Este jueves se cumplen 184 años del Decreto de Creación de la Biblioteca Nacional. Sus antecedentes se remontan a 1811, cuando uno de los próceres de nuestra Independencia, Juan Germán Roscio, hombre culto y preocupado por la educación, propuso a través de una hoja suelta, la creación de una biblioteca pública para Caracas, afirmando que era “el único medio de propagar la ilustración”; e incluso ofreció donar su biblioteca personal con más de mil títulos, y conminó a otros intelectuales a que hicieran lo mismo.
Texto: Prensa IABN (Jufany Toledo)
Años más tarde, durante la presidencia del general José Antonio Páez, el 13 de julio de 1833, es cuando por un decreto del vicepresidente de la república, Andrés Narvarte, se crea la Biblioteca Nacional; para entonces no contaba con normativas ni personal especializado en la conformación de colecciones, las cuales provenían mayormente de donaciones, con temas de carácter general y universal, así como muchas obras extranjeras publicadas en otros idiomas. Lo que al principio fue un lugar para concentrar el fondo bibliográfico y los archivos existentes en la nación, con el pasar de los años se convirtió en una de las instituciones culturales más antiguas y respetada del país.
Cien años después de que surgieran las primeras ideas de crear una Biblioteca Pública para Caracas, al celebrar el centenario de la Declaración de nuestra Independencia, en 1911, es cuando se construye una sede propia para la Biblioteca Nacional; la cual ostentó un lugar privilegiado en el edificio que hoy conocemos como el Palacio de las Academias, frente al Palacio Federal Legislativo. Una edificación colonial con una larga historia que data de 1577, y que a lo largo de la historia sufrió diversas remodelaciones, ampliaciones y reconstrucciones, hasta adoptar la fachada de estilo neo gótico que conocemos actualmente, con la torre del reloj en su fachada norte, dispuesta en la avenida Universidad, entre las esquinas de San Francisco y La Bolsa, en pleno centro de Caracas.
Este edificio albergó diversas instituciones oficiales; y entre finales del Siglo XIX y mediados del Siglo XX, funcionó la Universidad Central de Venezuela y al lado de ella se instaló la primera biblioteca pública de Caracas, una moderna edificación diseñada por uno de los más prominentes arquitectos de esa época, Alejandro Chattaing, con buena iluminación y techos elevados, donde predominaba una gran sala de lectura central, rodeada de dos niveles de galerías con estanterías de libros, pero muy distante de lo que hoy podemos entender como desarrollo y conformación de colecciones.
Con la creación de la Ley del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas, en 1977, esta se convirtió en depositaria del acervo documental bibliográfico y no bibliográfico de Venezuela y venezolanista, creadora y administradora del Archivo Audiovisual de Venezuela, del Centro Nacional de Conservación, la Hemeroteca Nacional, la Mapoteca; y en el núcleo coordinador del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas. En la actualidad, es la Institución encargada de preservar la memoria histórica de la nación; y de divulgarla para el conocimiento y el disfrute de todas y todos los venezolanos.