Reproducimos el artículo de Britto García.
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Sin tener poder ni militancia, he pasado a ser un muro de las lamentaciones ambulante. Me detiene un ciudadano para exponerme su problema: -“Mire, a mí el gobierno me regaló un carro”. –Lo felicito, a mí lo que me regalan es un vaso de agua por dar conferencias gratis. “Sí, ¡Pero no era último modelo!” Aun así lo felicito, mi cacharro es de 1998. “Pero le hice unas reparaciones ¡Y no me las pagaron!” Supongo que no reclama que le regalen la gasolina, porque ésta ya es regalada. Por allí se aleja la víctima rezongando, seguramente a votar por quienes no le han dado ni el tornillo que le falta.
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Al ama de casa le entregan la flamante casa nueva en la nueva urbanización con escuela, dispensario y abasto, con todos los servicios, totalmente equipada, con nevera espaciosa, pero, según se lamenta: “¡Ay, vacía!” No se sabe si estará entre el 30% de esa urbanización que saldrá a votar por quienes no les han dado más que la intemperie, para después ceder su hogar dulce hogar a paramilitares y bachaqueros.
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Nunca vi cola más nutrida que la del reparto de Tablets que favorecieron, entre otros, a 1.320 estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela. De ellos sólo 137 votaron para elegir delegados para la Federación de Estudiantes.
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En Los cuentos del Arañero, narra Chávez su reencuentro con un campesino: “Entonces él muy alegre me dice: “Hugo, te doy las gracias”. “¿Por qué?” “No, ya yo me arreglé”. “¿Qué es eso, qué significa?” “Bueno, el tractor que me prestaste.” Yo no se lo presté, se lo prestó el gobierno revolucionario, yo ni sabía que a él le habían prestado un tractor a crédito. Ahí me detengo, lo agarro por el hombro y le pregunto: “¿Qué es lo que has hecho con el tractor?, ¿cuántas hectáreas has sembrado?” “No, yo ahora no siembro, chico. Ahora lo que hago es alquilar el tractor y me he ganado ya como veinte millones de bolívares, compré una casa nueva, ahora soy rico”. Fíjense la parte de la conciencia, él cree que eso es bueno. Yo lo regañé y le dije: “Tú eres un…”. Bueno no voy a decir la palabra. “¿Cómo tú vas a hacer eso?” Estaba explotando a sus hermanos porque tenía un tractor. Lo mismo que a él le hicieron durante mucho tiempo los dueños de la máquina, que le alquilaban el tractor y le quitaban un ojo de la cara, y todo el dinero, toda la ganancia se la llevaba el dueño de la máquina. Y esos campesinos trabajando toda la vida y nunca salieron de la miseria, esa es la verdad, ese es el capitalismo, esa es la perversión del capitalismo”.
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Regalo de regalos fue –de creerle al presidente Maduro- la transferencia de 60.000 millones de dólares que realizó el gobierno socialista a sus mortales enemigos, los capitalistas parásitos, para que éstos los desaparecieran en importaciones fantasmas y empresas de maletín, evitando así la indispensable importación de alimentos y bienes de primera necesidad, cuyas consecuencias todos conocemos. Dice la oposición que nunca hubo guerra económica, ocultación de bienes ni acaparamiento. En su acucioso trabajo “Desabastecimiento e inflación en Venezuela”, Pasqualina Curcio Curcio demuestra que los picos de escasez han coincidido siempre con ofensivas desestabilizadoras de la derecha capitalista contra el socialismo: Cierre Patronal en 2003, Referendo Presidencial en 2004, Referendo Constitucional en 2007, Elecciones Regionales en 2009, Elecciones Parlamentarias, Regionales y Municipales en 2010, Elecciones Presidenciales en 2012, convocatoria a nuevas Elecciones Presidenciales en 2013, Elecciones Parlamentarias en 2015. Sigamos regalándoles lo que no tenemos.
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En su esclarecedora investigación, añade Pasqualina Curcio que:
“El desabastecimiento está siendo causado por una disminución de la oferta de bienes de primera necesidad en el mercado nacional debido a tres razones en el siguiente orden: 1) disminución relativa de las importaciones en kilogramos con respecto al aumento de las importaciones en US$ (el sector privado no está utilizando todas las divisas que le fueron asignadas para traer los bienes, un indicador es el costo promedio de importación que aumentó 210% pasando de 0,83 Kg/US$ en 2003 a 2,34 KG/US$ en 2013). 2) Acaparamiento de bienes primera necesidad (alimentos, medicamentos, productos de higiene personal, repuestos), principalmente no perecederos y cuya producción y distribución está a cargo de monopolios u oligopolios. 3) Colocación de los bienes en otros mercados: contrabando de extracción en las fronteras. (…) La causa original y desencadenante principal de la desestabilización económica es la manipulación, sin criterio económico, de la tasa de cambio de la moneda en el mercado paralelo. La fijación arbitraria de esta tasa a través de su publicación en páginas web, tiene dos efectos que además generan un círculo vicioso en la economía: 1) al ser referencia en los precios de la economía interna, implica un aumento del INPC, un deterioro del salario real (afectando principalmente a la clase trabajadora, que además representa el mayor porcentaje), pérdida del poder adquisitivo, recomposición de la estructura de gastos de los hogares y a mediano plazo se esperaría, una disminución de la demanda agregada de los bienes no necesarios, y presiones para la reducción de la producción y aumento del desempleo. 2) Distorsión del mercado cambiario, aumentando la brecha entre el tipo de cambio preferencial y este supuesto tipo de cambio paralelo, generando beneficios al sector privado sólo mediante la especulación con la moneda sin importar los bienes necesarios y de esa manera aumentando el desabastecimiento. Las causas del desabastecimiento y la inflación atienden a intereses políticos que buscan la desestabilización económica y social, más que a intereses de maximización de beneficios”. Así fue como sembraron la escasez artificial en Venezuela y llevaron a una gran parte del electorado, no a votar por la derecha neoliberal (que como hemos dicho, sólo creció un 4,22% con respecto a su votación de 2013), sino a abstenerse, colocando al bolivarianismo en la difícil posición de mantener sus conquistas económicas, sociales y culturales con un Poder Legislativo mayoritariamente neoliberal y proimperialista decidido a aniquilarlo. También hay que reconocer que la falta de oportuna y eficaz respuesta penal, administrativa y comunicacional de las autoridades bolivarianas facilitó esta arremetida. El gobierno debía conocer su naturaleza, y en su defecto, la conocíamos gran parte de los progresistas en Venezuela. En la Guerra Económica, sólo peleó un bando.
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Dediqué mi vida a escribir, no puedo obsequiar carros ni viviendas ni tablets ni tractores ni decenas miles de millones de dólares a tasa preferencial. Apenas puedo colocar en el pesebre navideño unos magros aforismos, esperando que alguien los lea: “Por salvar rateros se pierden imperios”… “El sacrificio de la dirigencia cimenta la lealtad de las bases”…”Revolución sin ideología es piñata, donde todos se arrodillan hasta que se acaban los caramelos”.