En los llanos que comparten Colombia y Venezuela, comprendidos en una extensión de 500.000 kilómetros cuadrados, se les canta a las reses para facilitar las tareas de ordeño y arreo. Surge entonces, a través del canto, una fuerte vinculación entre el hombre y el animal: el hombre que identifica a la vaca con un nombre, y el animal que con su leche corresponde a ese acto de ternura.
Texto: AVN
Esta tradición cultural, que cuenta ya con más de 400 años, se concentra hoy en un expediente llamado Canto de trabajo del llano colombovenezolano, y que en marzo de este año partirá hacia la ciudad de París, en Francia, para su próximo ingreso en la lista de salvaguarda urgente ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
El expediente sería el sexto que presenta Venezuela, pero el primero de carácter binacional. La idea para su creación surgió hace dos años en París, cuando el Ministerio de Cultura de Colombia formuló la petición ante el Gobierno Bolivariano.
“Después de numerosas reuniones, llegamos al acuerdo de que este expediente lleve como título Canto de trabajo del llano colombovenezolano. Llano, en singular, porque es un solo llano (…) Fuimos en un momento una sola unidad territorial”, explica el presidente de la Fundación Centro de la Diversidad Cultural, Benito Irady, desde su despacho ubicado en la Quinta Micomicona, en Caracas, en declaraciones a la Agencia Venezolana de Noticias.
El canto de trabajo con el que hombres y mujeres movilizaron rebaños enteros desde los llanos occidentales de Venezuela hasta los llanos orientales de Colombia, —agrega el profesor— hizo posible, por ejemplo, alimentar a los ejércitos libertadores y garantizar su victoria.
“Cantarle a una vaca en el momento en que se ordeña para tener una mejor y mayor producción de leche. Cantarle a ese ganado que se traslada por caminos múltiples en toda la geografía. Esa historia apasionante que comenzó en el siglo XVI y que tiene que ver con la utilización del ganado, la utilización del caballo, de las vacas para alimentar a toda una población”.
El expediente
Desde 2012, Venezuela ha preparado un total de seis expedientes de manifestaciones y tradiciones culturales, de los cuales cuatro han sido declarados patrimonio: Diablos danzantes de Corpus Christi (2012); La parranda de San Pedro (2013); La tradición oral del Pueblo Mapoyo (2014); el Tejido de la Curagua (2015). La Memoria y Tradición del Carnaval del Callao aún aspira ingresar a la lista de Patrimonio Inmaterial.
Sin embargo, el sexto expediente representa un desafío tanto para el Estado venezolano como para el colombiano, pues investigaciones realizadas por la fundación, con el apoyo de un amplio grupo de antropólogos, han determinado que los avances en el proceso de industrialización influyen como un poderoso factor para su desaparición.
“El ganado ahora se traslada en grandes vehículos, en gandolas, está la aparición del motor, de la vía asfaltada. Todos esos elementos contribuyen a que la manifestación comience a disminuir y por lo tanto es un desafío”, destacó Irady, quien argumenta que esas razones reafirman la necesidad de incluir el canto de trabajo del llano en la lista de patrimonio en riesgo.
La migración de los jóvenes llaneros a la ciudad también es otro elemento en contra. “Los jóvenes que han heredado la tradición de sus padres, de sus abuelos, han empezado a salir (…) Existe un grupo reducido que se ha preocupado porque los nietos se acerquen a las vacas y aprendan a ordeñarlas con este canto improvisado”.
El reconocimiento de la Unesco al que aspiran tanto Venezuela como Colombia en 2017, podría conducir a la activación de un plan de salvaguardia.
“Ese plan de salvaguardia nos llevaría a estar permanentemente vigilantes, a poder trasladar esos conocimientos a las escuelas, trasladarlos a donde habitan los trabajadores del campo y producir material informativo tanto para Colombia, como desde Colombia a Venezuela (…) Estamos demostrando cómo Venezuela tiene un gran equilibrio en el respeto de la diversidad de las tradiciones culturales”, agregó.
De acuerdo a los parámetros establecidos por la Unesco, la amplia investigación deberá concentrarse en un informe que en 200 palabras explique toda una tradición de más de 400 años y dé cuenta de cómo se identifica, qué característica posee y cómo se expresa en el llano.
Tareas compartidas
El expediente atraviesa sus últimas semanas para culminar su preparación. Una vez listo, será firmado por los ministros de Cultura de Colombia, Mariana Garcés; y de Venezuela, Freddy Ñáñez. El documento deberá estar en París antes del 30 de marzo, cuando será recibido por la Secretaría de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que hará sus respectivas evaluaciones.
“Posteriormente, en el año 2017, se entregará a un comité de expertos junto con otros expedientes procedentes de países del mundo, para la evaluación definitiva. Será entonces hasta los meses de noviembre y diciembre cuando se anuncie el resultado”, indicó Irady, quien celebró que el Estado venezolano, a través de la Fundación Centro de la Diversidad Cultural, dignifique el hecho cultural de un país.
Para el Estado venezolano “es tan importante quien canta en el llano como el que canta en el estado Miranda una Parranda de San Pedro. Tan importante es la mujer que teje chinchorros de curagua en Aguasay, como el hombre del pueblo Mapoyo que pesca en el río Orinoco. Esa es precisamente la diversidad cultural y esa es la sociedad multiétnica y pluricultural”, sostuvo.