Ernesto Guevara, mejor conocido como “el Che”, expresó en el Discurso de Clausura del Seminario La Juventud y la Revolución, en 1964, que lo importante del trabajo voluntario “es que una parte de la vida del individuo se entrega a la sociedad sin esperar nada, sin retribución de ningún tipo, y solamente en cumplimiento del deber social”. Bajo esta premisa, se realizó este viernes una jornada de limpieza y pintura en la Escuela Nacional de Artes Escénicas César Rengifo, ubicada en la parroquia Altagracia de Caracas, en la cual participaron estudiantes, personal administrativo, directivos de la institución, trabajadores y funcionarios del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
Prensa MPPC (Texto: Laura Farina / Fotos: Milángela Galea)Este espacio de formación, en el que se desarrollan tres carreras: Actuación, Gestión teatral y Diseño teatral, es uno de las 17 centros educativos culturales dependientes del Ministerio de Cultura. Todos ellos serán visitados con esta misma iniciativa, denominada “cayapa”, a lo largo del año. Sin embargo, se decidió comenzar por la ENAE César Rengifo debido a que en 2015 se cumplen cien años del nacimiento del dramaturgo y actor.
“Creemos que tenemos que hacer de estos espacios, verdaderos espacios de encuentro, darle mejor mantenimiento, y para eso involucrar a los estudiantes, profesores y trabajadores y trabajadoras del Ministerio. Que hagan suyas estas escuelas, porque el sujeto principal de las políticas de cultura son los estudiantes”, aseguró Giordana García, viceministra de Cultura.
Entre hombres y mujeres, jóvenes y no tanto -tapaboca de por medio- pintaron, trasladaron materiales de escenografía, botaron lo que no servía, cambiaron pupitres, se treparon a los techos para quitarles las acumulables hojas de árboles, barrieron y limpiaron baños.
El director de la institución, Unile Escalante, explicó: “Es una convocatoria abierta, no obligatoria, a todos los entes del Ministerio de Cultura para venir a conocer la escuela y darle un cariño a través de la pintura, el desmalezamiento, o la limpieza de todas sus áreas”. En otra etapa, se va a involucrar el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC), el cual va a realizar la reestructuración del colegio, más la creación de un comedor y una sala al aire libre.
La escuela, instalada en un edificio que delata ya sus largos años, alberga unos 120 estudiantes que, en su mayoría, cursan la mención en actuación. Los alumnos han colocado, en las paredes que enmarcan el patio interno, carteles con mensajes que invitan a la reflexión: “¿por qué no hacer algo por la mejora de tu escuela?”, propone uno; “el cambio está en ti”, asegura otro; “el respeto empieza desde casa, ¿respetas tu segunda casa?”, dice uno más; y otro pregunta: “¿qué pasaría si mañana no hubiese escuela?”.
“Somos parte de la escuela y queremos crecer a nivel profesional, entonces, queremos que la escuela crezca. La infraestructura que tenemos nos parece un poco deprimente”, explicó Johan Ravello, estudiante de 26 años. Daniela Paiva hace teatro desde los ocho años y, a sus 21, estudia gestión teatral. Para ella, la jornada “es importante porque la escuela es para nosotros, los que nos beneficiamos somos nosotros, que estamos aquí a diario, es como nuestra segunda casa. Nos gusta mucho lo que hacemos, las personas que están aquí, no es por obligación sino por amor al arte”.
“Conmoción sensible necesaria”
En 1980, César Rengifo escribió: “El espectador recibirá entonces, a través de lo formal estético, la conmoción sensible necesaria para poder captar y mirar a profundidad una realidad, y actuar sobre ella. Eso lo busco en la pintura y en el teatro”. Esta idea podría servir para definir algo de lo realizado hoy: hubo conmoción y sensibilidad para lograr una transformación necesaria.
Un cartel a la entrada del establecimiento anuncia tres cualidades que, al parecer, resultan fundamentales para formar parte de la aventura del teatro: destreza, actitud y sentimiento.
Consultada acerca de qué hubiese dicho Rengifo sobre la jornada de trabajo voluntario, Xiomara Leota, coordinadora de las escuelas de arte y de los centros de formación cultural del Ministerio, expresó: “yo creo que estaría sino haciéndonos una pintura o una obra, escribiéndonos. Porque no hay hombre más versal en nuestra historia desde el punto de vista artístico que Rengifo. Creo que estaría muy contento”.
Por su parte, Johan Ravello consideró que el pintor y dramaturgo “podría haber dicho que esto tendría que haber estado mucho mejor, que jamás tendría que haber llegado al nivel que tiene ahorita”.
Para el director de la escuela, el autor de “Buenaventura chatarra” o “Lo que dejó la tempestad”, diría que la actividad realizada este viernes no debería ser ocasional, sino que tendría que suceder diariamente; lo que se realice en “nuestras instituciones, en nuestro país, es lo que se va a reflejar en la sociedad y en nuestro comportamiento, en un Estado más solidario, más cooperativo, más lleno de amor y de cariño”, opinó Escalante.
En tanto que, la estudiante Daniela Paiva, estimó que Rengifo “se sentiría orgulloso de que todavía existan personas dispuestas a hacer algo por el arte”.
De esta manera, manos de estudiantes, directivos, personal administrativo, de limpieza, trabajadores y trabajadoras del Ministerio del Poder Popular para la Cultura comenzaron esta cayapa que espera alcanzar los 17 centros educativos que hacen vida dentro de la institución. “Creo que el trabajo voluntario es un deber de todo revolucionario y es una buena forma, además, de activar a todos los estudiantes, a los trabajadores, en conjunto, para crear políticas públicas, para mejorar los espacios y trabajar articuladamente”, concluyó Giordana García.