A propósito de cumplirse este 11 de septiembre de 2018 noventa años del nacimiento del destacado poeta, periodista y humorista Aníbal Nazoa, el escritor Luis Britto García señaló, en entrevista con el noticiero Cultura al Día de Alba Ciudad, que “fue un extraordinario humorista sin parangón, en prosa”, pero también fue “un hombre de una militancia política indeclinable en las causas progresistas”.
Texto: Alba Ciudad (LBR)
Escuche la entrevista:
Señaló Luis Britto García que Nazoa siempre estuvo detrás de las causas nobles, a lo que dedicó toda su vida. “Sin caer en lo panfletario, sus escritos siempre tenían un tono de denuncia política, social y cultural, que señalaba como una especie de gran balanza qué era lo positivo y lo negativo que estaba ocurriendo en la sociedad venezolana”.
“La obra de Aníbal concilió erudición con gracia, ternura con acidez, compromiso con libertad de conciencia, densidad con levedad y altura con profundidad“, explicó Britto. “Él era un erudito que conocía de todo: de mitologías nórdicas, de gramática castellana, de retórica, de lingüistica, y sin embargo sus escritos eran muy legibles. Tenía eso que se llama ‘amistad con el lector'”.
“Él criticó acervamente al poder político y económico. Le costó eso algunos carcelazos. Pero sus escritos, a pesar de que eran críticos, los hacía con humor, con gracia, con levedad, con sutileza. No caía en esa amargura que destilan algunos panfletos, que los hace repelentes”. Indicó que Nazóa “no se rebaja nunca al insulto bajo, a la difamación. Él decía las cosas con una enorme gracia y elegancia, así sean las cosas más terribles y percutientes”.
Aníbal Nazoa nace el 12 de septiembre de 1928 y participa en todos los grandes periódicos y publicaciones humorísticas de aquel momento, relató Britto García. “Empezó como parte del cuerpo de redacción de Fantoche -el gran periódico de Leoncio Martínez- y luego participó en una cantidad de semanarios humorísticos”, como Dominguito, El Tocador de las Señoras, El Fósforo, la Pava Macha, la Sápara Panda, El Infarto, Momento, Élite y Semana.
También lo caracterizó el larguísimo tiempo en el que fue columnista de El Nacional; “allí tuvo dos crónicas extraordinarias: Aquí hace calor, con comentarios sobre cosas inmediatas, y Puerta de Caracas, que eran crónicas sobre la vida de Caracas, la ciudad del pasado, la de ese momento y quizás la del futuro; entonces unos siempre encontraba un comentario inteligente”.
Firmar con un pseudónimo para evadir el veto
Recordó que Aníbal Nazoa tuvo que firmar estas columnas con un pseudónimo, Matías Carrasco, ello porque había una interdicción contra los columnistas de izquierda, particularmente contra los que llevaban el apellido Nazoa. Recordó que Aquiles Nazoa, hermano de Aníbal, estuvo exiliado durante el perezjimenismo. “Había una especie de veto hacia el pensamiento de izquierda, y por las razones que hemos dicho, el pensamiento de estos dos hermanos siempre estaba con las causas populares. Para que pudiera publicar en El Nacional sin que eso espantara a los anunciantes y provocara problemas, Aníbal adoptó ese humilde pseudónimo de Matías Carrasco”.
Como curiosidad, Britto García recordó que sí había un periodista llamado Matías Carrasco, pero nunca se molestó por el uso de su nombre por parte de Nazoa; más bien, se sentía orgulloso de ello.
Britto comentó que Nazoa pasó un tiempo en la cárcel, en los años sesenta, porque criticó la mala redacción de un juez. “El juez lo metió preso, ‘usted tiene razón pero va preso’, le dijo”. Señaló el escritor que “la gran gloria de la literatura venezolana fue puesto preso por un juez analfabeta cuando había tantos delincuentes que andaban sueltos y aún andan sueltos por Venezuela”.
Recordó que fue una época dura cuando publicaban en La Pava Macha, porque en ocasiones les recogían la edición, un pregonero fue asesinado a tiros y les dirigieron citaciones de la Digepol (policía política) a todos los colaboradores del periódico. “Nos salvó José Vicente Rangel, haciéndose responsable de todo el contenido. Como era diputado, no lo podían encarcelar ni enjuiciar por las opiniones. Él dijo: ‘Yo soy responsable de todo el contenido de La Pava Macha’, cosa que todavía le agradezco, porque una estadía en las secciones políticas de la época era muy desagradable. Nos ahorró a todos, entre otros a Aquiles y a Aníbal Nazoa, esa desagradable pasantía que han experimentado gran parte de los humoristas de Venezuela”, señaló Britto García.
Pide publicar libros con sus obras
El humor de Aníbal Nazoa fue reunido en varios libros magistrales, señaló Luis Britto, “entre ellos Las Artes y los Oficios, en el que hace una gran burla acerca de las profesiones consagradas en el país, y las llamadas Obras incompletas, que son una burla a géneros muy específicos como la novela policial, el ensayo histórico y los papelitos que venían antes con las medicinas, con la posología, las contraindicaciones, los síntomas, los daños colaterales que pudiera causar la medicina, siempre con una agudísima inteligencia”.
Recordó que, de la inmensa producción de Nazoa, apenas hay unos 5 ó 6 libros publicados. “La inmensa mayoría de la obra de Nazoa, que apareció en publicaciones fugaces, permanece sin ser recogida en forma de libros. Yo tenía una especie de persecución amigable, le decía que reuniera eso en libros y organizara los papeles”, pero lamentablemente falleció de forma prematura en 2001.
“Desde entonces su viuda, María Lucía, y yo hemos estado en una especie de cruzada para que se publique el resto de la obra de Aníbal Nazoa, que es una obra maravillosa, prodigiosa, extraordinaria, llena de humor y críticas a esa Venezuela de la Cuarta República”.
Britto García solicitó formalmente que se publiquen sus obras.
Rectitud política
Señaló que él dio grandes lecciones sobre rectitud política, algo que debe ser imitado por la juventud. “En sus últimos dos años de vida tuvo una adhesión sumamente firma al bolivarianismo. Él incluso no admitía críticas. ‘Yo en eso soy irreductible’, decía. ‘Yo estoy con esta gente’, y esto fue en una primera etapa del bolivarianismo, en la que podría haber dudas”.
“Él fue siempre un militante de izquierda de los partidos radicales y finalmente apoyó al bolivarianismo, pero eso no impidió que, en algunos casos, fuera crítico, señalara fallas o carencias. No era un compromiso ciego, sino leal y, a la vez, con capacidad de análisis”, explicó.