Este sábado y domingo, la Asociación Civil Teatro del Silencio presentará la obra “Reunión de muertos en familia” en la sala Anna Julia Rojas de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), dirigida por Alberto Rowinsky. Esta obra busca busca denunciar, a través del calvario de Andrea, la situación del sur del continente bajo el Plan Condor: la época oscura que tiñó de sangre, dolor y desesperación a nuestro continente en las décadas de 60, 70 y 80, cuando la violación sistemática de los derechos humanos, torturas, asesinatos y desapariciones fueron el cardón en la carne de cualquier voz libertaria. La obra se presentará ambos días a las seis de la tarde en el marco del Festival de Teatro de Caracas.
Fotos: Nicola Rocco / blog de Teatro del Silencio
Rowinsky, quien también creó, dirigió y realizó el montaje de la obra “Sabotaje petrolero”, explica que el grupo Teatro del Silencio busca colocar en los escenarios ideas, situaciones y conflictos que colaboren en lo procesos de reflexión de los espectadores en torno a los grandes temas que protagonizan nuestra sociedad y nuestra historia, y señaló que “Reunión de muertos de familia” busca denunciar la situación del sur del continente bajo el Plan Condor.
La obra cuenta con la actuación de Nova Rowinsky y Alberto Rowinsky. El vestuario fue realizado por Silvia Inés Vallejo, la escenografía fue realizada por Germán Cabrera y la música fue hecha por Luigi Nono.
En el blog PhotoManifiesto, se reseña la obra de la siguiente manera:
Entre los años sesenta y ochenta del siglo pasado, se instauran feroces dictaduras militares de corte fascista en América Latina. La tortura, el asesinato, la desaparición de personas, la violación sistemática de los derechos humanos, fueron parte de una siniestra cotidianeidad que tiñó de sangre, dolor y sufrimientos el continente. Fueron también años de esperanzas, de entrega y sacrificio de miles de hombres y mujeres que dieron lo mejor de sí, persiguiendo el sueño de construir una sociedad diferente, basada en el respeto a la condición humana, en la justicia, en la libertad, una sociedad en la que se pudiese vivir sin terror al presente, sin miedo al mañana.
Andrea, estudiante de música, es secuestrada por un organismo represivo de la dictadura. En la prisión es sometida sistemáticamente a todo tipo de vejaciones. En el delirio del dolor corporiza la figura de su padre, muerto el día en que se instauró la dictadura, con quién ha tenido una relación conflictiva. En las discusiones de ambos surgen varios de los problemas que complican la estabilidad psíquica y emocional de Andrea. Su hermano David, muerto en un allanamiento de la policía, Iván su compañero de vida y de lucha desaparecido y la figura de la madre, único personaje que aún vive y que apoya el régimen de facto.
El calvario que vive el personaje central de “Reunión de muertos en familia” nos permite construir una visión de esa realidad. La obra intenta al mismo tiempo introducir al espectador en el universo inconmensurable de la mente de un ser humano que se encuentra atrapada en una situación límite, en la delicada frontera entre la realidad y el sueño, entre el delirio y la locura. Es también un viaje hacia el mundo de las relaciones entre padre e hija, entre dos generaciones que debieron enfrentar circunstancias adversas: primera guerra mundial el padre, dictadura terrorista la hija.
Sueños frustrados, esperanzas, conflictos de conciencia, luchas, dudas, emigración y exilio son algunos de los elementos que teje la trama de la obra como una gran telaraña y cuyo telón de fondo es una sociedad quebrada por el despotismo, la irracionalidad y la violencia.