Las festividades populares venezolanas conforman, durante todo el año, un rico calendario de tradiciones cargado de mucho colorido y de una gran fuerza de resistencia cultural que viene dada por costumbres ancestrales que nacieron y se vivieron en tiempos pasados.
Texto: Ciudad Caracas
Desde que el hombre se conoce como tal, la cultura ha formado parte intrínseca de él y es uno de los elementos que lo conforman. Las manifestaciones culturales, sin embargo, varían dependiendo de la latitud en la que éste se encuentre y lo que las vuelve tradiciones es justamente su manera reiterativa de festejarlas.
“Una cosa es la división político territorial del mundo y otra cosa es lo cultural”, explicó la investigadora Casimira Monasterios, profesora de la Escuela Nacional de las Culturas Populares.
Las dinámicas culturales se comparten según la cercanía de sus individuos. Es por ello que una persona venezolana, habitante de una zona fronteriza como el Táchira tiene más relación cultural con el colombiano, que con el caraqueño. “Entonces, culturalmente, hay más correspondencia entre ellos. Porque la cultura no surge de un decreto, surge precisamente de la práctica diaria, de la relación del hombre con la naturaleza, de la relación del hombre, como ser humano, con el hombre”.
Prácticas Ancestrales
Monasterios explica que en América Latina esas dinámicas variadas se han dado desde antes de la llegada de los españoles, quienes al entrar al continente se encontraron con una diversidad cultural indígena ya existente y surgida como resultado de su adaptación a los diversos territorios, experiencia de la cual también se produjeron los saberes para la vida.
“Nos vamos identificando con ciertas formas y maneras de hacer. Si nosotros no tenemos agua y tenemos que caminar diariamente a buscarla, eso va generando unas condiciones, una manera de ser que, a su vez, va condicionando ese ir a buscar el agua: los recipientes que voy creando, las formas que les voy dando. Y si ese recipiente que está ahí lo hizo mi abuela y lo utilizó mi mamá y ahora lo tengo yo eso le va dando –más allá del valor de uso que me sirve para transportar el agua–, me va generando un valor afectivo y me va creando un sentido de pertenencia porque me une a mi historia, a mi pasado”, detalló.
De la misma manera ocurre con la formación de saberes, pues ese objeto realizado con un fin utilitario tiene una forma y unos materiales específicos para hacerse, que se encuentran en algún lugar de la naturaleza y se consiguen de una forma determinada y en un momento específico que puede relacionarse bien sea con las fases lunares, con las horas del día o la temporada del año.
A medida que esos saberes se van formando y multiplicándose van también condicionando e identificando al grupo de personas que los practican y en la medida en que estos grupos se encuentran con otros distintos culturalmente se van reafirmando.
Es ahí donde entendemos el todo que conforma la cultura, es nuestro día a día, nuestros hábitos y formas, los conocimientos que tenemos sobre el clima y cómo este afecta a nuestro entorno específicamente, lo que comemos, dónde lo conseguimos y cómo lo preparamos, lo que vestimos, cómo es nuestro intercambio social y cómo nos expresamos.
“Esa manera en la que cada uno va resolviendo la cotidianidad nos va creando conocimientos, hábitos y costumbres que nosotros vamos transmitiendo de una generación a otra y cuando eso pasa de una generación a otra eso se convierte en una cultura y eso nos identifica”, especificó.
Intercambios
De la inevitable relación nacida con la colonización, entre las clases dominantes y las clases oprimidas, entre los indios y africanos o entre africanos y blancos también se emanan dinámicas sociales que llevan a crear tradiciones culturales de múltiples orígenes y con características únicas.
Las celebraciones y conmemoraciones populares forman parte de esas dinámicas y son hoy en día un legado que nos identifica como nación y nos vinculan con otros pueblos y otras culturas del mundo que forman parte de la esencia de lo que somos.
Venezuela posee un calendario festivo rico en su diversidad, pues, funde aportes indígenas, europeos y africanos. Estas fiestas corresponden, esencialmente, al calendario impuesto por la Iglesia católica durante el período de colonización cuando fueron sustituidos los antiguos sistemas de creencias indígenas y se obligó su cumplimiento a los esclavos africanos y a los habitantes de las comunidades originarias.
Con la relación entre ellos y la necesidad expresiva siempre latente, los elementos indígenas y africanos fueron integrándose a las celebraciones para conformar hoy una expresión de la cultura popular tradicional venezolana.
Estas fiestas, nacidas de la necesidad de expresión, sirven como vehículo comunicativo con las divinidades, con deidades religiosas, bien sea santos patronales o vírgenes para agradecer, pagar o pedir su poderosa intervención. También sirve como memoria de acontecimientos importantes, como parte de rituales en búsqueda de abundancia en las cosechas y en el trabajo propio.
Rasgos de las fiestas
> Son organizadas por cofradías o hermandades religiosas
> Se instalan altares temporales para venerar imágenes o símbolos. Generalmente poseen adornos florales o frutales
> Es frecuente la realización de recorridos o procesiones por una ruta preestablecida por la que se pasea la imagen o el símbolo venerado
> Se realizan como pago a una promesa, en señal de gratitud y alabanza
> Poseen, generalmente, elementos de música, teatro y danza nacidos en diversas expresiones culturales
>Usualmente se utilizan trajes, máscaras y accesorios coloridos