Se cumplen 86 años del natalicio de Fabricio Ojeda

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(Archivo)

Un día como hoy de 1929 nació en el estado Trujillo Fabricio Ojeda, asesinado por los esbirros del Pacto de Punto Fijo en un calabozo del Palacio Blanco, en Caracas, donde se encontraba detenido. Ojeda fue el líder de la revolución popular del 23 de Enero de 1958 que derrocó la dictadura impuesta por el general Marcos Pérez Jiménez. Electo diputado, prefirió renunciar a su curul parlamentario antes de participar en la política proimperialista y antipopular del gobierno del Pacto de Punto Fijo, encabezado en ese momento por Rómulo Betancourt.

Texto: Aporrea

Se incorporó a la lucha armada en las montañas de Lara. Fue detenido, se le siguió juicio militar y fue condenado a prisión en la cárcel de Trujillo, de donde escapó para sumarse de nuevo a los destacamentos guerrilleros.

De nuevo preso, fue asesinado en los calabozos del Palacio Blanco en manos de cuerpos de seguridad del Estado al servicio de Acción Democrática y Copei.

Biografía

Fabricio Ojeda 1929-1966 Periodista y guerrillero venezolano nacido en Boconó el día 6 de febrero de 1929 y asesinado en Caracas, en los calabozos del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA) el 21 de junio de 1966.

Periodista de La Calle, El Heraldo y El Nacional, representando a la Unión Republicana Democrática URD, alcanzó gran protagonismo en 1958 como Presidente de la Junta Patriótica (singular movimiento integrador nacional por encima de intereses particulares e ideológicos) que logró terminar política y militarmente con la dictadura que el teniente coronel Marcos Pérez Jiménez había establecido en Venezuela al asumir la Presidencia de la República en diciembre de 1952, y que supuso su derrocamiento por parte de las Fuerzas Armadas y su huida en el avión Vaca Sagrada hacia la República Dominicana el 23 de enero de 1958.

Fabricio Ojeda realizó entonces la primera alocución pública tras producirse el vacío de poder, llamando a la tranquilidad patriótica: “Este no es el momento de la venganza”. Tres días antes, el 20 de enero de 1958, ya se había producido el Pacto de Nueva York en presencia de Maurice Bergbaum, jefe de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos del Norte de América, entre Rómulo Betancourt (de la socialdemócrata Acción Democrática, AD), Rafael Caldera (del socialcristiano Comité de Organización Política Electoral Independiente, COPEI) y Jóvito Villalba (de la nacionalista Unión Republicana Democrática, URD), por el que los representantes de estos tres partidos sellaban su solidaridad frente a la tiranía militar de Pérez Jiménez, pero marginando, de paso, al también opositor Partido Comunista de Venezuela.

El acuerdo fue reafirmado el 31 de octubre de 1958 en el Pacto de Punto Fijo –nombre de la residencia de Rafael Caldera– cuando se comprometieron a respetar el resultado electoral y establecer un gobierno de unidad nacional (segundo pacto del que expresamente se orilló al Partido Comunista de Venezuela, pese a que había formado parte de la Junta Patriótica).

En las elecciones generales de 1958, de las que resultó elegido presidente Rómulo Betancourt (1959-1964), Fabricio Ojeda venció como diputado de la URD al Congreso Nacional por el Distrito Federal. Se cumplió el pacto de Punto Fijo: el gabinete Betancourt lo formaron adecos, copeyanos y urredistas, y el tripartito se repartió entre su militancia cargos y gobernaciones, hasta que la URD se retiró del gobierno y del pacto en 1962, año en el que surgen las primeras guerrillas organizadas de Venezuela en el siglo XX inspiradas por el ejemplo triunfante de la Revolución Cubana.

Ojeda, maestro, periodista y diputado, estudioso de la independencia de Cuba y admirador de la revolución cubana (que conoció directamente en sus primeros meses, al residir un tiempo en Cuba en 1960), renunció a sus cargos en 1962 y se unió a las guerrillas. Ese mismo año de 1962 apareció publicado en La Habana su libro Presencia Revolucionaria de Martí. Se hizo famosa su carta de renuncia como diputado, de 30 de junio de 1962. Fabricio Ojeda fue uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional FALN, constituidas formalmente el 1º de enero de 1963 (al agruparse el Frente José Leonardo Chirinos –Douglas Bravo, Elías Manuitt Camero–, el Movimiento 2 de Junio –comandante Manuel Ponte Rodríguez, capitán Pedro Medina Silva–, la Unión Cívico Militar –teniente coronel Juan de Dios Moncada Vidal, comandante Manuel Azuaje–, el Movimiento 4 de Mayo –capitán Jesús Teodoro Molina, comandante Pedro Vargas Castellón– y el Comando Nacional de Guerrilla). En las guerrillas llegó a obtener el grado de comandante y presidió el Frente de Liberación Nacional FLN en el distrito Argimiro Gabaldón.

Detenido, fue sentenciado por un Consejo de Guerra a 18 años de presidio por Rebelión Militar. Pero recluido en la cárcel de Trujillo logró fugarse en compañía de otros compañeros. Apresado de nuevo en junio de 1966 en Caracas, fue asesinado cuatro días después, el 21 de junio de 1966.

Fragmentos de su carta de renuncia a su puesto de diputado en el entonces Congreso Nacional

“… vengo ante ustedes a expresar la decisión de dejar el Parlamento –este recinto que pisé por voluntad del glorioso pueblo caraqueño, hoy oprimido y humillado–, para subir a las montañas e incorporarme a los compañeros que ya han iniciado el combate y con ellos continuar la lucha revolucionaria para la liberación de Venezuela, para el bienestar futuro del pueblo, para la redención de los humildes. Estoy consciente de lo que esta decisión implica, de los riesgos… Venezuela… necesita un cambio a fondo para recobrar su perfil de nación soberana, recuperar los medios de riqueza hoy en manos del capital extranjero y convertirlos en instrumento de progreso colectivo… Necesitamos un cambio a fondo para liberar al trabajador de la miseria, la ignorancia y la explotación; para poner la enseñanza, la técnica y la ciencia al alcance del pueblo… Venezuela, en fin, necesita un cambio profundo para que los derechos democráticos del pueblo no sean letra muerta en el texto de las leyes; para que la libertad exista y la justicia impere; para que el derecho a la educación, al trabajo, a la salud y al bienestar sean verdaderos derechos para las mayorías populares y no privilegios de escasas minorías… los venezolanos no podemos permanecer aferrados a una vida política, sin perspectivas de futuro. No hacemos la guerra contra las Fuerzas Armadas… (allí) hay hombres que sienten la Patria en su exacta dimensión y que inspirados en las lecciones de Bolívar, siguen su ejemplo de valor, de nobleza y patriotismo…

Convoque, pues señor presidente, al suplente respectivo porque yo he salido a cumplir el juramento que hice ante ustedes de defender la Constitución y las leyes del país. Si muero no importa, otros vendrán detrás que recogerán nuestro fusil y nuestra bandera para continuar con dignidad lo que es ideal y saber de nuestro pueblo. ¡Abajo las cadenas! ¡Muera la opresión! ¡Por la Patria y por el Pueblo! ¡Viva la Revolución!”

30 de junio de 1962

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Publicado por Luigino Bracci
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