Con un lleno total se realizó este domingo el espectacular concierto en el que Alexander Abreu y Havana D’Primera, de Cuba, junto a la agrupación venezolana La Séptima Bohemia, trajeron lo mejor de su música a la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño. Este evento sirvió como primer intercambio de talentos entre Venezuela y Cuba, a través de la Agencia de Representación Artística (ARA), por Venezuela; y Presencia Latinoamericana y Caribeña, por parte de la isla. Presentamos este fotorreportaje de Milángela Galea, del Ministerio para la Cultura, y Andreína Blanco de AVN.
Prensa MPPC (Texto: Marco Teruggi / Fotos: Milángela Galea)
Tres años habían pasado desde la última presentación de Alexander Abreu y su orquesta Havana D’ Primera en Caracas, tres años en que el cantor guardó un recuerdo del profundo vínculo con un público que lo aceptó, coreó y llenó cada concierto que brindó.
Por eso el domingo por la noche, desde el escenario de la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, afirmó entre aplausos y alegría: “Lo digo ante las cámaras, lo digo siempre, se lo digo a ustedes: amo a Venezuela”.
El concierto brindado fue el último de la gira que lo llevó durante la pasada semana a Valencia, Maracay, hasta desembocar en la sala caraqueña, calificada por el cantante y trompetista, como una de las más importantes de América Latina.
Antes de la presentación del salsero cubano tuvo lugar la actuación de la orquesta venezolana La Séptima Bohemia, que, con un total de diez canciones –entre ellas “Caminaré” y “No pudo ser”, parte del segundo disco llamado Ella me lleva– llenó la sala de son, salsa, bolero y ganas de bailar.
La Séptima Bohemia
“Este es el tren de la alegría”, repitió Antonio Laya, voz principal del conjunto, resaltando la presencia de los barrios caraqueños –como el 23 de Enero, La Vega, Petare– en la sala del Teresa Carreño.
“Esto es el teatro para el pueblo, para los sectores populares, no como era antes que era únicamente para las élites”, resaltó la rapera Rodbexa Poleo, quien, al igual que otros artistas venezolanos –como Leonel Ruiz– asistió al concierto.
Alexander Abreu
Al subirse al escenario Abreu comenzó por expresar su deseo de “una vida de esperanza para que todos los pueblos de América Latina tengan paz, fuerza y luz”, y entonó una de sus canciones más conocidas: “Me dicen Cuba”.
La reacción del público –venezolano y cubano– ante la salsa traída por Havana D’ Primera –que lleva ocho años de trabajo conjunto– no se hizo esperar más de unos breves minutos: la sala completa se puso de pie para bailar con los ritmos de quien, tanto en Cuba como fuera de la isla, está teniendo cada vez más renombre y éxito.
La sala Ríos Reyna se transformó entonces en pasillos de danza entre hileras de sillas, en los mismos pasillos, al pie del escenario, demostrando la razón de Abreu en su percepción del vínculo con el público venezolano, que, en su gran mayoría, sabía las letras de las canciones.
Durante el concierto, que se extendió también a lo largo de 10 canciones, Abreu, además de cantar, tocó la trompeta –trayendo al escenario toda su formación con el maestro Chucho Valdés en la orquesta Iraquere–, y destacó la importancia musical de Venezuela: “Hay una escuela de música muy importante aquí”.
“Arrecho, bestial, muy bueno”, fueron algunas de las palabras más repetidas por quienes salieron de la sala luego de horas de música, de sonidos cubanos, venezolanos, caribeños, que mostraron una identidad común entre pueblos, en sus pasiones, anhelos y creaciones.
Abreu por su parte se despidió agradeciendo y con un “salú’ para todos los pueblos de Latinoamérica, dejando la certeza de que la salsa está viva, que el esfuerzo de Havana D’ Primera y tantos otros, por recuperar el territorio perdido por ese ritmo –así lo declaró antes del concierto–, está dando sus frutos, tanto en Cuba como en otros países.
muy bueno el concierto de verdad