Alejandro Gabaldón, en 2010, desde su oficina como presidente de la Televisora de Oriente TVO, me extiende un folleto: “¿no te he regalado el libro que le hicieron a mi padre?”. Alejandro es uno de los hijos de Argimiro Gabaldón, el legendario guerrillero venezolano que trascendió el tiempo promediado por los años 60 y cuyos restos serán trasladados al Panteón Nacional este próximo 15 de julio por iniciativa del presidente Nicolás Maduro.
TodasAdentro (Texto: Roberto Alonzo Figueroa, Anzoátegui / Ilustración: Xulio Formoso)
Gabaldón, hijo, estaba flanqueado del otro lado del escritorio por múltiples lentes y cuerpos de cámaras y minuciosos objetos que daban cuenta de su formación como Director de Fotografía. Él mantenía viva la imagen de su padre por lo que se permitía evocar diversos momentos que compartió con aquella figura que con los años había adquirido la fuerza de la leyenda.
El entonces presidente de TVO, un hombre delgado, de cabello lacio y claro que caía sobre su frente, porte ágil, elocuente y amable, sabía que aquel hombre imbuido en los asuntos políticos, pero formado desde el ámbito de la guerra de guerrillas gozaba de la admiración de muchos y su liderazgo era indiscutible.
Argimiro Gabaldón, identificación de quien había sido presentado como Argimiro Enrique de La Santísima Trinidad Gabaldón Márquez, alias Comandante Carache o Chimiro, nació en la Hacienda Santo Cristo, Biscucuy, Portuguesa, 15 de julio de 1919, y encontró la muerte en las montañas de Lara y Portuguesa el 13 de diciembre de 1964.
Además de haber sido conocido en rol de político y guerrillero, también cultivó la poesía y la pintura, y durante su juventud militó en el Partido Comunista de Venezuela, (PCV). De acuerdo a sus datos biográficos realizó estudios de Arquitectura en Brasil y Argentina, países en donde los avatares políticos de los que comienza a ser testigo van definiendo una sensibilidad social y un interés por las transformaciones que se ciernen en la región.
No concluye la carrera, porque más pudo su interés por la literatura y la pintura. Se dedicó a la docencia. Su ascendencia provinciana y como conocedor de la actividad agrícola lo involucra con los campesinos en la organización de cooperativas. Durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez instala una imprenta clandestina en La Cuibas, estado Lara. Edita panfletos clandestinos contra el gobierno. Además, con sus compañeros comunistas saca al aire una emisora de radio, 1956-1957, llamada Radio Liberación, que funcionaba de forma móvil.
En respaldo al triunfo de la Revolución Cubana que lideró Fidel Castro había celebrado colectas populares bajo la consigna “La marcha de Bolívar a la Sierra Maestra”. En 1960, cuando Castro viajó a Caracas para agradecer la solidaridad de los venezolano con la lucha armada librada en su país, Gabaldón es uno de los políticos nacionales que le recibe.
El triunfo de los guerrilleros cubanos significaba una inspiración para los grupos de izquierda en Latinoamérica. Aunado a esa circunstancia histórica en Venezuela cobraba vigencia el Pacto de Punto Fijo, acuerdo político entre las organizaciones Acción Democrática, (AD), Copei y Unión Republicana Democrática (URD), en el que se concluyó los términos de la alternabilidad política, lo que radicalizó las posiciones contrarias que vieron en la lucha armada el camino para la toma del poder.
Bajo estos argumentos, Argimiro Gabaldón esgrime su posición en el III Congreso del PCV, siglas de la que era su Secretario General. De manera que una vez que fija su postura un amanecer de 1961 marcha al frente de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, FALN. Ese mismo año aparece como el conductor del Frente guerrillero “Libertador Simón Bolívar”, tomando los caminos montañosos del estado Lara. Entretanto en la sierra de Falcón se movilizaba el Frente José Leonardo Chirinos; en los llanos cobraba vida el Frente Ezequiel Zamora; y al oriente el Frente Manuel Ponte Rodríguez. Estos grupos en armas son liderados por Fabricio Ojeda, quien dejó la redacción periodística y una curul en el Congreso Nacional; por Teodoro Patkoff, teórico de asuntos políticos y económicos, y por Douglas Bravo.
El último día La cabeza de Argimiro Gabaldón, tenía un elevado precio en los años 60, el gobierno de Rómulo Betancourt le buscaba vivo o muerto. Sin embargo, sus enemigos nunca pudieron ponerle las manos. Un acontecimiento inusitado que trascendió como un accidente en el que una bala proveniente del arma que manipulaba su compañero de lucha, Jesús Betancourt Torres, apodado Comandante Zapata, le segó la vida a Gabaldón.
Durante su entierro, su padre, el general Gabaldón, supo decir: “Argimiro no te lloro… sería agraviarte. Yo te bendigo, yo estoy satisfecho de ti (…) Y aquí estamos como un soldado tuyo, Comandante Carache!”
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