El sol arreciaba este jueves de Corpus Christi sobre el pueblo de San Francisco de Yare en horas de la mañana, y la casa de los Diablos Danzantes se iba poblando de demonios rojos que calentaban sus piernas con los primeros pasos del día al ritmo del cajón de César Tovar, quien tiene 59 años como promesero del Santísimo Sacramento. “Desde muchachito tocaba con palos los peroles”, confesó Tovar, quien además tiene el cargo de cajero oficial de la Cofradía de los Diablos Danzates de Yare, uno de las 11 grupos en el país que le rinden culto al Santísimo vestidos de demonios.
Texto: AVN
El cajero entró en esta manada de satanes del pueblo para pagar una promesa: su hermano sufría de ataques epilépticos y quería ayudarlo. Así fue que empezó a danzar y tocar por devoción al Cuerpo de Cristo. Hoy, las promesas al Santísimo son en su mayoría por el alivio de males de salud de algún familiar o de un amigo, pero en la década de 1740, cuando se inició la tradición, la principal petición era para salvar al pueblo. Había una intensa sequía y los devotos pidieron con fe que lloviera y cayó una lluvia torrencial.
Fuera de la casa de los Diablos está un mural con dibujos de los rostros de quienes han sido capataces y capatazas, como Isabelita Palma, a quien este año se le rinde homenaje, y como Gumersindo Palma, Diablo Mayor de San Francisco de Yare, que murió en el 2012. Sin los ancestros de los que bailan en la actualidad no habría existido esta tradición, y en este sentido lo primero que hacen los Diablos al salir de su Casa es dirigirse al cementerio para rendirle homenaje a los antepasados.
Por ello, es tan importante para el primer capataz de la Cofradía, Pablo Azuaje, preservar esta tradición, que en diciembre pasado ingresó a la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
“Es un orgullo ser Patrimonio de la Humanidad, la meta es seguir pagando las promesas pero con más fervor, con más ahínco, con más adoración al Santísimo. Tenemos que mantener la tradición y no distorsionarla, porque este reconocimiento que costó años de lucha de un plumazo se puede ir”.
Se calculaba que este año participarían unos 2.000 promeseros, pero es difícil contar con precisión en la multitud vestida de rojo. Muchos niños, hombres y mujeres, jóvenes y mayores acudieron a cumplir su promesa y abarrotaron las calles de Yare.
El sol se acentuaba mientras se acercaba el mediodía. Con sus máscaras coloridas, los diablos se dirigieron a la Iglesia, y cientos danzaron la bamba, como se denomina al baile que ejecutan los promeseros. Echaron sus máscaras hacia adelante, mirando al suelo, en señal de rendición al Santísimo Sacramento, y esperaron en las afueras del templo que concluyera la misa.
El obispo Freddy Fuenmayor hizo un llamado a la cofradía a que el reconocimiento que otorgó la Unesco también se lleve en lo espiritual. “Que aumente la fe en la eucaristía y eso se traduzca en la actitud de vida, en fomentar los valores cristianos y la moral”.
Doce promeseros de larga trayectoria pudieron ingresar al templo, pero en lugar de sus trajes rojos y sus máscaras llevaban liquiliqui.
“A propósito de la declaratoria como Patrimonio de la Humanidad, constituimos un comité para custodiar al Santísimo Sacramento dentro de la iglesia”, explicó el presidente de la Cofradía, Ernesto Herrera.
Con la autorización del Padre, la docena de promeseros llevó el “palio”, que es una tela sostenida con seis barras que aguantan estos devotos. El resto de los diablos esperaron con paciencia y posaron sus máscaras en el piso, gran parte de ellas elaboradas por el artesano Juan Morgado, el hacedor de caretas más antiguo de los Diablos de Yare, según explica. “Soy el que masca la cachimba”, dice.
Su cuello está cargado de escapularios, rosarios y protecciones, y no está de más, porque dice que el demonio mismo le ha roncado en su taller, espacio que tiene protegido con tres cruces de palma en distintas esquinas. Se confiesa devoto eterno del Santísimo.
“Tengo medio siglo elaborando las máscaras y un taller para preparar a los jóvenes en este arte. Uno no es eterno y este legado lo debemos dejar en manos seguras, la próxima generación va a tomar las riendas más temprano que tarde”.
Cuando salió el Santísimo Sacramento, y los diablos comenzaron a sonar sus maracas y a bailar su bamba sin darle la espalda a la imagen divina, las nubes empezaron a agruparse. “Va a llover, ya verás”, dijo un diablo experimentado.
Así, como en aquella década del siglo XVIII, el aguacero no se hizo esperar. El llamado de la ceremonia volvía a hacer efecto y la lluvia caía como bendición sobre los promeseros. Los Diablos seguían danzando.
Saludos y respeto! siento eso, gran respeto mezclado a un gran orgullo y algunas inquietudes: En el articulo se dice que la manifestación no debe ser distorsionada, mi pregunta es como saber cuando se cae en distorsión…por ejemplo en una escuela X se montara la danza, como estar seguro de la fidelidad del montaje. Se requiere algun tipo de permiso especial para su realizacion. Podria por ejemplo realizarse desfiles alegoricos a los Diablos Danzantes? De ser permitido, se puede bailar durante el desfile? tengo grandes inquietudes que desearia aclarar. A donde acudir para pedir mas detallada informacion? mil gracias y Que sigan enalteciendo nuestra patria con tan digna tradicion merecidamente patrimonial