Gracias a instituciones, docentes, investigadores y trabajadores culturales del área del libro, las letras y la lectura, quienes se empeñan en recordarlo, difundiendo y promoviendo su legado, la figura de don Andrés Bello se mantiene presente en la memoria colectiva de los venezolanos; y si bien la mayoría lo recuerda solo como uno de los maestros del Libertador, Simón Bolívar, es preciso conocer y estudiar su obra, para entender la dimensión universal de este hombre.
Texto: Prensa IABNSB
Bello, padre de la gramática española y uno de los más prominentes humanistas hispanoamericanos, nació en Caracas el 29 de noviembre de 1781, fecha en cuyo honor se celebra el Día del Escritor Venezolano. A 238 años de su nacimiento, su obra y su pensamiento se mantienen vigentes; ocasión propicia para divulgar la interesante y nutrida colección documental que sobre “El libertador intelectual de América” se preserva en el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas (IABNSB). Buena parte de la misma, se encuentra digitalizada y liberada a través de la Biblioteca Digital de Venezuela “César Rengifo”, (BDVCR).
Fue un hombre de una gran multiplicidad: se le reconoce como pedagogo, poeta, diplomático, jurista, filólogo, filósofo, crítico, periodista, sociólogo, político, traductor y humanista. Cada día, los estudiosos de su obra nos sorprenden con nuevos hallazgos, relacionados con la concepción de vida y el pensamiento de este gran revolucionario de la lengua, que levantó su voz en defensa de nuestra soberanía, de la naturaleza, del estudio sin distinción de clases sociales, de la lectura y de la mujer. Fue un revolucionario sin espada y sin fusil.
Una de sus grandes pasiones fue la de educar al hombre, la de llevar a los hijos del pueblo a la universidad, para él no bastaba con que supieran leer y escribir, debían liberarse cultural y económicamente, estudiar las ciencias y los grandes filósofos y clásicos de la literatura. Bello exaltó nuestra geografía, nuestra flora; lo cual se evidencia en una de sus obras célebres, “Silva a la agricultura de la zona tórrida”.
Aun cuando en tiempos de Bello no se hablaba de la Ecología como ciencia, la defensa que él realiza en pro del paisaje venezolano, especialmente del llano, le convierte en un ecologista, aspecto poco conocido de su vida; pues se le reconoce como estudioso de la gramática, no solo española sino también inglesa. Actualmente, cuando se promueven diversas acciones en todo el mundo para la conservación del planeta y el medio ambiente, se le puede considerar un gran visionario.
Igualmente, luchó por la igualdad de los derechos para las mujeres. En un momento histórico, en el que la mujer carecía de ellos, Bello promovió su presencia en la política y en la literatura. Con esto nos demostró que fue un hombre con una visión universal del futuro, adelantado a su tiempo y a su cultura, con una concepción preclara de la vida y el devenir histórico, lo que sabía lo enseñó en su momento, y lo dejó escrito para la posteridad, para que nuevas generaciones de venezolanos puedan conocerle y aprender de él.
Otro tema recurrente en la obra de Bello, especialmente en su poesía, es el de la muerte, con la cual se sentía familiarizado; ya que “la hermana muerte”, como diría San Francisco de Asís, le tocó varias veces la puerta, cuando tuvo que ver fallecer a su primera esposa, Mary Ann Boyland, y a nueve de sus quince hijos. Ejemplo de ello, son sus poemas “Los Fantasmas” (1942); “Señales de la muerte” (1952) y “Los Duendes” (1943).
Bello hizo causa común con su alumno, El Libertador, Simón Bolívar, en cuanto a la unidad de América. “Las varias secciones de la América han estado hasta ahora demasiado separadas entre sí; sus intereses comunes las convidan a asociarse; y nada de lo que pueda contribuir a este gran fin, desmerece la consideración de los gobiernos, de los hombres de estado, y de los amigos de la humanidad”, escribiría en su texto “Congreso Americano”, publicado por primera vez en “El Araucano”, números 742 y 743 del 8 y 15 de noviembre de 1844, respectivamente.
Al conmemorar un nuevo año de su nacimiento, es menester recordarlo de la mejor forma que se puede homenajear a un escritor e intelectual de su talla: difundiendo su obra. Esa es parte de la misión que cumple la Biblioteca Nacional, y como ente encargado de preservar la memoria histórica y cultural de las y los venezolanos, coloca a disposición de sus usuarios la colección documental sobre Andrés Bello, tanto física como digital; la cual puede descargarse gratuitamente, desde cualquier lugar, a través de la Biblioteca Digital de Venezuela César Rengifo, BDVCR.
En la BDVCR se encuentran liberados sus textos más emblemáticos, entre ellos, el “Calendario manual y guía universal de forasteros en Venezuela para el año 1810”, impreso en Caracas por la imprenta de Gallagher y Lamb; así como también la revista Tricolor, Año 4, N° 45 de noviembre de 1952, dedicada a Bello; “Temas de Historia y Geografía”, con prólogo de Mariano Picón Salas; “3 Poemas venezolanos” (edición de colección a cargo de ARS); y sus “Obras completas”.
En 2011, cuando se conmemoraron 230 años de su natalicio, la Fundación Casa de las Letras Andrés Bello, entregó en custodia permanente a la Biblioteca Nacional de Venezuela, 236 títulos y otros objetos personales de Bello, que hasta entonces habían permanecido en custodia de la FCNLAB. Ediciones antiguas de “Don Quijote de la Mancha”, que pertenecieron a su biblioteca personal, destacan en dicha colección; así como también, ejemplares de “El Araucano”, “Revista Americana”, “Revista Chilena” y “Revista Forense”.
En la entrada de la sala de Libros Raros y Manuscritos, existe una exposición permanente con una cronología de su vida y de su obra. En ella pueden apreciarse los pocos retratos que existen sobre Bello, las portadas originales de sus obras e imágenes de lugares en los que vivió, o por los cuales transitó. En dicha colección existen documentos escritos por él o relativos a él que pueden ser consultados, como por ejemplo un ejemplar original del “Convenio Andrés Bello”, para la educación y la cultura, suscrito en 1970 por seis países.
Mientras que la sala de lectura de la colección Bibliográfica General lleva su nombre, y se encuentra presidida por un cuadro de Andrés Bello como rector de la Universidad de Chile, atribuido al francés Raimond Quinsac Monvoisin (1790-1870); el cual se encuentra ampliamente reseñado por don Pedro Grases, en el libro “Los retraros de Bello”. Igualmente, en la colección Hemerográfica se pueden conseguir múltiples artículos con su firma, en la prensa del siglo XIX, ya que el periodismo fue una de sus pasiones.
Entre los textos disponibles que nos ofrece el Sisbiv, Catálogo en Línea del IABNSB, se encuentran: “Andrés Bello y Caracas”, selección y prólogo de Pedro Grases; “Antología. Andrés Bello”, con selección, prólogo y notas de Pedro Grases; “Antología de discursos y escritos” de Andrés Bello, edición preparada por José Vila Selma; “Antología del ideario bellista”, selección y prólogo de Mario E. Arroyo Cruz; “Antología distinta”, Andrés Bello; “Antología esencial”, Andrés Bello, prólogo y selección José Ramos y notas de Pedro Grases; “Antología poética”, selección, estudio preliminar y notas de Eugenio Orrego Vicuña; “Bello”, con prólogo del doctor Gabriel Méndez Plancarte; y “Poesías”, por Andrés Bello y prólogo de Fernando Paz Castillo, editado en 1952 por el Ministerio de Educación.
Igualmente, la institución cuenta con un catálogo que contiene una breve biografía de Bello, que precede a una cronología con los hitos más importantes de su vida, un listado alfabético de su obra, y una selección de los documentos referidos a este intelectual, que se encuentran en las distintas colecciones que conforman el patrimonio documental de Venezuela.
La mayor parte de su obra en el campo de la educación, el derecho, la poesía y las humanidades, la desarrolló en Chile, país al que llegó en 1829. Allí fue director de “El Araucano”, redactor del “Código Civil de la República de Chile”; en abril de 1847 publica la primera edición de “Gramática de la Lengua Castellana Destinada al Uso de los Americanos”; es nombrado Individuo de la Real Academia Española, en la clase correspondiente a extranjeros; impulsó la creación de la Universidad de Chile y se convirtió en su primer rector, cargo que desempeñó hasta su muerte, el 15 de octubre de 1865.