El lector anfibio es la condición ideal de cualquier lector, porque antes de entrar en la discusión o el análisis de lo que es el emergente a las nuevas plataformas digitales y de lectura, de pronto tendría que considerar que el lector originario busca descifrar en cualquier superficie códigos. De tal manera se podría considerar que el nacimiento de la astrología surgió de la lectura del cielo. O, por ejemplo, el nacimiento de la química surgió de la lectura de los síntomas y signos del cuerpo. Así lo considera el poeta venezolano Luis Enrique Belmonte a través de un contacto telefónico realizado en el programa Por donde pueda de Alba Ciudad 96.3 FM.
El poeta considera que los aportes en las publicaciones digitales han permitido el apego a la especificidad del libro impreso. Cuando se llega a los libros digitales, se encuentran con una cantidad de beneficios, entre ellos el tema de la sensibilidad hacia el libro impreso. También tiene muchas ventajas, pero ha quedado cierto recelo con esta nueva tecnología.
Belmonte indicó que está trabajando desde hace dos años en dos proyectos: uno de ellos es la primera revista de poesía concebida en formato digital. Aseguró que no se trata de un blog o una página web, sino de una revista pensada desde el inicio para el formato digital.
Esta revista se denomina La Comuna de Bello. Es auspiciada por la Casa de las Letras Andrés Bello, “bajo la complicidad” de sus directivos, William Osuna y Daniel Molina, quienes emprendieron ese proyecto del cual ya está por salir el próximo número.
Por otra parte, señaló que unas de las enormes ventajas del libro digital es su capacidad para ver la democratización de la lectura, para llegar y hacer público los que difícilmente pudieran hacer el libro impreso. Otro punto importante a considerar es la emigración a la tecnología 2.0, que prácticamente tiene una relación con la lectura a través solamente del medio digital. Esto es algo que a Belmonte le llama mucho la atención.
Las generaciones que han venido surgiendo han llegado con el mundo electrónico. Sin embargo, Belmonte agrega que es importante recordarles que también existe el libro impreso.
También se ha puesto a pensar en qué tan perecedero puede ser un formato u otro y a pesar de que el libro digital tiene tantas oportunidades de democratizarse. No está muy seguro de que pueda ser más perdurable que otro formato. Pensó por ejemplo en los petroglifos, considerados para él como un libro que tiene miles de años.
“Tengo esa duda, sería interesante plantearla con otras personas. Tengo la duda de no saber cuán imperecedero puede ser un libro digital, porque bueno es un mundo 2.0 electrónico, un mundo que estás más sometido a imprevistos, un mundo más efímero, instantáneo”, aseguró.
El consejo que da para los lectores y lectoras anfibios (de papel y digitales), es que tienen que estar orgullosos de ser anfibios en este momento histórico de transición, pero que más allá de un formato u otro, piensen en la capacidad lectora como un ejercicio global y ético si se quiere.
“En eso, en la capacidad de leer el mundo, no importa en qué formato se encuentre el texto porque el mundo es un texto. Entonces, nuestra capacidad y nuestra intención de escudriñar estos signos, de descifrar el mundo constantemente. El ser anfibio nos va a dar más herramientas para acceder a esas múltiples superficies en donde se nos presenta el texto”, finalizó.