Nelson Gúzman, poeta y escritor, presentó este miércoles en los espacios de la Librería del Sur de la esquina de Gradillas, su libro Brechas del Destino. Entrevistado en el noticiero Cultura al Día de Alba Ciudad, agradeció al director de La Casa Nacional de Las Letras Andrés Bello, Daniel Molina, y a su presidente, William Osuna, la decisión de publicarlo. Brechas del destino es un libro que recoge cuatro libros de este escritor: Ciudad devastada, escrito en el 2012 y que nunca había sido publicado; Muecas del tiempo, escrito en 2007; Con Tertulios, escrito en el 2003, y Ráfagas de olvido, escrito en 1994.
Texto: Angie Vélez, Alba Ciudad
“Este libro es un trabajo fundamentalmente sobre el lenguaje. Ahí doy cuenta de las grandes obsesiones que he tenido toda mi vida, que son: la muerte, lo finito, lo infinito, Dios, la soledad, la delirección que es estar lanzado en la vida”; así lo explicó Nelson Guzmán en entrevista realizada el día jueves 18 de junio en el noticiero Cultura Al día de Alba Ciudad.
Quienes deseen comprar este libro, lo podrán conseguir en las Librerías del Sur. Sin embargo, Gúzman brindó un adelanto de lo que podrán conseguir en Brechas del Destino. “Los Tertulios” es uno de los poemas que está incluido:
La tarde está ofrendada de silencios
en hipérboles las esticulaciones del viento
nadie se atrevió a masticar tus carroñas
ataviada de locura naufragaste de espectros
cuando deambulabas cargadas de rancios orines
los ojos que te condenaron se siniestraron
prescindieron de las frías mañanas
y del monotemático paisaje pasaron al exilio
están aquí los pasos rotulados al tiempo
aunque la diestra los arrancó para olvidarlos
han decidido olvidarlos para siempre
Este poema fue escrito en 2003; es el canto de una avocación, de unas vieja casa estilo sevillano donde vivía con sus parientes. Evoca un poco la gente que participó en las distintas contiendas de las guerras civiles venezolanas, que ya se fueron materialmente, pero que están en nuestras memorias y en nuestros recuerdos.
“Este es un libro de recuerdos de fisuras interiores. Es preferible leer todo esto que ir a un psicoanalista; cuestan muy caros. Es una manera de tratar qué es la temática individual, la temática del tiempo, del pasar de los días y el desencuentro que es la vida. Es decir, la vida finalmente es una separación. Algunos filósofos hablan de dualismo ontológico, que nunca terminamos de decir las cosas, que siempre somos extraños de las cosas exteriores y de nosotros mismos”, aseguró Guzmán.
Asimismo, plantea que es un esfuerzo en poesía para el encuentro con nosotros mismos, ya que no se puede hacer de otra manera que no sea la catarsis del lenguaje, de la épica, de la oda, la evocación. “El tiempo está allí”, como decía César Vallejo, “como un maestro de gran zapatería”. Está “indicándonos qué somos; nos está diciendo que vivimos el esplendor, pero también nos está diciendo: mañana no seremos sino cenizas”
En el libro, aparecen lecturas de poetas como José Antonio Ramos Sucre y Cruz Salmerón Acosta. Pretende en lo fundamental dilucidar el puesto del hombre en el universo. “Es un canto hacia adentro, una búsqueda, un despertar, es la memoria, es el pasado de la ciudad”.
Por ejemplo, “la ciudad devastada no es otra que Cumaná, devastada por las fuerzas telúricas, devastada por la presencia de Gómez, devastada por la llegada del Falke a Cumaná en 1929”, explicó Guzmán refiriéndose a la expedición del general Román Delgado Chalbaud contra la dictadura de Juan Vicente Gómez usando el barco de vapor alemán Falke, con el cual protagonizó un asalto al puerto de Cumaná el 11 de agosto de ese año.
Afirma que es un libro de la memoria, de los tiempos de Venezuela, de la pérdida del sí mismo, de un yo fisurado fundamentalmente por el totalitarismo que existió en una época en el país. Pero es la búsqueda. Está la pregunta socrática: ¿Quién soy yo? ¿Cómo resolvemos nuestros problemas de la vida, de carácter ontológico?, al mismo tiempo que asegura que es un libro que cobra vigencia en la actualidad, porque en el mes de noviembre se celebran 500 años de la ciudad primogénita del continente, Cumaná.
No hay que celebrar sino conmemorar los 500 años de Cumaná
Gúzman asegura que no hay que recordar sino conmemorar el nacimiento de Cumaná como ciudad libre. “Tengo la convicción firme de que todos esos nombres en las plazas que evocan a los conquistadores hay que borrarlos. Lo que hicieron fue aniquilar a nuestra población indígena, mataron, produjeron un genocidio y un etnocidio. ¡No cantemos al conquistador!”.
Señaló que hubo casos de algunos poetas quienes le han rendido honores a estos conquistadores, pero luego se reivindicaron; tal es el caso de Andrés Eloy Blanco, quien realizó un canto a España dándole jerarquía de “Madre Patria”. Según Gúzman, desde el punto de vista líríco es una pieza extraordinaria, pero conceptos como los de Madre Patria deben ir quedando en el olvido. “No tenemos Madre Patria; nosotros somos los pioneros de nuestra propia arquitectura y si alguien puede estar en nuestro zócalo de la memoria, es el mundo indígena”, sentenció Gúzman.
Finalmente, saludó a esta XII edición del Festival Mundial de Poesía, por la diversidad de cosas que vio en el Teatro Teresa Carreño. Escuchó poesía antillana y aseguró que es necesario que nosotros vayamos construyendo en América Latina nuestros propios panteones. “Los panteones no están en Europa y no están en la cultura de la Hélade. Tampoco en la cultura griega. Los panteones están aquí, más cerquita de nosotros”.
La poesía de Nelson Guzmán, tiene mucho de la Escuela poética de Cumana, esa escuela que fue la misma de Jose Antonio Ramos Sucre, Andres Eloy Blanco, Humberto Guevara, Rondón Sotillo, Tin Fernandez, Luis Beltran Mago, Marco Antonio Saluzzo, Jacinto Gutierrez Coll, y cien nombres mas de grandes poetas laureados. Nelson se diferencia de ellos solo en el tiempo, porque la poesía se escapa un poco de la racionalidad y ocupa un espacio donde la palabra supera el pensamiento y la imaginación ocupa su lugar .Caracas, 20-12-2018