Una vez más, Venezuela y Cuba se abrazaron este lunes, 28 de enero, para conmemorar los 166 años del natalicio del prócer de la Revolución Cubana José Martí. Venezolanos y cubanos poblaron la plaza que lleva su nombre, en el centro de Caracas, a objeto de ofrendar con flores, palabras, cantos y poesía al cubano universal, cuyo pensamiento y acción permanecen vigentes en el tiempo.
Texto: Prensa IABNSB (Jufany Toledo) F: (Ronald Montaño)
El homenaje contó con la presencia de autoridades de la Embajada de Cuba en la República Bolivariana de Venezuela, como el ministro consejero, Abel Armando López; la tercera secretaria, Danae Dovale de La Cruz; y el jefe de Atención a las Misiones, Julio César García; y del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas y de la Casa Nuestra América José Martí, entre ellos el director ejecutivo Carlos Pineda Cardozo y Wolfgang Vincent, quienes fueron los oferentes.
Luego de entonarse los himnos nacionales de Cuba y Venezuela, a cargo de la Red Bolivariana de Coros Hugo Chávez, dirigida por el maestro Roberto Ruiz, se dio inicio al emotivo acto, que tuvo como orador de orden al doctor Marcos Fuenmayor, director del Archivo Histórico de Miraflores y presidente de la Fundación Juan Bautista Fuenmayor.
El ponente inició sus palabras citando a Raúl Castro, quien el 21 de abril de 2010 afirmó que “la relación con nuestros hermanos venezolanos cada día es más estrecha, cada día somos la misma cosa”. Partiendo de esta cita, el historiador enumeró una serie de acontecimientos que certifican la veracidad de esas palabras y la justicia que ellas representan para nuestros pueblos.
“Como parte de Nuestra América, Cuba y Venezuela han disfrutado y padecido juntas las contingencias de la historia del hemisferio occidental. Los libertadores de una se inspiran en los de la otra, y hasta las polémicas y las controversias han sido diferencias entre hermanos, con facultades otorgadas mutuamente para tratar situaciones que nos afectan directamente a ambos; y los opresores también han sido los mismos, no solo en lo general, sino hasta en lo particular e individual. Los nombres y trances se reproducen constantemente”, justificó Fuenmayor.
También disertó sobre una serie de sucesos y acontecimientos históricos y políticos que a lo largo de los años nos han hermanado con Cuba. Asimismo, recordó que, “en 1881, Martí vivió su experiencia caraqueña, la cual transcurrió por los espacios de la parroquia Altagracia en los que hoy le recordamos. El Colegio Santa María de don Agustín Aveledo (hoy Casa de Nuestra América José Martí), y la casa de habitación de don Cecilio Acosta son escenarios que cobijaron su inquietud por el destino de Nuestra América y particularmente por el de la patria de Bolívar”.
Para finalizar, Fuenmayor, describió la nueva etapa histórica que a partir de 1999, con la llegada de la Revolución Bolivariana, permitió un acercamiento mayor, y en todos los niveles entre ambas naciones.
“Ahora la administración y la población están fusionadas en una, en ambos territorios nacionales (…) lo que Venezuela hace por Cuba lo hace por sí misma y lo que Cuba aporta a Venezuela se lo aporta a ella misma”, dijo.
No solo flores le ofrendaron a Martí en su cumpleaños; también se hicieron presentes la poesía, en la voz de Shirley Rincón; la palabra, en la voz de Yorlando Conde, y el canto, en la voz de Alí Alejandro Primera.
José Julián Martí Pérez, “El cubano universal”, como lo bautizara Mariano Picón Salas, nació el 28 de enero de 1853, en la calle Paula N° 41 en La Habana. Desde temprana edad quiso conocer la tierra del Libertador Simón Bolívar, fuente de inspiración de sus ideas libertarias y emancipadoras, y con apenas 28 años llegó a Venezuela, donde permaneció por espacio de seis meses.
Martí dejó una profunda huella en los venezolanos, pues aquí ejerció la docencia y el periodismo, fundó la Revista Venezolana y produjo buena parte de su obra literaria. Muchos intelectuales y escritores de la época, como Nicanor Bolet Peraza, Juan Antonio Pérez Bonalde, Fausto Teodoro de Aldrey, Lisandro Alvarado, Gonzalo Picón Febres, José Gil Fortoul y Cecilio Acosta, marcaron a su vez la vida de Martí, quien debió abandonar de manera abrupta nuestro país por órdenes del entonces presidente Antonio Guzmán Blanco.
Martí supo organizar las palabras para transmitir su pensamiento a través de la pluma, con la que a ratos escribió versos y a ratos escribió ensayos, teatro, crónicas, cartas, discursos y artículos de opinión. Gracias a la inmensidad de sus palabras y a la contundencia de su lenguaje, el mundo entero conoce a Martí y lo reconoce como un bolivariano, un hombre de pensamiento y acción, porque como el mismo diría: “Hacer, es la mejor manera de decir”.