, que domina Managua, es obra suya. Foto: Getty Images

 

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