Gerardo Falcón es un pintor con 48 años de profesión, nacido en Biscucuy, estado Portuguesa. Es un artista que configura al ser humano ante su historia y cultura, repotenciando su presencia cosmogónica en el contexto del realismo mágico indo-americano, como él lo define.
Texto: Ciudad Caracas
El creador recibió a un equipo de Ciudad CCS en su taller, ubicado en La Concordia, Caracas. Allí relató el sentimiento de una obra que realizó en el 2012 llamada Premonición, donde pintó la figura emblemática del Comandante Hugo Chávez aquel 4 de octubre, bajo la lluvia y la alegría de un pueblo.
“Fue algo que viví, fue un día glorioso y mágico, fue extraordinario. La naturaleza se encarga de reafirmarlo, aquel día de San Francisco cuando cayó ese torrencial aguacero, el Comandante estaba enfermo y no podía someterse a ese palo de agua pero, ¿quién le podía decir que no lo hiciera? Ese día, él consciente o inconscientemente se estaba despidiendo de su pueblo, ese día fue una premonición de que venía su desaparición física”.
Relató que para él, ese día fue una bendición, su último adiós a la multitud que lo seguía, cada movimiento que hacía en el escenario era una reafirmación de su despedida.
Por eso, en la pintura hay un desdoblamiento, el mismo personaje que aparece en primer plano es el Comandante con su boina y el micrófono, como arma para ir cambiando la transculturización que sigue dominando a los pueblos.
Premonición
Premonición es una pieza de dos metros de alto y 1,60 de ancho, hecha en acrílico realizada en tres meses. Forma parte de una colección de 30 obras llamada Relato magnífico, magnífico relato y es una propuesta que refleja el realismo mágico desde su lenguaje plástico, como tendencia con signos y símbolos que se entrelazan con personajes.
“La grandiosa multitud concentrada en la avenida Bolívar aquel 4 de octubre bajo un torrencial aguacero no olvidará jamás que cada vez que el Comandante Supremo Hugo Chávez alzaba el brazo izquierdo hacia el cielo en señal de despedida, era invenciblemente el presagio de su partida hacia la eternidad”, expresó Falcón en su relato.
El realismo mágico
El artista subraya que el realismo mágico fue interpretado de manera peyorativa por algunos, como si fuera consecuencia directa con el surrealismo, que basa sus preceptos completamente en los sueños y grandes pesadillas, pero para Falcón el realismo mágico es todo lo contrario: “es muy nuestro, vamos a llamarlo autóctono, latinoamericano, que se ha dado en algunas regiones más que en otras, pero más que nada tiene que ver con la potencialidad de la imaginación que tiene el hombre y la mujer latinoamericanos, para imaginar sobre la imaginación”, describió el artista.
El realismo mágico, según el pintor, “crea y transforma las realidades reales en realidades imaginarias, mágicas e incluso insólitas”.
El otro plano
Gerardo Falcón es un creyente del otro plano de la vida que no tiene definiciones científicas, de lo extraordinariamente mágico, y como artista, está conectado al realismo mágico.
“El Comandante Chávez ya no está físicamente, está espiritualmente, está en un plano que no vemos y por eso hay gente que cree que no existe y para mí, existe con mucha más fuerza y pienso, ¿qué hubiese hecho el Comandante en medio de esta guerra de crisis que vivimos hoy?”.
Un pueblo Intelectual
En su pensamiento crítico, Gerardo Falcón dice que el pueblo debe estar a nivel de los intelectuales, puede sonar como una utopía, pero tiene que ser un precepto que se debe llevar a la práctica, donde el pueblo tiene que ser intelectual porque es la única manera de vencer lo impuesto a través de la transculturización que tiene sus inicios en la época colonial, opina.
“Como decía Antonio Gramsci: los intelectuales, en un proceso revolucionario, tienen que estar en el mismo nivel que el pueblo y no por encima de él. También decía que a través de la cultura y la educación tenía que haber, obligatoriamente, la posibilidad de crear su propia cultura”.
“Por más avances tecnológicos, por más que la industria artística quiera acabar con la inspiración como conducta sagrada, por más que se formen élites creadoras, por más que la mecanización y automatización se generalicen en el uso del computador, los artistas en su mayoría no renunciarán a la sensibilidad, porque es un bien que no está en venta”.
La historia plasmada en el arte
Hace algunos años, Falcón realizó una obra llamada Contragolpe, referida al hecho histórico de puente Llaguno aquel 11 de abril de 2002. La pintura se exhibió por varios meses en el Museo de Bellas Artes y actualmente se encuentra en un depósito ubicado en el mismo lugar.
“El objetivo de esa obra era que permaneciera en la memoria colectiva de los venezolanos, pero no está siendo mostrada, está arrumada en la oscuridad”, indicó.
Contragolpe es una pieza que contiene muchos símbolos semióticos en sus características. El color y el lenguaje pictórico trasladan al espectador a una realidad dramática que vivió el artista en ese momento.
“Yo fui testigo de esos hechos, no fue que me lo contaron, yo estaba pasando por la avenida Baralt ese día. Cuando escuché el primer balazo me escondí, luego, cuando leí lo que reseñaban los medios de comunicación me entró una impotencia, porque fueron ellos los primeros que hicieron el llamado a la violencia con sus titulares”.
El artista también expresó que su objetivo es hacer una exposición para exhibir sus más recientes piezas y que la gente aprecie el trabajo de un humilde pintor que ha dedicado gran parte de su vida a plasmar la historia de Venezuela en sus obras de arte.
“Me gustaría colgar los pinceles, como los boxeadores cuelgan sus guantes para descansar. Por eso, he hecho esta propuesta con un ánimo muy profundo de nuestra riqueza como creador y con la inquietud de recuperar nuestros valores, culminó el creador Gerardo Falcón.
Se trata de un pensador crítico de gran corazón capaz de registrar a través de sus piezas artísticas, situaciones que han marcado un antes y un después en las páginas de la historia que aún escribe el pueblo venezolano.
Falcón pide que se valore el trabajo de los artistas profesionales y también pone a la orden sus obras para que sean mostradas en cualquier espacio donde se tome en cuenta la sencillez y la naturalidad artística.