Alejandro Calzadilla, antropólogo y musicólogo, afirmó estar convencido de que la sociedades latinoamericanas y caribeñas “son eminentemente sonoras, orales”. Y por esa razón considera que “en la música —y en todo lo que viene asociado con ella— está buena parte de nuestra historia, de la compresión o no compresión de cómo somos, y de cuál es nuestra manera de ver y entender el mundo”. Calzadilla participó este jueves 24 de noviembre como ponente de la Cátedra de Historia Insurgente Federico Brito Figueroa, que semanalmente organiza el Centro Nacional de Historia (CNH). En su ponencia, titulada 90 Años del Son y Soneros en Venezuela, planteó la aproximación al país “de una manera diferente”.
Comentó que “la historia muchas veces pareciera estar muy ocupada con los temas políticos, económicos y militares”, mientras que los que parecieran más asociados a la vida cultural y social de los pueblos, “normalmente no tiene el primer lugar”. No obstante, a su juicio los pueblos caribeños —y en especial nuestro país— son sociedades que “están amarradas al tema de la cultura, de la música, de las tradiciones, al baile, que es fundamental”.
Calzadilla explicó cómo el son —regularmente asociado solo a Cuba— es una expresión musical compartida en el Caribe. Así habló del punto de partida de la historia del son en Venezuela, que se remonta al año 1977, con el debut de la agrupación caraqueña Sonero Clásico del Caribe.
El ponente recordó cómo, 20 años antes de que la agrupación cubana Buena Vista Social Club se convirtiera en un fenómeno mundial reviviendo el son clásico de la década del 20, en Caracas ocurrió una movida similar de la mano de “unos viejos soneros” que se hicieron de esta música de manera autodidacta.
Con formato e instrumentos antiguos, los soneros debutaron un domingo (28 de agosto de 1977) —en el que se creía que el mar partiría el Ávila en dos y arrasaría con toda Caracas— en el Museo de Arte Contemporáneo. No estaban organizados, ni promovidos por un empresario, sino por el arquitecto Domingo Álvarez, y desde entonces “el son estaba predestinado a una carrera larga y fantástica”.
De acuerdo con Calzadilla, los procesos culturales “forman parte de nuestra fibra interna”. Sostuvo que todo lo que ha ocurrido en el Caribe musicalmente en los últimos 100 años, sin duda ha impregnado el mundo entero.
La intervención de Calzadilla estuvo acompañada por la interpretación de la agrupación Pecheche y los Soneros del Quinto Patio, quienes ofrecieron al público un cálido repertorio de son habanero y changüí.