El articulista del diario Ciudad Caracas, exmilitante del Partido Comunista y preso político condenado a 18 años por el Puntofijismo, César Solórzano, ha sido parte de esta 13º edición del Festival Mundial de Poesía 2016, cuando el pasado martes 28 de junio se presentó en la Casa de Bello junto a otros poetas para hablar sobre sus poesías escritas.
Texto: Alba Ciudad (Angie Vélez) – Entrevista (Karen Arencibia)
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Esta es la primera vez que Solórzano participa en un Festival de poesía. Tiene dos libros de poesía y uno por publicar. Ha logrado escribir entre tantos: tres novelas, dos ensayos políticos, cuatro libros entre poesías y cuentos menores, y tres ensayos.
Además, ha escrito un libro que trata de los años 60 relacionado con el Cuartel San Carlos. Allí relata qué pasó en ese lugar, sabiendo que venía un proceso de tortura y aislamiento. Ese libro recopila las experiencias y las discusiones que tenían los presos políticos de la época. Ese es un primer libro, posteriormente viene una serie de libros que van vinculados a novelas, historias y poesías, entre los cuales destaca la novela Odisea en tres tiempos y El hombre por la ciudad.
En la actualidad sigue escribiendo. Considera que hay una forma de militar que es la activa en la calle. Por otro lado, está la forma de militar que es la solidaria con los demás, y la otra, que es a través de la expresión de los sentimientos de amistad y solidaridad tanto con los pueblos, como con el conjunto de lo social.
“La historia para nosotros tiene que ser para el conjunto social, pero para llegar al conjunto social tienes que asumir responsabilidades de estado en colectivo, con ideas colectivas, donde la sociedad se vea verdaderamente expresada, no como los libros anteriores”, refirió Solórzano.
Por otra parte, aseguró que Chávez nos llenó de una nueva esperanza, “en otros países se arraiga una conciencia no muy firme, se llena de una cantidad de ideas, de visiones, de gente haciendo propaganda, de tipos de organizaciones que financian para que siempre estén detrás de un mensaje que te enreda el juego, siempre te están mintiendo”.
Para Solórzano, el Comandante Chávez se dedicó a enseñarle al pueblo lo que era el poder social, dejando de estar en manos de pocas personas dedicadas a dar discursos, sino en cada persona organizada con ideas que van surgiendo para lograr aglutinar a la colectividad en organismos para luchar por la libertad.
Por otra parte, hizo mención de la situación actual por la que está pasando el país, recordando que las personas que están detrás del comercio y todas las empresas productivas, quienes la han manejado toda la vida, se han llevado del estado una cantidad de recursos que piden para poder producir. La capacidad productiva no industrializada, la utilizan como un arma política permanente.
Feudalismo en Venezuela
El también padre de la opositora Delsa Solórzano, resaltó que en muchos lugares de Venezuela existía no sólo un sistema capitalista, sino uno que le antecede históricamente: el feudal.
“El feudalismo era porque la agricultura gobernaba todo el sistema y quienes se apropiaban del producto que daba toda la tierra, la tierra con el hombre que la trabajaba, él la trabajaba y después iba a dormir en una barraca. Pero la venta de todos esos productos, la negociación de todos esos productos la hacían los dueños, ellos eran los que decía qué era lo que le daban a los demás. Ellos son los que tienen el comercio, el mercado y nunca te enterabas exactamente de qué era lo que estaba pasando”.
En ese mismo sentido, refirió que el tema fundamental está en la capacidad histórica que tienen un grupo de personas que se apropian de la metodología, de los beneficios y de la fuerza de trabajo de los demás.
Asimismo, aseguró que la relación social de producción, la relación cultural, el monopolio de los conocimientos nunca llegan, sólo llega la cantidad necesaria para que se adecúen en el tiempo de la capacidad productiva que quieren que tengan.
Después de regresar del exilio
Luego de que Solórzano regresara del exilio, se le acercaron varios amigos diciéndole: “mira, tú que escribes tanto, tú quieres ver el sistema que tú no combatiste nunca, porque tú eras inexistente en este planeta”.
“¿Pero cuál sistema?”, se preguntó. Sus amigos le hablaban del feudalismo. Solórzano pensaba inocentemente que ese sistema en nuestro país, no existía.
Entre las vivencias por la que tuvo que pasar Solórzano para darse cuenta que en Venezuela sí existía el feudalismo, fue visitar una hacienda ubicada en Curiepe, estado Miranda. Cuando entraron había un galpón enorme donde no estaba ni el dueño, ni el capataz. Allí habían literas de hasta cinco pisos, a lo que Solórzano se preguntó: “bueno, pero ¿y quién duerme allá arriba?”
“El más joven”, le respondieron.
También hizo mención sobre las irregularidades que tenían que pasar los trabajadores para hacerles llegar el sustento de la comida a su familia. Mientras más tiempo se quedaban trabajando, más comida podían llevar a sus casas, pero para ello se podía identificar la cantidad de la comida con una chapa de refresco aplastada con unos números, el 10, era para la bolsa más grande.
Para finalizar, Solórzano envió un mensaje al pueblo venezolano, asegurando que es necesario saber que todo venezolano tiene el derecho de lo que hay en el país. “Esa claridad de que tú tienes derechos y que tienes deberes, que tú no puedes ser marginado de los que son los beneficios que son proporcionando en la medida que tú avanzas en tus estudios, en tu condición social”.
Asimismo, incentivó a la población a ser sinceros, a no quedarse con las cosas y a seguir estudiando siempre, ya que todos los días salen ideas nuevas. “Todos los días hay que prepararse, no puedes aislarte de los conocimientos, porque cada vez que te aíslas de conocimiento, te pierdes de la conciencia del colectivo, la conciencia de colectivo que entre todos podamos hacer una sociedad mejor”, afirmó.